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145 AÑOS DE AUSENCIA DEL PRESIDENTE JUAREZ

LETRA PÚBLICA

145 AÑOS DE AUSENCIA DEL PRESIDENTE JUAREZ

RODOLFO SALAZAR GONZALEZ

La mayoría de los mexicanos conocen el estoico comportamiento del presidente Juárez durante la evolución de la enfermedad que le quitó la vida. Es conocidísimo el pasaje histórico en donde Juárez le pregunta sin quejarse a su médico de cabecera «¿Qué está usted haciendo Doctor?» cuando el galeno de marras le colocaba compresas de agua hirviendo sobre el pecho  para tratar de aliviar el padecimiento cardiaco que finalmente venció al hombre de Guelatao.

Su origen mítico lo convirtió en un legendario personaje de la historia mexicana. Todos sabemos que fue un indígena zapoteca; que de niño era pastor de ovejas; que ya grande aprendió el español cuando fue aceptado por la familia Maza; que era parco pero claro en sus conceptos; melancólico, de ojos muy tristes y proclives a vestirse invariablemente con terno negro.

Mucho y bueno se ha escrito sobre su vida y su obra, hasta ritornelo un lugar común hacerlo nuevamente. Lo ideal sería imitar su conducta. Pero resulta difícil sustraerse a la tentación de involucrarse en la definición del carácter del Presidente Juárez, por lo que nos apoyaremos en la siguiente anécdota para que nuestros lectores tengan una palmaria visión de Don Benito: Perseguido por los franceses a las órdenes de Maximiliano, Juárez se instala en la ciudad fronteriza que hoy lleva su nombre. Ante los requerimientos del Gobernador de Chihuahua para que cruce la frontera a Estados Unidos, Juárez responde: «Señor Gobernador nadie como usted conoce este Estado. Señáleme el cerro más inaccesible, más alto, más árido y subiré a la cumbre y ahí me moriré de hambre y de sed envuelto en la Bandera de la República, pero sin salir de la República. Eso nunca»

En la presidencia de la república  Juárez respetó como nunca la libertad, permitió la crítica hablada y escrita. Los especialistas en ese periodo de la historia no dudan en afirmar que es la etapa más democrática que ha vivido nuestro país hasta nuestros días. Cosío Villegas fue jocoso y realista cuando escribió que durante el Gobierno de Juárez: el periodismo fue tratado con un respeto por parte del Estado que no hubo antes ni ha existido después, les recuerdo que Don Daniel murió en 1976 sin rectificar o modificar sus opiniones.

La patria de Juárez era un país dividido y azotado por la miseria, un México en llamas e insalubridad; en esto reside el origen de la acción renovadora que inyectó a su Gobierno, principalmente respetando el derecho de opinar en contra. Redujo el Ejército para canalizar el presupuesto hacia la construcción de las modernas vías de comunicación, no olvidemos que en su tiempo la diligencia era el transporte por excelencia.

Es en esta época cuando se inicia una poderosísima corriente en favor de los ferrocarriles, llenar de rieles el País para comunicarse entre sí, era el propósito Juarista. Era tanta la popularidad del ferrocarril que Luis González y González escribió que se llegó a considerar milagroso al riel. Iniciando Juárez la construcción del ferrocarril -México-Veracruz- en el que no alcanzó a viajar porque la muerte lo sorprendió. Fue Lerdo de Tejada, quien en medio de la felicidad popular inauguró la ruta México-Veracruz, viajando al Puerto jarocho, seis meses después de la muerte de Don Benito. Prueba indubitable que le quita la paternidad ferrocarrilera en México a  Porfirio Díaz.

La Generación de la Reforma tenía una fé ciega en la libertad, la cultura y en la acción transformadora de los medios de comunicación. Francisco Zarco llegó a decirle a Juárez «Decretemos  Ferrocarriles».

La pretensión cultural de Juárez era intensísima pero se enfrentó a las paupérrimas condiciones del indígena. Ignacio Ramírez «El Nigromante» le sugirió entonces algo imposible: Que se enseñara a cada grupo indígena en su propia lengua, perdurando por esta causa el abismo entre el indio y el Mexicano de la modernidad.

Juárez  legisló para el futuro, dejar armas legales a los indios para que pudieran vencer a la ignorancia y a la adversidad. Decretando la obligatoriedad de las primeras letras y  que el Estado las entregara gratuitamente a la niñez.

La acción de Juárez comprendida entre 1867 y 1876 (no hay que olvidar que Lerdo de Tejada era el «alter ego» de Don Benito, por lo que su Gobierno fue considerado Juarista aunque el patricio ya hubiera muerto) fue civilizadora y patriótica, llena de inteligencia y lucidez, década, que es la aurora del México de hoy, Después vendría Porfirio, los científicos y la dictadura. Más tarde la revolución y finalmente estos días densos que vivimos llenos de inseguridad, desesperanza y dolor por la confusión moral y hundida la nación por la ilegalidad y la corrupción que sigue enraizada con mayor profundidad en la naturaleza humana. La socióloga Sara Sefchovich en su libro «México país de mentiras» esclarece da comodidad y justifica nuestra incompetencia y permite que practiquemos el mayor tiempo posible la evasión de nuestras responsabilidades con la sociedad y la familia. El estado es responsabilidad de  los gobernantes. Los ciudadanos solo deben cumplir con sus obligaciones y para eso es imprescindible que experimentemos una revolución cultural interna y aceptemos nuestra adicción a la mentira.

Interesante el punto de vista de ésta distinguida maestra universitaria, ensayista, columnista y profesora de tiempo completo en la UNAM, es un texto que todos debemos leer como lo fue hace ya casi 75 años «El Laberinto de la Soledad». Hace dos días el 18 de Julio de este año, se cumplieron 145 años de la partida a la eternidad del presidente Benito Juárez, quien falleció víctima de un padecimiento cardiaco en su alcoba de palacio nacional el 18 de Julio de 1872.

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