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EL ALCALDE QUE CUMPLE SUEÑOS

POSDATA

GASTÓN ESPINOSA GLZ.

EL ALCALDE QUE CUMPLE SUEÑOS

Aquí el tiempo parece detenido.

Pedazos de plástico y madera cuelgan del techo endeble. Les falta escasos centímetros para besar el suelo. La oscuridad reina a plena luz del día entre paredes de cartón adornados de cacharros.

Dicen los vecinos que cuando llueve sólo queda pedirle a Dios que Domingo y Toñita no se enfermen. Y es que el amor y la miseria aquí encontraron nido.

Para llegar al patio, hay que cruzar agachado un laberinto, un recorrido tenebroso entre soledad y desesperanza, sin duda, toda una odisea para dos personas mayores. Ella con problemas de diabetes, ya no ve, por eso sus caídas al suelo de tierra son tan frecuentes que ya le dejaron marcadas sus piernas.

Cuenta don Domingo Hernández Medina, que llegó a la colonia Popular hace más de 40 años, “soy de los fundadores” dice en tono orondo y despreocupado. Se le ve fuerte para su edad; es un jornalero de la chatarra, a bordo de su bicicleta sale a peinar su colonia para buscar material que pueda vender.

Su esposa Antonia Aguilar Hernández, “Toñita” ya camina con dificultad, su cuerpo encorvado busca casi siempre el brazo protector de su marido. Hace dos años la historia de amor entre ellos tuvo un capítulo extraordinario y es que con el apoyo de los vecinos lograron cumplir uno de sus sueños: casarse por la iglesia.

Por eso la fiesta se hizo en grande, en un terreno aledaño a la vivienda el baile duró hasta las dos de la mañana, “hasta las piernas se me hincharon” dice Domingo mientras se acomoda en su vieja silla de madera. Los vecinos aquí han sido una bendición para este matrimonio, gracias a ello pudieron realizar ese sueño añorado, “vino mucha gente a darnos vasos, refrescos, platos, para la boda y gracias a Dios se pudo cumplir”, cuenta vecina del lugar.

Una de las preocupaciones de los vecinos es ver la fragilidad de la vivienda, que en época de lluvias no daba tregua al matrimonio y sólo quedaba rezar para que ninguno de los dos se fuera a enfermar. Decidida a hacer algo, Marisela Balderas Ramos, tomó su celular y se fue a la casa de sus vecinos para tomarles una fotografía teniendo de fondo un techo a punto de caer. “La ilusión de estos dos ancianitos es tener una casa digna, se les está cayendo su casa y se moja. A todas las autoridades de El Mante, ellos viven en la colonia Popular, calle Andador 267”. Y Así tal cual lo subió a Facebook en donde su publicación fue compartida infinidad de veces.

El asunto llegó hasta la oficina de Juan Francisco Leal Guerra. El alcalde pidió más detalles a su equipo de trabajo para dar una respuesta inmediata y así ocurrió.

Hoy el alcalde mantense, Juan Francisco Leal Guerra, acudió a la vivienda de Domingo y Toñita para informarles que, gracias al respaldo del Gobernador del estado, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, se les va a construir una cuarto de 3×4 con piso firme, ventana y banquea perimetral, aunado a tareas de limpieza. En dos semanas se tiene contemplado que termine.

Ella un tanto tímida, quizá sorprendida con la noticia, en varias ocasiones el llanto de alegría habló por las palabras. Él se mostraba sereno pero contento, “muchos políticos nos prometieron apoyarnos, pero nadie lo hizo, por eso no tenemos más que palabras de agradecimiento para el señor alcalde”.

Marisela Balderas estaba igual de contenta por eso no tuvo empacho en agradecer el gesto del presidente municipal. “Nunca pensamos que hubiera una respuesta inmediata, damos gracias a Dios por tener gobernantes sensibles como nuestro alcalde Juan Francisco Leal Guerra y como nuestro gobernador, Francisco Javier García Cabeza de Vaca. Que Dios los diga bendiciendo y eso habla de que al votar por ellos no nos equivocamos”.

El alcalde se dijo contento de apoyar a la gente con necesidades especiales como es el caso de Domingo y Antonia. Y así, sin tanto formalismo puso en marcha los trabajos de construcción de un cuarto habitación que vendrá a mejorar las condiciones de vida de este matrimonio que ha sabido sortear los escollos de la vida. “No tenemos familia aquí, pero tenemos unos buenos vecinos gracias a Dios”, dice Domingo antes de subirse tranquilo a su triciclo para seguir recolectando chatarra.