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«EL IDIOTA LATINOAMERICANO»

LETRA PÚBLICA

«EL IDIOTA LATINOAMERICANO»

      RODOLFO SALAZAR GONZALEZ

A principios de los años 90s en el auge del salinismo y el ejemplo del funcionamiento económico de la dictadura militar en Chile que adoptó con camisa de fuerza las ideas neoliberales de Miltón Friedman, el gran gurú de la Universidad de Chicago, premio nobel de economía, que con su enorme prestigio creo legiones de seguidores que lo imitaban sin analizar la realidad Latinoamericana que no era la misma en la cual el nobel había formulado sus recetas económicas para países industrializados  ̶ nunca para naciones en desarrollo con un alto grado de desigualdad social, analfabetismo, poblaciones mayoritarias en casi todas las regiones del cono sur, incluido el sureste mexicano por una desvalida etnia indígena que aún se encontraba en su forma de vida en los inicios del feudalismo del siglo XVI ̶ .

La realidad latinoamericana jamás lo tomaron en cuenta los «Chicago Boys» se adjudicaron los cargos públicos de América Latina, con un presidente en México, Carlos Salinas de Gortari y otro en la Argentina Saúl Raúl Menem, que colapsaron las sociedades de ambos países al privatizar toda la economía pública exonerando al estado de funciones fundamentales para las que fue creado; pero que en la mente cuadrada de los pedantes neoliberales era inaceptable. Para ellos el mercado era el rey y el estado un súbdito más.

En México se presentó un fenómeno más importante en el siglo XX, como consecuencia del fracaso de las políticas neoliberales que hundieron al país en un marasmo de pobreza, desempleo, violencia, crimen organizado, dominio de los antivalores en la televisión, desmantelamiento de las universidades públicas y el surgimiento del mexicano más rico del mundo; fue lo que desencadenó que el PRI perdiera la presidencia de la República en el año 2000.

En esos días en que hablar inglés y estar al tanto de la bolsa en Wall Street era una característica y modalidad imprescindible para ser un alto ejecutivo del gobierno federal, el hijo de Mario Vargas Llosa, Álvaro, escribió al alimón un libro con Plinio Apuleyo Mendoza, (el primero biógrafo y gran amigo de García Márquez, que redactó en los 70s a tres años escasos de la gloria que adquirió Gabo por haber publicado 100 años de soledad,) «El Olor de la Guayaba», un delicioso texto en donde cuenta cuales fueron los primeros pasos de Gabo en el inicio de su existencia, dando cuenta en detalle de los hermanos y padres del premio nobel de Literatura que vivió en México donde falleció.

Vargas Llosa y Apuleyo Mendoza publicaron «El Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano» en este breve ensayo se expresaban de manera ofensiva del que pensara diferente a la política económica implantada por el neoliberalismo surgido de la universidad de Chicago y que fue utilizado como una estrategia política del fondo monetario internacional, durante el mandato de Ronald Reagan, el presidente más radical de los republicanos, para establecer el control absoluto América Latina que estaba en ese momento en manos de presidentes que no miraban con buenos ojos la relación de los Estados Unidos con las dictaduras militares que habían sido removidas por los gobiernos populares. El neoliberalismo y su expansión a distancia; podemos definirlo como un proyecto Romanizador, el equivalente a las intenciones que en el esplendor del imperio Romano las legiones de soldados extendieron los dominios del César, desde Alemania, incluida Francia e Inglaterra hasta más allá de los límites de Bagdad. La mundialización que provocó la globalización tuvo los mismos efectos de los que el historiador Plutarco llamó «La acción provocadora de Romanizar el mundo. Que en la práctica era apoderarse de los granos, el aceite, la uva, las aceitunas, las telas y todo lo que sirviera para comercializarse en Roma».

«El Perfecto Idiota Latinoamericano» es un libro con estilo irónico y ácido, se convirtió en el pasquín militante de los jóvenes neoliberales que encontraron en el trabajo intelectual de éstos escritores las razones que no podían argumentar por su falta de conocimiento de la historia de la humanidad, la necesidad para justificar el hecho intolerable de convertir en rey del mundo al mercado. Es además discriminatorio, porque de manera imprecisa señala que todos los enemigos del progreso neoliberal provienen de familias bajas y son particularmente personas resentidas, que ven en el imperialismo al responsable de su desgracia. Este es un dato falso; porque la historia nos enseña que las revoluciones las han realizado los integrantes de familias altas dentro del rango de ingreso económico y social.

Señalaba como «perfectos idiotas latinoamericanos» a los que estudiaron el marxismo, el nacionalismo, que fueron educados en la vieja tradición hispanocatólica y tienen un concepto o una visión nacionalista o marxista de las relaciones comerciales entre el imperio y las colonias. Les atribuye un efecto patológico producto de un conflicto psicológico que surge de una malsana mezcla de admiración y rencor que hunde sus raíces en la envidia; es tanto el odio del «idiota» a los Estados Unidos que piensan, (dicen los autores) que son neuróticos, ladrones de cerebros ajenos y explotadores. En otra parte del libro aseguran que «El Idiota Latinoamericano» vive quejándose y criticando su trabajo, su gobierno que solo da «remedios» para hundirlos más y están convencidos que son pobres por culpa de los ricos y sobre todo que la pobreza de América Latina es causa por la riqueza Norteamericana o Europea. En fin una serie de argumentos entre los cuales comenten actos de verdadero sacrilegio intelectual, como es el de considerar al maestro Eduardo Galeano, ilustre escritor que disfrutó del respeto y admiración de gran parte de la juventud latinoamericana y de los que ya no lo somos, por ser un baluarte de la inteligencia; un auténtico fracasado. Esto lo escribieron hace más de 20 años. De Álvaro Vargas Llosa y Apuleyo Mendoza nadie sabe nada y de Eduardo Galeano todo el mundo sabe que fue la punta de lanza de la resistencia que es el sitio donde mora la esperanza.

La realidad, ha demostrado el fracaso absoluto de estos neoliberales pedantes y soberbios. En 2008 Estados Unidos se comportó como un estado socialista. Fueron los impuestos que pagan los norteamericanos los que salvaron los destrozos que hizo el mercado en la que fuera la más poderosa de las economías en el mundo. Barack Obama declaró ante toda la humanidad que era la hora en que había que regular para siempre a un mercado ambicioso e inhumano que no piensa en las personas, tan solo razona en la utilidad por encima del cadáver de todos.

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