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Alejandro Díaz Rojas, el cavernícola de MORENA

ESCENARIO POLÍTICO

Marco Antonio Torres De León

Alejandro Díaz Rojas, el cavernícola de MORENA

La injerencia de baja estofa está de moda.

Las subcorrientes políticas injerencistas subyacen y sobreviven adentro de los caños, donde la subcultura política es nauseabunda y donde por consecuencia y efecto de las larvas, ésta crece.

La política injerencista hoy tan de moda subsiste en cada ámbito, internacional, nacional y local, según lo permitan los pueblos.

La intervención en Tamaulipas del operador político de moda de MORENA, Alejandro Díaz Rojas, es a estas alturas invasiva e insoportable.

Crispa el ambiente político pues este extraño confunde las paridas con las preñadas.

Una cosa es su tarea delegada, de servir de enlace del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, aunque más particularmente del ex gobernador priísta de Zacatecas, Ricardo Monreal para la selección de candidatos a diputados locales por MORENA en Tamaulipas, y otra su lengua bípeda e insolente, que cree que la política se resuelve a golpe y porrazo como en la época de las cavernas.

Bien le sentaría el mote de El Cavernario por sus insólitas formas de hacer política, a pedradas y marrazos.

Ni es con odio e insultos como hará triunfar su plan de ganar los Distritos de Tamaulipas en  las futuras diputaciones locales a llevarse a cabo el 2 de junio.

Su lastimosa estrategia mediática de meterse en lo que no le importa, invadiendo campos donde no debe meterse porque a él solo le atañe el lado operacional de la campaña futura a diputados locales y no agresiones absurdas al gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, es francamente lamentable.

Quizás piensa que los tamaulipecos son imbéciles y que éstos se tragaran el cuento de qué ha llegado investido de prohombre dando cursos banqueteros de justicia inmaculada; lo único que logra es enrarecer el ambiente y despertar campañas de odio, incitando a la ingobernabilidad.

El horno no está para bollos. Ni en México, ni en cada ínsula del país.

En otro tiempo, en tiempos de gobierno del PRI cuando reinaba en submundo de los cárteles con increíble poder, créalo, quizá Alejandro Díaz Rojas se habría tenido que tragar sus propias palabras.

Quizá deba dar gracias que los leones no andan absolutamente en libertad; y que hoy al menos la guerra entre los caballeros de la noche, unos contra otros, es casi exclusivamente entre ellos.

Y que se dedican al rubro que les atañe, la droga. Su mundo es su mundo. Y cada quien con su cada cuál.

Tal vez deba agradecer que a diferencia de otros tiempos, difícilmente los hombres de la oscuridad se meten a perjudicar a terceros.

A Tamaulipas solamente lo conocen los tamaulipecos.

Aplicamos el siguiente axioma para todos en razón de lo crispante que está el escenario en México y en el mundo.

A los gobernantes dejenlos trabajar.

El gobernador Cabeza de Vaca hasta el momento ha callado pese a que la aturdidora declaracionitis fallida del operador estrella de MORENA, Alejandro Díaz Rojas, tiene bombo y harto al tamaulipeco de calle.

La injerencia en asuntos de gobernanza es la antítesis de la política de respeto que debe prevalecer en estos tiempos anticristianos.

Y este fuereño ya le dió por insultar sin ton ni son a un gobernador que muy apenas lleva 2 años 5 meses asumiendo el control político de su estado.

Es decir, solamente lleva gobernando un tercio de su mandato de seis años.

Aturde con su lenguaje agresivo involucrandose en temas que solo le corresponden a gobernantes y gobernados.

Ha dado por insultar además al Secretario general de gobierno César Augusto Verastegui Ostos, quien ciertamente es el funcionario responsable de la política interna en Tamaulipas.

Verástegui es un funcionario a quien esté sujeto conoce solo de oídas, y en base a la basura que oye y qué le hablan al oído los ‘hombres basura’, no sabemos a ciencia cierta si del PRI o MORENA, habla prejuiciando.

Cuando afirma que «no habrá truco que valga», se está exhibiendo como lo que es, un pésimo y hablantin aprendíz de político.

Más que honor da vergüenza.

Andrés Manuel López Obrador no finco su gobierno en ataques a gobernadores pese a que la prensa constantemente busca hacerlo caer en trampas.

Cuando AMLO tuvo diferencias con el gobernador de Jalisco Enrique Alfaro por supuestamente no dar rápida respuesta al desabasto de gasolina en aquella entidad, quien insultó primero fue Alfaro y no López Obrador.

Los propios jaliscienses reclamaron la agresividad de Alfaro en redes sociales instandolo a cambiar de estrategia, pasar de un plan de guerra a un plan pacifista y de respeto.

Al final ambos se reunieron en Palacio Nacional y dirimieron sus diferencias.

Hoy Alfaro se deslinda del grupo de choque que pretende hacer contrapeso a Andrés Manuel porque sabe que la agresividad insultante no lleva a nada.

Este sujeto llamado Alejandro Díaz Rojas equivoca su proceder.

Y algo nos dice que perro que ladra no muerde; y que en política no llegara muy lejos.