LA DEMOCRACIA DEL AGUA
CUADRANTE POLÍTICO
POR FERNANDO ACUÑA PIÑEIRO
LA DEMOCRACIA DEL AGUA
¿Usted sabe cuánto pesa el agua en nuestras vidas? En la plenitud de la existencia, nuestro cuerpo se compone hasta de un 70 por ciento de agua. El agua nos otorga peso específico, nos define como entes dotados de una estructura física y mental.
Pero, en la actualidad, la garganta del país urbano en el que vivimos, requiere de varias toneladas de agua, definida por el metro cúbico, cuya equivalencia es de mil litros. Uno de los retos más grandes, es el de empujar todo este volumen líquido, a lo largo y ancho de las ciudades.
Se requiere de fuertes inversiones, para instalar motores o bombas que lleven el caudal de agua, hasta los puntos más alejados del centro citadino. En Victoria, la obra del acuaférico, así llamado porque se trata de una infraestructura circular destinada a darle mayor impulso al flujo del agua en las tuberías, es sin duda, de carácter histórico, comparable con la del acueducto, realizado en los tiempos del gobernador Villarreal Guerra, hace un cuarto de siglo.
Los héroes del acuaférico victorense, son varios, y sin distinción de partidos: desde el Gobernador García Cabeza de Vaca que apoyó la obra, hasta el alcalde Oscar Almaraz que la promovió y el Gerente de la COMAPA, Gustavo Rivera Rodríguez, un funcionario con sensibilidad social, que buscó llevar a cabo la instalación de las poderosas válvulas de rebombeo, por la noche, para evitar el costo social del desabasto.
“Vamos a lograr una mayor distribución del agua en Victoria”, ha dicho Gustavo. Como sucedió con la democracia, el legado de los griegos a la posteridad, la justa y equitativa distribución del agua, demuestra lo exitoso que puede ser una política pública, cuando el interés ciudadano, se impone por encima de prejuicios partidistas. La democracia del agua. Más elemental que la de las urnas.
AIDA ZULEMA, MÁS ALLÁ DEL SEXTO ORAL
Desde diciembre. Pasando por enero, febrero, marzo, abril, mayo y la cintura de junio… los plazos del escándalo. El PRI de la lujuria cronológica…más allá del sexto oral.
Aida Zulema, ya lleva más de seis meses, dándole atole con el dedo al priísmo,. Puro bla bla bla, mientras se gasta los millones que recibe el PRI en Tamaulipas. ¿Qué pasará con esta mujer cuya depravación política, han rebasado ya, la temporalidad del mínimo decoro y la decencia financiera?
¿Qué pasará con un PRI estatal, que se encamina hacia los siete meses de una lactancia desaprensiva e indecorosa..?
Celebridades históricas como Lucrecia Borgia, la mujer peliroja de los pechos desnudos, eternizada por un pintor del Renacimiento, debe estar de plácemes en su tumba.
Junto a la paradoja del rio sin agua, otra paradoja no menos increíble: un Revolucionario Institucional, sin revolución, sin el poder institucional, pero succionando de a muertito, una jugosa dieta de 165 mil dólares mensuales, (tres millones de pesos).
El PRI de Aída Zulema, la mujer de la sonrisa procaz, sigue consumiendo puntualmente los millones que la ley le otorga, como prerrogativa por vegetar políticamente y seguir haciendo turismo político, cediéndole completita, toda la delantera al partido en el poder.
¿En que se ha gastado Aída tanto dineral?, se preguntan las bases tricolores en Tamaulipas, cuando se sabe que despidió a los empleados y dejó sin luz las oficinas del Movimiento Territorial?
En estos tiempos de crisis, gastarse tres millones mensuales, es un lujo que no cualquiera puede darse. En el 2010, una publicación especializada difundió que Carlos Slim, en ese entonces el hombre más rico del mundo se auto asignaba un salario de 300 mil pesos mensuales, o sea alrededor de 24 mil dólares.
Pero hoy, la dama reynosense que se apoderó del cadáver del PRI estatal, le saca abundante jugo al membrete, con ingresos que rebasan los 165 mil dólares mensuales.
Con estos números, uno comprende porque Aída se ha aferrado a la cúpula del partido, y porque su gruesa piel se da el lujo de soportar toda suerte de críticas y señalamientos. Por eso se hace la desentendida.
No hay esperanzas de que alguien audite a Aída, porque en los tiempos de Enrique Ochoa Reza, es como retroceder a las escenas del Taxi Driver cinematográfico, y el desfile visual de los bajos fondos neoyorquinos, en su versión mexicana. El hampa política de siempre, solo que en su máxima expresión light y corporativa.
El PRI coleccionista de cuadros caros, pero no cuadros políticos, sino pinturas…el PRI del monopolio de los taxis, el PRI acaudalado, muy alejado de las necesidades sociales.
Ese PRI marca patito, sigue recibiendo abundante lana, y haciéndose de la vista gorda, cohabitando con el poder del papado azul.
Sin lugar a dudas, Aída Zulema, pasará a la historia, como la “Lucrecia Borgia” del PRI de la post guerra electoral.