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AL VUELO-Torres

AL VUELO-Torres

Por Pegaso

        Ahora que visité la CDMX, en agosto del año pasado, volando con mi Pegasita por el Paseo de la Reforma, pude ver la gran cantidad de modernos rascacielos que adornan la capital de nuestro país, con sus estilizadas líneas y estilo Art Decó.

        Las grandes ciudades del mundo, y México no es la excepción, compiten en un frenético desarrollo vertical.

        A bordo del turibús pudimos admirar la Torre Mayor, con sus 225 metros de alto, la Torre BBVA Bancomer, con 235 metros y la Torre Reforma, con 246.4 metros de alto.

        Han dejado muy abajo a otras edificaciones, como la Torre Ejecutiva de PEMEX, de 211.3 metros, la Torre Altus, de 195 metros y la icónica Torre Latinoamericana, de apenas 166 metros de altura.

        Pero Monterrey no se queda atrás, y con la Torre Pabellón, de 214 metros, está dando una dura pelea, en la competencia para ver quién logra tener el rascacielos más alto del país.

        En la capital regia tenemos también la Torre Liu, en el área de San Pedro Garza García, de 172 metros y la Torre Ciudadana, con 180 metros.

        Están proyectadas otras grandes edificaciones, como el Metropolitan Center de San Pedro, de 230 metros y la Torre Koi, de 279.5 metros.

        Sin embargo, la capirucha pronto recuperará el primer puesto con la Torre Colón, de 301 metros lineales de altura que se localizará en Reforma y será el primer edificio que pase el límite de los 300 metros, por arriba incluso de la Gran Torre Santiago, en Chile.

        Otros países latinoamericanos también han entrado a la competencia de altura, como Panamá, que tien un skyline impresionante, donde destaca la Trump Ocean Club International, de 284.4 metros, la Torre Vitri, de 281 metros y The Point, de 266 metros.

        Todas esas estructuras son enanas comparadas con los impresionantes logros de ingeniería que son los rascacielos de ciudades como Nueva York y Chicago, en Estados Unidos; Shanghai, Corea, Kuala Lumpur, Hong Kong y Tokio, en el Oriente y Dubai en la península arábiga.

        Tenemos, por ejemplo, el Shanghai World Financial Center, con una altura de 492 metros, la Torre Taipei, con 508 metros, el CTF Finance Centre, en Guangzhou, China, de 530 metros de alto, el One World Trade Center, en Nueva York, construido en el lugar donde se ubicaban las Torres Gemelas, con 541 metros de alto, la Lotte Word Tower, en Seúl, con 555 metros, el Ping An Finance Center, en Shenzhen, China, con 599 metros, el edificio Abraj Al Bait, en La Meca, Arabia Saudita, que levanta 601 metros, la Torre Shangai, en China, con 632 metros y por supuesto, el Burj Khalifa, en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, con el récord hasta ahora imbatible de 828 metros de altura.

        ¡Pero espere, eso no es todo!-como dicen los comerciales de televisión.

        Existen proyectos para alcanzar nuevos récords y pronto tendremos por ejemplo, el Merdeka PNB118, en Malasia, Kuala Lumpur, con 630 metros de alto, el Wuhlan Greenland Center, en Whuan, China, de 636 metros y la Jeddah Tower, en Yeda, Arabia Saudita, con un kilómetro de alto.

        Hay otros proyectos estrambóticos que pretenden elevar la altura hasta los dos e incluso, hasta los cuatro kilómetros, pero el costo y las dificultades técnicas son insuperables por el momento.

        Como decía, las grandes ciudades están en una frenética carrera en su desarrollo vertical, y en cierta medida, es una señal de progreso.

        Y Reynosa, ¿cuándo?

        Alguien me dijo una vez:  «Mira, Pegaso, mientras Reynosa no crezca para arriba, no vamos a tener un verdadero progreso».

        La presencia de grandes edificios reflejan la confianza de las corporaciones internacionales en una ciudad o región.

        Pero además, Reynosa ha tenido un crecimiento horizontal, es decir, se ha desparramado hacia los lados por sus características orográficas.

        Eso es cierto.  En ciudades como la CDMX y Monterrey los edificios se han ido para arriba porque están en medio de montañas, en cambio Reynosa se ha quedado chaparra porque tiene mucho territorio para donde expandirse, y, ¿por qué no decirlo? no hemos tenido un verdadero auge económico que atraiga la atención de los grandes empresas.

        Creo que juega un papel importante el hecho de ser ciudad capital.  Mientras que en Nuevo León sólo hay una gran urbe y muchos pueblecitos pequeños, en Tamaulipas tenemos cinco grandes concentraciones urbanas: Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros, Ciudad Victoria y Tampico.

        Si nuestro Estado tuviera las mismas características de Nuevo León, Ciudad Victoria sería la más grande city, con cerca de 3.5 millones de habitantes y grandes rascacielos, no solamente la ridícula Torre de Cristal, que apenas llega a los 80 metros y la nueva Torre Bicentenario, de 132 metros de alto, sino otras edificaciones a la altura de una moderna metrópoli.

        Hablando de Reynosa, durante muchos años tuvimos pequeñas torrecillas de no más de treinta metros, ubicadas sobre la calle Porfirio Díaz; después se construyeron el edificio del hotel San Carlos y el edificio Icaza, con alturas de entre 35 y 40 metros.

        Posteriormente se erigió uno más en la calle Zaragoza, entre Guadalupe Victoria y Escobedo, en la Zona Centro, el cual fue desbancado por el edificio de Teléfonos de México, que mide con todo y torre alrededor de 120 metros de alto.

        En épocas más recientes se sumaron los edificios tipo caja de los hoteles One y Hampton Inn, pero realmente no aportaron nada al skyline de la ciudad.

        Lo más alto que tenemos aquí son las estructuras de telecomunicaciones de Telégrafos de México y la antena de TvAzteca, pero hasta ahí llegamos.

        Pienso que Reynosa seguirá siendo un rancho grandote mientras no logremos atraer la atención de los verdaderos tiburones de las finanzas internacionales, lo que podría suceder ahora con el pretendido auge energético.

        Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso que dice: «Es preferible con retraso, que jamás».  (Más vale tarde que nunca).