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AL VUELO-Mordaza

AL VUELO-Mordaza

Por Pegaso

                En mi último vuelo por los límpidos cielos de Reynosa me puse a reflexionar sobre la reciente reforma al Código Penal para el Estado de Tamaulipas que restringe algunas libertades de particulares, principalmente en cuanto al uso de las redes sociales.

                La inmediata respuesta de los comunicadores de la entidad no se hizo esperar y la nueva disposición fue calificada de inmediato como «ley mordaza».

                Algo que pretendía ser un freno para actividades como el halconeo y las injurias a servidores públicos, se convirtió en el tema preferido durante el fin de semana pasado.

                Los periodistas que se sintieron agraviados pusieron el grito en el cielo porque ya no tendrían la forma de producir y reproducir los «memes», que en su mayoría, se hacen desde el anonimato y la clandestinidad.

                Mentarle su jefecita a los políticos ratas, actividad considerada como el deporte nacional, incluso por arriba del futbol, estaría sancionado con chorromil días de cárcel, cosquillas en los pies y la obligación de ver todos los días la bobonovela «La Rosca de Guadalupe».

                Usar las redes sociales para reportar situaciones de riesgo en el momento en que ocurren, ni imaginarlo.  Portales de Internet como Reynosa Código Rojo y El Blog del Narco serían arrumbados en la deep web.

                En otros Estados de la República, como en Oaxaca, la Suprema Corte de Justicia dictaminó la inconstitucionalidad de ese tipo de legislaciones porque adolece de algo que se describe como Principio de Taxatividad, es decir, no se explica con exactitud a qué se refiere y deja lugar a la ambigüedad.

                Alguien comentó por ahí que hubo «mano negra» en todo este asunto porque se aprovechó la ausencia del gobernador para disparar tal iniciativa.

                De regreso del lejano oriente, el titular del Ejecutivo se encontró con una avalancha de opiniones en las redes sociales que rechazaban, condenaban y vituperaban la llamada «ley mordaza» y presto se dispuso a enmendar el entuerto.

                En el chat que un servidor administra, de nombre homónimo, Pegaso, hubo cientos de comentarios, con memes y toda la cosa, tachando de fascista la dichosa ley y exigiendo su revocación inmediata por constreñir las libertades de los periodistas, principalmente.

                Yo me atreví a dar algunas tímidas opiniones porque no soy un perito en la materia, pero sí conozco definitivamente cuáles son los problemas que aquejan a la sociedad y por qué no se han podido eliminar.

                Déjenme decirles: Hay por lo menos en cada cuadra uno o dos jovenzuelos que radio en mano se dedican a reportar el paso de los convoyes militares y federales.

                Resultaría cómico, si no fuera por las serias implicaciones que tiene, el hecho de que al pasar un convoy por cierta calle, inmediatamente saltan de sus escondrijos los «halcones», con sus gorritas de pedrería multicolor, su cadenota chafa de la Santa Muerte, sus camisetas y pantalones estilo cholo; y mientras eso ocurre detrás de ellos, los elementos castrenses van muy quitados de la pena viendo a las nenas que caminan por la acera.  Llegan a un punto donde saben que se vende droga y hasta saludan a los que están en ese lugar extendiendo la mano derecha, con el codo ligeramente flexionado hacia adentro y los dedos meñique e índice levantados.

                En su casa, llega el chamaco después del «jale», que generalmente consiste en vigilar por largos períodos de tiempo sin pestañear ni descansar, y es recibido por su estoica madrecita que le da su bendición con la mano y un beso en la frente.

                En los periódicos, la nota roja siempre es la principal, donde se hace apología del comandante fulano, quien logró evadir un cerco policial, y cuando lo matan, casi casi lo convierten en héroe.

                ¡Todos somos culpables en esto!

                Si bien es cierto que no le di mucha importancia a la reforma, o a la «ley mordaza», como se quiera llamar, sí estuve de acuerdo en algunos puntos porque me parece que la intención detrás de ella era combatir el halconeo, -el «panocheo», como se dice en el argot del narco- y proteger de cierto modo la integridad de los funcionarios públicos que están involucrados en el combate a la delincuencia organizada.

                Como dije al principio, lo que les falló fue el Principio de Taxatividad, el no explicar con suficiente claridad el motivo de tal reforma.

                Castigar, o mejor, desincentivar la actividad delictiva debió ser el móvil de tal enmienda.

                Acabo de ver el video que subieron a las redes sociales después del tiroteo en Miguel Alemán, este fin de semana.

                Un jovenzuelo, cálculo que de entre dieciséis y veinte años, está tirado en el pavimento, con una pierna rota a consecuencia de un balazo calibre 50 disparado por un federal.

                Se aprecia una mancha muy grande de sangre y posiblemente fue herido en alguna otra parte del cuerpo.  Aún se mueve.

                Se escuchan algunas voces:

 – «Nadie te va a salvar, aquí te vamos a dejar que te lleve la v…»

-«Chilla, pendejo, chilla».

-«Te sentías muy v…, idiota».

-«¿Lo matamos, o qué?»

-«Ahorita lo matamos».

                Ese es el destino de los jóvenes que son cegados por el oropel de la delincuencia organizada.

                Hay estudios estadísticos donde el promedio de vida de un muchacho no suele ser de más de cinco años, desde que incursiona en ese sórdido mundo, hasta que lo despachan al más allá.

                Cuando andaba en campaña, el actual Gobernador Cabeza de Vaca decía que si no hacemos algo, tendremos una generación perdida.

                Al darse cuenta de las implicaciones que tenía la citada ley, que fue aprobada por la mayoría de los diputados en el Congreso de Tamaulipas, el Gobernador hizo uso de su derecho de veto e inmediatamente ordenó que se diera marcha atrás en algunos de sus puntos más polémicos.

                Hoy presentará las modificaciones pertinentes, posterior al mensaje que dirigió a los periodistas del Estado el día de ayer, reiterando su respeto a la libertad de expresión.

                Por lo demás, la citada ley fue un vil pretexto para el golpeteo político, como se evidenció en las redes sociales este fin de semana.

                Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “Procede, primate, a recibir el fruto de la planta Musa paradisiaca». (Toma, chango, tu banano).