NO HAY CIRCULANTE
LETRA PÚBLICA
NO HAY CIRCULANTE
RODOLFO SALAZAR GONZALEZ
Durante la terrible crisis que vivió el pueblo Argentino en el año 2001 con el famoso escándalo del “Corralito” termino que se utilizó por los argentinos para denunciar el fenómeno en que los bancos de ese país capturaron los dólares que había depositado los cuentahabientes y si los querían recuperar se los regresaban en moneda nacional al costo que estuviera en ese momento. Se les esfumaron sus dólares a los ahorradores argentinos. Este fue uno de los finales más dolorosos que haya vivido esa sociedad sudamericana por el gobierno ultra neoliberal que desarrollo durante su mandato el presidente Carlos Menem. Recuerdo entonces que en Buenos Aires un grupo de mexicanos se entrevistó con la embajadora de nuestro país para que les explicara cómo se había comportado el gobierno argentino durante la brutal crisis económica que esa nación vivió en el 2001.
La Embajadora Rosario Green (que lamentablemente acaba de fallecer) les explico con bastante claridad que la lectura que ella percibió fue la dramática situación de que no existía el estado; que se hiciera cargo de la caótica devaluación por la que atravesaron los argentinos. No existía el estado; los neoliberales representados por el presidente Menem lo desaparecieron. El ciudadano en términos generales no tenía a quien recurrir a pesar de pagar sus impuestos para solicitar protección. Los neoliberales entendían el concepto de gobierno como el de manejar una empresa que se sostiene con los impuestos y que estos no tienen por ninguna razón que ser devueltos en servicios, públicos, médicos, legales y asistenciales en materia económica. Era y sigue siendo el mercado el que determinaba lo que había que hacer. Si el mercado bajaba el pueblo perdía, si el mercado subía el gobierno ganaba. Jamás los neoliberales del mundo han tenido un principio de conciencia que los acerque a la compasión de comprender el dolor que pasa una familia cuando pierde todo su capital. Porque así lo determino el mercado.
Desde hace más de 50 años existía un debate en donde fundamentalmente estaba en juego la disputa por el poder de cada nación que integrarán este continente. El resultado de esa disputa lo perdió el estado. El estado dejo de ser rector y responsable de los dramas por los que puede pasar toda sociedad. Se le quitaron sus facultades y se entregaron estas por medio de privatizaciones monumentales como sucedió en nuestro país donde la energía y el petróleo fue entregado a manos privadas para que a su vez las enajenaran en las mejores condiciones para que ellos obtuvieran una enorme ganancia que rebasara la inversión que había hecho al comprárselas al gobierno que les vendió las concesiones propiedad de la nación que es uno de los componentes del estado moderno.
Indudablemente triunfo en esta disputa por la nación que se inició en la década de los setentas la facción que sostiene la teoría de que el Estado debe dejar el sitio a las fuerzas del mercado, que son estas las que dan la pauta para que las sociedades sean felices.
Es así como en América Latina se privatizaron los principales recursos con que cuenta cada país y se llevó a la mínima expresión el concepto de Estado, por considerarlo contrario a los intereses globalizadores. Aumentando la pobreza, aumentando la criminalidad, el analfabetismo, el desempleo, la violencia y finalmente el crimen organizado que hoy esta enseñoreado en nuestro país con raíces profundas difíciles de erradicar ante la falta de oportunidad para los cuadros emergentes de nuestro pueblo.
En nuestro país hace 35 años que no tenemos crecimiento, como consecuencia de la aplicación del modelo neoliberal. En el mundo la pobreza ha aumentado a niveles importantes; solamente China ha reducido un 15% la pobreza de su país. En China el estado es fuerte y regula la vida de sus habitantes.
No se necesita ser un genio de la economía para darse cuenta de que el sistema neoliberal a base de privatizaciones, y alianzas con grupos multimillonarios, depredación del salario, esfuerzos desmedidos por conservar el sistema financiero internacional mediante alianzas con el gobierno norteamericano, que van en contra de nuestros principios y nuestra tradición histórica. No le ha dado resultado a México.
1932 fue el peor año que vivió Estados Unidos como consecuencia de la depresión financiera de 1929. Año en que tronó el sistema financiero internacional. Franklin Delano Roosevelt gobernó a la nación norteamericana con un criterio heterodoxo, es decir, siendo Norteamérica la madre del capitalismo salvaje, (forma moderada de llamar a la economía de mercado), Roosevelt la hizo a un lado, y se apoyó en la teoría económica de Keynes.
Encargándose el Estado de impulsar la economía mediante la inversión pública y la creación masiva de empleos para que trabajaran las legiones de desempleados que deambulaban por las calles de Estados Unidos.
En México panistas y priistas desde la presidencia de la República han hecho lo contrario, le dan al paciente la medicina que le causó la enfermedad, y ponen en agonía la salud nacional, sacando el dinero de la circulación con el pretexto de controlar la inflación.
Todo este proceso, conservadoramente arrojó a la calle sin trabajo a millones de mexicanos, que sumados a los millones de desempleados que dejó el proyecto económico desde Zedillo, han hecho del país un caldo de cultivo para la transición democrática que fracasó. Se están conformando las condiciones socioeconómicas en los mismos parangones que cuando se constituyó el escenario donde actuara violentamente en el pasado la sociedad mexicana. Por eso es necesario que el estado mexicano deje de ver a la macroeconomía como un fetiche (la expresión es de Luis Donaldo Colosio) e invierta inmediatamente en la construcción o rehabilitación de la refinerías existentes para explotar el recurso natural que afortunadamente está en el subsuelo mexicano y abandonen esa traidora idea de dejar que las refinerías se conviertan en andrajos para poder venderlas al exterior y técnicamente con esto cerrar la venta de garaje que han hecho en nuestro país.
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