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Anticipación

Tribuna

Por Javier Terrazas

Anticipación

Tamaulipas es una zona propensa a los efectos de las tormentas tropicales y ciclones. La historia nos remite a episodios de tragedia en algunos casos.

Quizás el de mayor impacto en los últimos años fue el huracán Gilberto que golpeó a Tamaulipas con fuerza un 15 de septiembre de 1988.

Para fortuna de los tamaulipecos el ojo del huracán tocó tierra por Soto la Marina en una zona sin densidad poblacional, siguiendo su paso por la región central del estado hasta cruzar a Nuevo León.

A su paso dejó gran cantidad de agua, pero una buena parte la descargó en Nuevo León, Coahuila y Texas, causando mayores estragos.

Se salvaron de una afectación directa las ciudades de la zona conurbada del sur Tampico-Madero-Altamira y en el Norte, Matamoros, Río Bravo y Reynosa, que se habían mantenido en alerta.

Incluso a Victoria capital le pasó unas decenas de kilómetros al norte, de tal forma que los efectos del viento aunque nocivos no fueron tan severos.

En aquel tiempo fungía como gobernador del estado Américo Villarreal Guerra, un ingeniero civil especialista en hidráulica, al igual que algunos colaboradores cercanos, circunstancia que fue de gran apoyo para sortear los efectos.

Conocedores de los sistemas de presas, lagunas y ríos, sus caudales y manejo de las corrientes o cortinas de las presas, pudieron atenuar los efectos de las grandes corrientes de agua que se generaron.

De experiencias como esa, la historia nos enseña que debemos ser previsores y estar preparados con sentido de anticipación para esos fenómenos.

Huracanes anteriores han dejado destrucción en Matamoros y en Tampico, pues fueron más directos.

Son los seis municipios del litoral tamaulipeco los más obligados a afinar muy bien sus sistemas municipales  de protección civil y a coordinarse con las autoridades estatales y las federales.

Especialmente con El Ejército y La Marina, que a través de sus destacamentos en esas plazas han sido de gran apoyo en las emergencias aplicando el Plan DNIII.

Jesús de la Garza en Matamoros;  José Ríos Silva en San Fernando;  Habiel Medina Flores en Soto la Marina;  Faisal Smer Silva en Aldama; Alma Laura Amarán Cruz de Altamira; Andrés Zorrilla de Madero y Magdalena Peraza Guerra en Tampico, deben tenerlo muy presente.

Este año ha sido de calor muy extremoso, de vientos, torbellinos y tormentas del norte;  de cambios bruscos en temperaturas, por lo que muy posible que alguna de las tormentas o huracanes no traiga en su ruta.

La cultura de la protección civil, debe ser de la comunidad, bajo la coordinación de la autoridades municipal.

En la medida en que se promueva y se definan tareas específicas para el cuidado personal, de patrimonio y ciudad, los impactos serán menores.

Dejar esa misión solo a la autoridad, en particular cuando son nuevas las personas que están al frente de los órganos de protección civil, sería un error.

Ha sido la cultura de protección civil la que ha salvado a la isla de Cuba innumerables veces de mayores impactos en sus poblaciones. De esas experiencias hay que abrevar y aterrizarlas.