Columnas

TRANSITO DE TAMPICO: LA CUEVA DE ALI BABA

HIPÓDROMO POLÍTICO

Por CARLOS Cortés

TRANSITO DE TAMPICO: LA CUEVA DE ALI BABA

Finalmente, la alcaldesa de Tampico, Magdalena Peraza Guerra, se salió con la suya: despidió, con lujo de violencia, al Director de Tránsito, Contraalmirante Jaime García Cárdenas. Y los elementos corruptos y transas vuelven a estar tranquilos, a respirar y a dedicarse a lo suyo: a delinquir con permiso.

Este episodio habla, sin dudarlo, de que la Peraza no tuvo los pantalones ni el valor para terminar con uno de los pecados capitales de la política mexicana: la galopante corrupción. Magda le tuvo miedo a terminar con ella en tránsito municipal y, ahora, en tránsito todo estará permitido. Si esto sucede en vialidad municipal, no me quisiera ni imaginar lo que estará pasando en otras áreas de la administración municipal de Tampico, como inspección, alcoholes, vía pública o predial.

Y ahora, ¿cómo va a explicar Magda a los ciudadanos, si es que quiere andar en campaña por la reelección, que no tuvo el valor de acabar de una vez y por todas con la corrupción en tránsito cuando tuvo todos los elementos para hacerlo? ¿Y si no pudo con la corrupción como podrá Magdalena con la impunidad? Me parece que este episodio retrata de cuerpo entero a Magdalena Peraza ante la ciudadanía: una mujer que sólo habla pero al pasar de las palabras a los hechos la puerca tuerce el rabo.

Además, ¿qué explicación dará Magda al secretario de Marina por la forma tan barbajana con que trató a su recomendado, al contraalmirante, al que primero solicitó a los altos mandos cuando no podía con el problema de tránsito y ahora corrió vergonzosamente por no convenir a sus intereses? Esa es una afrenta de la alcaldesa no nada más contra el ex Director de Tránsito, sino también contra todos los marinos, porque si la maestra lo hizo una vez, seguramente lo hará otra vez.

¿Usted cree que algún militar pensaría, siquiera, en volver a trabajar con la Peraza? Yo no lo creo. El trato para el gremio fue brutal. Y lo peor, los elementos corruptos, arbitrarios, prepotentes, tranzas y pillos de tránsito deben estar en este momento carcajeándose por la decisión tomada por la alcaldesa. Es más, los malos elementos están de fiesta.

¿A qué le habrá tenido miedo la maestra Magda? ¿O que pudo haber perdido o dejado de ganar de haber apoyado al mando naval? Eso es lo que se debe de investigar, porque seguramente atrás de la decisión de la priísta-panista-verde debió de haber “motivos” muy fuertes para haber despedido al mando.

¿Qué sigue en el Ayuntamiento de Tampico? Con precisión está difícil saberlo, pero se puede prever desde ahora que se mantenga el desorden, la corrupción, la impunidad y todos los pecados capitales, porque Magda Peraza no ha podido poner orden en el Ayuntamiento y, como dijo Don Teofilito, ni podrá.

Lo cierto es que, si la Peraza busca la reelección el próximo primero de julio, lo más seguro es que esta triste circunstancia promovida desde la oficina principal de Tampico, que no la más importante del puerto, le va a generar una ventaja muy importante a quien será el candidato del PAN a la alcaldía del puerto, Jesús Nader Nasrallah, porque para nadie es un secreto que la sociedad mexicana está harta de la corrupción, la impunidad y del descrédito en el que han caído muchos políticos y que han puesto en evidencia la falta de valores, de honestidad, de responsabilidad y de vergüenza de muchos de los funcionarios y servidores públicos, hacen que de un momento a otro la sociedad vuelva la vista a otros lados.

La gente busca respuestas, apoyo y fin a las corruptelas y raterías. Ya México no quiere Duartes ni Borges y no tenemos más tiempo de seguir esperando a que los políticos aprendan.

México requiere urgentemente resultados a favor de la gente. Tampico requiere urgentemente resultados, orden y honestidad. Y Magdalena Peraza perdió su gran oportunidad de pasar a la historia, como la primera mujer alcaldesa de Tampico que dio resultados de su gestión.

La Peraza perdió una gran oportunidad y despilfarró el tiempo y la confianza ciudadana, en grillas, en negocios propios y en aplicar el modelo ensayo-error. Era obvio que los agentes de tránsito no van a querer a nadie que los quiera meter al orden. Y si traen a otro director que aplique la política del Contraalmirante García Cárdenas, van a volver a presionar a Doña Magda para que lo eche para afuera. Y así sucesivamente.

En este diferendo todos perdieron: la ciudadanía que volverá a pagar los platos rotos de la corrupción, los agentes de tránsito que pudieron enmendar su actuar, el contraalmirante, que en este episodio fue quien menos perdió y Magdalena Peraza que hoy deja un muy mal sabor de boca a los ciudadanos tampiqueños.

Un apunte más: Omar Laines, el centro del debate, el promotor de la corrupción en Tránsito, es el nuevo Director del área. O lo que es lo mismo, la Iglesia en manos de Lutero.

¿Con el triste final de esta historia, Magdalena Peraza todavía tendrá ganas de buscar la reelección a la alcaldía? Podrían darle una zapatería escandalosa. Tiempo al tiempo.

Por lo pronto, el olfato periodístico me dice que esta historia tiene más capítulos todavía que mantendrán al respetable al borde de la butaca y a la Peraza al borde de la esquizofrenia.

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