Columnas

Peña Nieto y su perfil de tirano

Escenario político

Por Marco Antonio Torres de León

Peña Nieto y su perfil de tirano

Bien podría el alcalde de El Mante Juan Francisco Leal Guerra reducir a simple departamento de importancia ínfima a Comunicación Social del Ayuntamiento y pasárselo así, chabacano, despreocupado y distraído.

Hasta lograr cumplir su bienio, sin necesidad de instalar director o coordinador.

Pero el alcalde más que nadie sabe la importancia distrital que tiene El Mante. Y el papel de ciudad líder que juega en éste territorio sureño.

Por tanto sabe que sería un error catastrófico no dar a su propio Gobierno la seriedad merecida.

De ahí que el 4 de enero se acercó en el ritual de salutación y felicitación a los periodistas por su día, a uno de estos en particular.

Saludo a los presentes pero se frenó dónde estaba de pié Alfredo García Becerra y le soltó:

-Lo puedo ver en mi oficina de presidencia en dos horas?

-Claro que sí presidente, contestó Alfredo.

Alfredo García Becerra todavía pudo estar en dos eventos oficiales de festejo en honor de periodistas ese mismo día y una vez llegando la hora de la cita el periodista se apersono.

Fue cuando el presidente municipal ĺe dijo:

-Quiero que se encargue de ese departamento. Para mi Gobierno es un área vital y por nada del mundo quiero descuidarlo. Le ofrezco que ocupe la Coordinación. Pienselo y me contesta en breve.

Hubieron de pasar dos días efectivos, 48 horas, para saber la respuesta y el colofón de la historia.

Hoy 6 de enero Alfredo García Becerra fue citado a sesión extraordinaria de Cabildo donde sólo se tocaría un solo tema.

Llego al área de regidores en donde había sesión privada y ahí, una vez ocurrido el protocolo, Alfredo García Becerra recibió de manos del alcalde el documento oficial que lo acredita como coordinador de Comunicación Social.

Dicen que el Departamento está maldito porque con Alfredo ya son tres los ocupantes de esa silla, pero francamente se trata de una creencia sin sustento, muy parecida a las cábalas.

Más bien Alfredo parece contar con la suficiente habilidad y capacidad para atender el Área.

Y va decidido a romper con cábalas y estigmas.

En cuanto al alcalde de El Mante es admirable que le de la importancia debida al departamento de Comunicación Social, que aunque no es propiamente una Dirección sino una coordinación, es un área importantísima que sirve para que sus actos o eventos oficiales se difundan a traves de prensa a la ciudadanía, misma a la que todo gobernante se debe.

Pasemos a otro asunto.

Es sintomático de locura de orden psicotico que ENRIQUE PEÑA NIETO no sienta lo que un pueblo siente.

Los grandes tiranos, parricidas y genicidas tienen una particularidad psicológica que se conoce, en sentido metafórico, como el síndrome del desalmado.

Propiamente un desalmado es un hombre sin corazón, que por su frialdad de sentimientos, no siente como suyo el dolor ajeno.

De ahí nacen los tiranos, que en el campo de la gobernancia suman centenas. Y cuya lista no acabaríamos por ahora.

AUGUSTO PINOCHET es un ejemplo pues mando liquidar sin miramientos a través de los órganos del Estado chileno (Ejército y policías bajo sus órdenes) a aquellos enemigos que osaron simpatizar con el ideario de SALVADOR ALLENDE.

Entrar en el terreno filoso de los tiranos, es cocinar un tema aparte.

Y el sujeto que hoy gobierna al país es exactamente eso, un tirano.

Ser un tirano propiamente es según la definición una (persona) Que abusa del poder político y gobierna de manera totalitaria, sin limitaciones legales y, normalmente, actuando de forma corrupta y cruel.

A ENRIQUE PEÑA NIETO lo ayudó la desmemoria de un pueblo mexicano noble por naturaleza que olvidó y le perdono la muerte de  43 estudiantes que desde Ayotzinapa, Guerrero, sólo boteaban para estar en la conmemoración del 2 de octubre en la ciudad de México.

PEÑA NIETO se volvió cómplice de los asesinos al ocultar y proteger sus identidades y dejarlos escapar.

Un tirano toma decisiones antidemocráticas pues normalmente piensa que el poder es incompartible y que no importa a quien perjudiquen, por más morbosos que sean sus insanos deseos, debe aprovechar al máximo el poder.