Columnas

VigilanciaVigilancia

Tribuna

Por Javier Terrazas

Vigilancia

Por asuntos personales en ciertas temporadas del año viajo con regularidad a la ciudad de Monterrey, Nuevo León.

Y siempre tengo la esperanza de que la carretera de esa ruta, en el tramo Victoria- Límites de Estado Tamaulipas-Nuevo León, esté bien resguardada.

Al menos en los últimos ocho años, ha sido una oferta frecuente de los funcionarios que tiene  que ver con la seguridad pública.

Así es que en ese periodo que comprende tres administraciones estatales, ha sido una promesa incumplida a una demanda social muy sentida.

Hay reportes que en el periodo vacacional de semana santa reciente, si se dio cierta presencia de los cuerpos de seguridad de las instancias federales y estatales.

Sin embargo en éste primera semana de la reactivación de clases y actividades académicas, desaparecieron  de la escena, al menos en ese tramo carretero.

Solamente se mantuvo el Punto de Revisión Carretero de la Secretaría de la Defensa Nacional en el ejido Oyama, municipio de Hidalgo.

En ningún otro tramo de la ruta, desde la capital tamaulipeca hasta los límites con Nuevo León, tuve la suerte de encontrar una patrulla de la Policía Federal División Caminos.

O unidades de militares o marinos recorriendo esa región, ni tampoco integrantes de la corporación estatal Fuerza Tamaulipas.

Cierto que es un periodo de una hora y media lo que dura el recorrido en vehículo particular.

Pero la situación se repitió en el regreso, ninguna patrulla de corporación policial alguna.

Y es que esa ausencia de vigilancia contrasta con lo que ocurre en cruzar al vecino estado de Nuevo León.

Al entrar a ese territorio, antes de llegar a Linares donde hay una oficina de la Policía Federal División Caminos, en ese pequeño tramo siempre hay dos o hasta tres patrullas.

Y al pasar Linares, antes de llegar a Montemorelos, siempre visualizas dos o tres patrullas de Fuerza Civil y uno o dos patrullajes de militares.

Conforme te acercas a Allende y Monterrey, es más común que aparezcan patrullas de Fuerza Civil, e incluso algunas patrullas de tránsito local en los municipios de cercanos a la zona metropolitana.

Una particularidad de los dos estados es que se está recolectando naranja de las huertas. Y la seguridad para los citricultores y transportistas se aprecia solo en el vecino estado.

Tamaulipas tiene una amplia región citrícola, e incluso se ve más movimiento de camiones cargados de naranja a granel que circulan de las huertas a las jugueras o bien al mercado de estados vecinos.

Pero la vigilancia no se percibe. Ojalá que ésta esté dándose en los caminos rurales, en los poblados y en las factorías que reciben la cosecha.

Creo que es tiempo de dar pasos firmes en materia de seguridad. Y así como se generó en el periodo del turismo,  ocurra con los otros fenómenos económicos, como es el caso de la cosecha citrícola.

Y muy pronto con la se sorgo en la región norte de la entidad.