AMLO, EL HOMBRE CLAVE DEL 2019
CUADRANTE POLÍTICO
POR FERNANDO ACUÑA PIÑEIRO
AMLO, EL HOMBRE CLAVE DEL 2019
El sol quemante de las diez de la mañana, y la música de rimas ingeniosas, se meten por los oídos de este viernes inusitado, vestido de multitudes, protagonistas de un arribo incesante, en la llanura del recinto ferial.
No hay policías, ni gafetes. La única guardia, antes de cruzar las rejas de acceso, rumbo al evento, es una bien fortificada línea de vendedores de refrescos, aguas y rancheritos. Caminamos unos doscientos metros, rumbo al fondo, por allá donde suelen ponerse los juegos mecánicos, con su rueda de la fortuna. Ya casi llegamos. Mientras Memo Gutiérrez Riestra, avanza con su movimiento de desaparecidos, buscando el cobijo obradorista.
Desde la gran tarima, Andrés Manuel está mezclado con el resto de los candidatos de MORENA. No hay culto a la personalidad, ni arribo glamoroso, AMLO y su camisa de pequeñas rayas y cuadros, evocadora de su adolescencia, cuando su madre lo vestía con ropa americana, parece ser uno más de ese grupo variopinto, llamado a incidir profundamente, en el próximo reacomodo de las élites políticas tamaulipecas. Así de sencillo.
Andrés Manuel llegó a Victoria, poco antes de las ocho de la mañana. Lo acompañaba Ricardo Monreal y otros miembros de su estado mayor en la región noreste. AMLO llegó a almorzar a Las Viandas, un restaurante localizado en la salida a Matamoros. Le sirvieron machacado solo con poquita salsa de tomate. El candidato presidencial de MORENA, es de buen diente. De ahí se trasladaron a la sede del evento.
En el recinto ferial, el espacio creado para la concurrencia, muestra ya de entrada, un claro respeto y consideración por la gente, hay una malla sombra de cien metros de ancho, y una longitud de tres cuadras, equipada con sillas para mejor comodidad de los asistentes. La regla sigue siendo la misma: solo tres oradores, los dos primeros son breves, aunque en el discurso del candidato al senado, Américo Villarreal Anaya, ya se perfila con nitidez, un proyecto tamaulipeco encaminado a hacer historia, del brazo de AMLO.
Cuando Andrés Manuel toma el micrófono, los miles de asistentes, en su mayoría de las clases populares, guardan silencio. Se les ve un entusiasmo mudo en el rostro, una esperanza alimentada por siglos y milenios, acurrucada en su mirada arrinconada por las tragedias del tiempo.
Por primera vez, en muchos lustros y décadas, toda esta gente excluida del desarrollo macroeconómico y neoliberal, mexicanos de tercera, podrían aspirar a mejores condiciones de vida, ante lo que ya se anuncia como un cambio de régimen, un reacomodo del sistema, y el fin de los privilegios de las élites.
Todas las miradas convergen en ese hombre tabasqueño, de hablar pausado que repite sus consignas, sus frases dirigidas, al centro emocional de los desheredados: “No les voy a fallar”. “Ya no habrá más gasolinazos”. “Se acabarán los privilegios de unos cuantos”. “Vamos a subir a los de abajo, y a bajar a los de arriba”.
El juego hipnótico de palabras, ha sido adoptado por la masa doliente del hartazgo y la decepción, han hecho suyo este lenguaje sencillo, alejado de tecnicismos, pero identificado plenamente con la sabiduría popular, de la cual emana, y en la cual se nutre.
Dicen que la frase, de “Ese avión no lo tiene ni Obama”, AMLO la sacó de lo que dijo espontáneamente una ama de casa, durante uno de sus mítines en Nuevo Laredo. En otra ocasión, durante una gira por Michoacán, otra mujer del pueblo gritó: “el gobierno solo nos da frijol con gorgojos”. De esos lugares, donde se palpa la entraña popular, Andrés Manuel extrajo lo que después se haría viral.
Esa es la diferencia entre un candidato con oficio político, y los candidatos del PRIANATO, que repiten las frases facturadas de sus asesores de imagen, de sus comunicólogos que sin duda terminarán multimillonarios, pero sin llevar al poder a sus clientes, este dos de julio, luego de culminar la jornada electoral más votada, en la historia del país.
Sobre la gran tarima del recinto ferial, López Obrador sigue su discurso, y para efectos de análisis, hay dos esferas, dos visiones que debemos de tomar en cuenta: las personalidades que están a su espalda, que son los candidatos de MORENA en Tamaulipas y los dirigentes de este partido, en suma la clase política emergente, que busca irrumpir en el escenario de la entidad, de la mano de lo que ya se prevé, como una victoria presidencial, de amplias consecuencias.
Vemos en este marco, rostros, como el de Américo Villarreal Anaya, candidato al senado de la república por MORENA, y sin lugar a dudas, el hombre clave de AMLO, para cimentar el cambio político en el estado. Por cierto, vimos como AMLO se reencontró con doña Beatriz Anaya de Villarreal Guerra, la madre del candidato al senado.
No escuchamos lo que se dijeron, pero seguramente López Obrador, le comentó a doña Beatriz, de los tiempos en que convivió con su esposo, el ex gobernador de grata memoria social, quien presidió el sexenio de la voluntad y el trabajo en la entidad. Andrés Manuel, le tiene un gran afecto a la familia Villarreal Anaya.
También vimos a la candidata al senado, Delfina Gómez Álvarez, la maestra jubilada del sur tamaulipeco, que podría desempeñar cargos claves, a partir de diciembre en la entidad.
Ahí están los candidatos a la alcaldía, como el de Madero, Adrián Oseguera Kernion, empresario progresista que, lucha contra viento y marea, ante las trapacerías y corruptelas de su adversario. Otro delos que destacan es José Ramón Gómez Leal, el llamado JR, que se encuentra enfrascado en una cerrada competencia por el poder ante Maki Ortiz, en Reynosa.
Pero también está el candidato Ramón Garza Barrios, el abanderado por Nuevo Laredo, pero también vemos a Mario López Hernández, el abanderado por Matamoros, de quien se dice, podría derrotar a Jesús de la Garza Días del Guante, al mismo tiempo que el tercer lugar correspondería al candidato del PAN, Carlos García González.
El candidato por Victoria, Eduardo Gattas también está presente, y de hecho fue el primer orador anfitrión. Y los dirigentes estatales del Movimiento de Regeneración nacional, José Antonio Leal Doria, el dirigente estatal Enrique Torres, y el diputado federal Renato Molina, hombre de todas las confianzas en el equipo de Ricardo Monreal y la plana mayor tamaulipeca, destacados estrategas de AMLO.
Todas esas personalidades, se asoman a la historia, como cuadros emergentes, que, de ganar AMLO, este primero de julio, se agigantarán de cara al 2019.
Por cierto, López Obrador no dejó pasar su mensaje, sin formular una advertencia para los vientos panistas en Tamaulipas. Les dijo que los estará vigilando, frase que parece resumir, el escenario que viene en el 2019, donde MORENA podría ir con todo, para ganar la mayoría en el Congreso local.
La clave del porvenir inmediato, es uno solo. Se llama Andrés Manuel López Obrador.