Columnas

Al Vuelo-Garrote

Por Pegaso​

Yo, Pegaso, en pleno uso de mis facultades mentales, intelectuales, sociales, políticas, financieras y fiscales, le daré hoy aquí al Pejidente López Obrador la fórmula infalible y comprobada de pacificar al país en seis meses, como lo prometió ayer.​

No significa que se vayan a acabar los narcos, pero sí que se mantengan bien portaditos y apoyando al desarrollo económico del país.​

Si alguien del Gabinete Ampliado de AMLO está leyendo esta columna, apunte la fórmula para que se analice en los más altos niveles de gobierno y se ponga en práctica lo antes posible y sin dilación.​

La fórmula es: N+E+G+O+C+I+A+C+I+O+N.​

¡Claro! ¡Ahí está! ¡Siempre estuvo delante de nuestras narices!​

El Gobierno de Felipe Calderón se equivocó re gacho y como consecuencia ahora tenemos chorromil muertos y desaparecidos.​

Es como cuando revolvemos un panal de avispas y todas se nos vienen encima. Al rato, en lugar de un solo panal vamos a tener veinte o treinta en nuestro patio. Mientras tanto, imprudentemente seguimos agarrando el garrote y golpeando los panales para que nos sigan picando los insectos.​

La atomización de los grandes cárteles de la droga es una prueba de que la estrategia del garrote no sirve.​

Es mejor la negociación, como se practica en Estados Unidos, en Europa, en China, en Japón, en Rusia y en todos los países desarrollados del mundo.​

A ver, ¿alguien sabe cómo se llaman los principales capos de la droga de Estados Unidos?¿Verdad que no?​

En México hay una larga lista, encabezada por El Chapo, el Mayo, El Azul, El Rojo, El Gris, El Morado, etcétera, etcétera, pero en Estados Unidos nadie sabe quién o quiénes controlan el archimillonario negocio de la droga.​

Allá tienen un estatus de honrados empresarios que invierten y aportan a la economía de su país.​

Aquí se les persigue con la soldadesca, que es el garrote del Gobierno para azuzar a las avispas.​

Sé por los cientos de mensajes que colocan en las narcomantas, que ellos preferirían no ser perseguidos, sino hacer su chamba en paz y ese es un elemento de negociación.​

Antes del 2018, cuando al chaparrín Calderón se le ocurrió la brillante idea de agarrar a garrotazos al panal, había tranquilidad y cierta prosperidad en el país.​

Pueblitos como Miguel Alemán vivían de las compras que hacían los lidercillos de la droga. Y había decenas de dentistas, joyeros y demás negocios que vendían sus productos a los dadivosos narcos.​

El conocidísimo doctor Mireles, quien estuvo en Reynosa hace unos días, reconoce la diferencia entre un tipo y otro de delincuencia: Cuando están en paz, cuando aportan dinero a la parroquia del pueblo, cuando construyen escuelas y hacen carreteras, se convierten en figuras públicas apreciadas y respetadas, pero cuando matan a sangre fría, descuartizan y aterrorizan, entonces se vuelven unas lacras de la sociedad.​

Los gobiernos del PRI lo sabían, porque además, no se necesita que el Gobierno entre en tratos con la delincuencia.​

Para eso hay negociadores profesionales, como en Estados Unidos, Europa, China, Rusia, Italia y el resto de los países civilizados del mundo.​

Y si algún periodista, como Jorge Ramos empieza a interpelar al Gobierno, éste puede lavarse las manos y decir: «Nojotroj no negojiamoj con delincuentej». Y dirá la verdad, porque los negociadores jamás darán la cara en público.​

Supongamos que se aplique la fórmula en México y que ésta funcione para devolvernos la paz.​

En las calles, cuando algún miembro de la delincuencia organizada esté realizando una operación, ya no nos va a decir en tono altanero y autoritario: «¡A chingar a su madre!»​

Por el contrario, se dirigirá a nosotros con palabras como: «¡Caballero, está usted interfiriendo en nuestras operaciones. Le ruego se retire de inmediato».​

Ahhh, ¿verdad?¡Qué diferencia!​

Si por azares del destino nos intercepta en alguna avenida un comando que requiere de nuestro auto o camioneta, en lugar de sólo bajarnos a culatazos y llevarse la unidad, nos entregará el importe completo para que nosotros vayamos a la agencia y compremos otro vehículo nuevo, ya que entonces contarán con suficientes recursos económicos.​

¿Cuánto ha gastado el Gobierno, desde el 2008 en equipó, balas, vehículos, ropa, hospedaje y alimentación de las tropas que combaten al crimen organizado? Es un garrote que nos ha salido carísimo. Miles y miles de millones de dólares que apenas nos han servido para enviar a la cárcel a unos cuantos cabecillas, pero la estructura sigue enterita, con cárteles que se han convertido en células y grupos que se están peleando entre sí por el territorio. Hemos llegado al momento en que nuestras avispas ya no caben en el patio y están picando a todo mundo, alocadas.​

Mientras nosotros seguimos dale y dale con el garrote, alborotándolas aún más.​

La guerra contra el narco nos ha empobrecido como país, hasta quedar famélicos.​

Total, si los gringos quieren seguir hinchándose de droga, pues hay que darles gusto. Mientras en México haya paz, ingresen muchas divisas y los empresarios…¡ejem!… señores narcos inviertan y compren en México, todo va a caminar sobre ruedas.​

Aquí nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: «Pretendían eliminar la estructura compuesta por celdillas hexagonales, sin embargo, fueron atacados por insectos himenópteros». (Querían cortar panal y les picaron las abejas).