Columnas

Abusos policiales

Remache del cambio

Por: Enrique Zúñiga Castillo

Abusos policiales

Una nota de Primitivo López, fechada en Nuevo Laredo,  refiere un grave caso, que como otros semejantes, debe ser esclarecido. Cuenta el reportero fronterizo que  elementos de Fuerza Tamaulipas privaron de la libertad a dos personas, las torturaron y las abandonaron casi muertas en una brecha.

Un joven quinceañero y un hombre de 35 años fueron internados en un hospital a causa de los golpes recibidos, presuntamente, por agentes de la Policía estatal Fuerza Tamaulipas.

Según la nota, el adolescente ya puso la denuncia ante la Procuraduría General de Justicia del Estado.

Una tarea delicada tiene en sus manos la Procuraduría dirigida en el estado por Irving Barrios Mojica. En caso se ser ciertas las acusaciones se trataría de actos evidentemente violatorios de los derechos humanos. Es una seria imputación en cuanto deja a la corporación Fuerza Tamaulipas con el señalamiento de ocuparse en tareas de represión y violencia contra la sociedad civil. Un asunto que no puede soslayar Luis Felipe López Castro, secretario de Seguridad Pública.

Una situación contraria sería el encontrarse con falsedad en las declaraciones vertidas por las supuestas víctimas. En tal circunstancia se les debe desenmascarar.

En ambos supuestos la ley debe prevalecer. Ni los agentes policiacos pueden andar por allí cometiendo tropelías, ni impunes mentirosos sueltos acusando sin fundamento.

Remache del tiempo

Corría 1972. Un reporte aparecido en el periódico El Mundo, resguardado en el Archivo Histórico de Tampico “Carlos González Salas” señala que con “saña inaudita” los policías judiciales Víctor Martínez Pérez y Federico Ruiz Valdez asesinaron al obrero Pablo Méndez Rodríguez, de 27 años. Los agentes tiraron el cadáver en la playa de Altamira, rumbo a Barra del Tordo. A 20 metros del camino.

El cuerpo fue localizado por elementos del Ejército. El difunto presentaba golpes en la cabeza, con posible fractura, además de heridas en otras partes del cuerpo y quemaduras parecidas a las dejadas por los toques eléctricos.

La raíz del crimen se remontaba al robo de cien mil pesos en el domicilio de Carlos Gamboa Ruiz, casa donde trabajaba como doméstica Josefina Morales, viuda del occiso.

Gamboa anunció dar una gratificación a quien ayudara a dar con el paradero del ladrón. Uno de los principales sospechosos para los agentes fue Pablo Méndez, por ser el marido de la sirvienta. Éste fue quien la llevó.

Remachito

Quién sabe de dónde provenga la tirria contra el gremio de notarios públicos. Habiendo tantos tiburones obesos que se están yendo en el borrón.

Carros del gobierno en paseos dominicales

En Altamira, al parecer, muchos funcionarios y empleados del gobierno municipal encabezado por Alma Laura Amparán, ocupan los vehículos oficiales durante los fines de semana para paseos familiares, relajarse con las novias o visitar a sus parientes en sus lugares de origen pues muchos de ellos no son altamirenses ni radican en dicho municipio. En el estacionamiento del nuevo complejo administrativo La Retama, deberían “pernoctar”, durante los fines de semana, alrededor de 50 carros del gobierno. Resulta que si observaras, amable lector, el sitio un domingo cuando está pardeando, te darás cuenta que apenas rebasa la decena de unidades automotrices. ¿Pensar en reelección? Ni a través de Juve.

Remache de estilo para principiantes

ERARIO: Un frecuente pleonasmo es el uso de la expresión: erario público. Erario significa tesoro público, entonces es redundante agregarle dicho adjetivo.

INCREÍBLE: Podemos conocer cómo, en distintos medios de comunicación, los conductores, locutores, anunciantes, etcétera, abusan del adjetivo INCREÍBLE. “Fui de paseo y me la pasé INCREÍBLE”, “Compre a este precio INCREÍBLE”, “Fulano es un artista INCREÍBLE”. Hoy todo resulta INCREÍBLE, como si faltaran adjetivos para designar las cualidades de los seres o circunstancias.

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