Columnas

AL VUELO-Guerra

AL VUELO-Guerra

Por Pegaso

        Andaba yo volando por la colonia Las Cumbres, cuidando que algún helicóptero no me fuera a maltratar mis blancas alas.

        Y me di cuenta del miedo que surge en los habitantes de ésta y muchas colonias cuando ocurren situaciones de riesgo.

        A éstas alturas ya debemos pensar en términos de una guerra más que en disputas territoriales de pandillas delincuenciales.

        Recordad aquella estrofa del Himno Nacional: «Mas si osare un extraño enemigo, profanar con sus plantas tu suelo…»

        A como está la cosa, todos debemos ser soldados y estar listos para la acción, como dijo mi amigo Poncho De León Fuentes, el Presidente de CANIRAC, quien dijo que se debe legislar para permitir el uso de armas de fuego para poder defendernos nosotros mismos, nuestros negocios, propiedades y familias.

        Con una cantidad de muertos estratosférica y contando, ya nos podemos comparar de tú a tú con países en guerra, como Siria, Irak, Turquía, Yemen, Afganistán o El Congo.

        Ahora no podemos decir que estamos viviendo una guerra de baja intensidad porque las pérdidas civiles son cada vez mayores.

        El Gobierno Federal ya debe ir pensando en modificar su estrategia y hacer una declaración de guerra por escrito para que se pueda instaurar un régimen militar, con economía de guerra, toques de queda y todo eso.

        Dicen que a grandes males, grandes remedios, y creo en lo particular que vamos volando hacia una situación de conflicto bélico abierta, si no se toman medidas que hasta ahora no se han tomado.

        Viendo un video titulado: «Cómo Singapur superó la pobreza», veía que sí es posible hacer las cosas bien cuando hay voluntad de hacerlo.

        Singapur, uno de los países más pobres de Asia, donde la violencia era cosa de todos los días, más o menos igual que en México, donde los pobres eran la inmensa mayoría y sólo los ricos podían darse el lujo de comer tres veces al día, es hoy una pujante potencia económica, con grandes y modernas urbes, con un producto interno bruto similar al de algunos países desarrollados y con un futuro brillante.

        Se tuvieron que tomar medidas muy fuertes e imponer leyes que en otras partes del mundo pueden parecer duras, pero han resultado efectivas.

        Según el video «en Singapur se gobierna con mano dura; hace diez años había 500 mil presos, hoy sólo quedan 50.  Todos los criminales confesos y probados fueron fusilados.  Toda figura pública corrupta, políticos, policías o militares, fueron fusilados; los empresarios ladrones fueron fusilados o huyeron rápidamente del país».

        Los güevones fueron obligados a hacer trabajos forzados y se creó una ley especial para proteger a las mujeres, anteriormente víctimas frecuentes de la violencia.

        Al entender que el país padecía un cáncer que debía ser erradicado, cuando ésto se logró se llevaron a cabo una serie de reformas políticas y sociales que llevaron a esa nación a una era de prosperidad.

        Yo, como Pegaso liberal que soy, no estoy a favor de que se instaure una dictadura.  Estoy diciendo que se deben tomar medidas duras, como en Singapur o en otros países donde los gobiernos se han fajado los pantalones y sus gobernantes han actuado como verdaderos estadístas.

        Ya en los medios se leen y escuchan términos que solamente veíamos en países en guerra.

        Palabras como «helicópteros artillados», «daños colaterales», «parte de guerra», «bajas civiles» y otras similares, pertenecen al argot bélico.

        Hay temporadas en que se recrudece la violencia y entonces la misma ciudadanía establece una especie de toque de queda, y los cines, restaurantes y centros comerciales lucen desérticos, donde sólo los grillos se escuchan.

        Duele cuando se menciona en las redes sociales, primero y después en los medios de comunicación tradicionales, del asesinato de jóvenes que se encontraban en el lugar equivocado, en el momento equivocado y fueron víctimas del fuego cruzado.

        Chavos de dieciséis, dieciocho años que tenían un futuro brillante, jóvenes deportistas y destacados estudiantes que pudieron ser los científicos, los maestros o los empresarios del mañana.

        Así, ¿qué futuro puede tener nuestro país si están matando a nuestros hijos?

        Me retiro con esa reflexión y los dejo con el refrán estilo Pegaso:  «Individuo que pone oídos sordos a recomendaciones, generalmente no alcanza la senectud». (El que no oye consejo no llega a viejo).