Columnas

¿Balcanización del país? no, llegar a acuerdos, sí; ¡AMLO, oye a Cabeza de Vaca!

Escenario político

Por Marco Antonio Torres de León

¿Balcanización del país? no, llegar a acuerdos, sí; ¡AMLO, oye a Cabeza de Vaca!

La cerrazón del presidente López Obrador ha estado provocando más división entre los Estados opositores y la Federación.

Ha llegado a tal nivel el choque que ya incluso se habla de una movimiento de balcanización del país aparentemente impulsado por el más radical de los gobernadores de oposición, Javier Corral Jurado, mandatario de Chihuahua, a quien la pasión lo ha llegado a desbordar y lo ha hecho llegar al extremismo.

Estaría tratándose según la especie que circula en medios pero sobre todo entre Youtubers pro AMLO, de un movimiento separatista, es decir, de la creación de otro país dentro de un país, México, o bien, la acción de agregarse, asociarse o añadirse a los Estados Unidos, lo cual dista mucho de la realidad y más bien se estaría tratando de fack news absurdos y extremos.

¿Por qué no se ponen de acuerdo una y otra parte, Andrés Manuel López Obrador y los gobernadores de oposición, entre los cuales hay panistas, priistas, perredistss y de Movimiento Ciudadano ? No lo sabemos realmente. Aunque es probable que la cerrazón del presidente López Obrador tenga mucho qué ver.

El presidente dice que no le debe nada a los Estados mientras los gobernadores de la alianza Federalista dicen que el presidente abusa de su poder pues no los recibe en Palacio Nacional.

Acusan al presidente de segregacionista con los gobernadores pertenecientes a la Alianza federativa y este por su parte les responde, ahí está Arturo Herrera, el secretario de Hacienda, él los atenderá.

Este cisma entre gobernadores de oposición y gobierno federal parece no tener fin.

El gobernador Francisco García Cabeza de Vaca por su parte es quizá el más ecuánime de todos los mandatarios en rebelión pues le solicita a López Obrador algo que suena justo y equitativo.

Le dice: Okay, no mande dinero en efectivo a la tesorería de gobierno de Tamaulipas, pero mándelo traducido en obras, en proyectos de infraestructura, en carreteras, en escuelas, en caminos, en educación y bájelo tal cual, así, para que no se crea que yo usufructo el presupuesto y lo aprovecho para mi beneficio.

En la alocución de Nuevo Laredo el presidente ya no contestó, calló.

Se marchó aparentemente rápido debido a que la pasión se desbordó cerca del recinto donde daba su discurso, donde militantes de Frenaa y opositores antiamlo arengaban en su contra. Ese día al menos no acusó recibo a la demanda hecha por el gobernador.

Ahora bien, más allá de lo que ocurrió en el recinto de nuevo Laredo, si hubo rechiflas o aplausos para uno o para otro, parece ser que el planteamiento del gobernador no está fuera de lugar.

Decir, no nos des dinero, pero aterriza obras acorde a lo que Tamaulipas recauda de impuestos  a la Federación, no parece ser un plan injusto e inequitativo.

En cierto modo se alinea a lo que AMLO visualizo desde que asumió el poder, impedir que los apoyos federales se los etiqueten los gobernadores en turno, razón por la cual creo una figura en cada estado, los delegados federales, enteramente representantes suyos; en Tamaulipas el delegado federal es José Ramón Gómez Leal, de linaje panista en su origen, pero converso del López Obradorismo.

En resumen, no habrá balcanizacion ni separatismo, ni México recortará sus kilómetros cuadrados de extensión territorial; no creemos que el agua llegará al río.

Hay dos gobernadores que al parecer sí son radicales, pero no es el de Tamaulipas.

De hecho el tamaulipeco es el más ecuánime de todos, según creemos.

Son en todo caso Javier Corral Jurado y Enrique Alfaro, gobernadores de Chihuahua y Jalisco, aunque hay un tercero que se llamaría silvano aureoles, de Michoacán.

Ahora bien, vayamos al aspecto humano pues antes que figuras o estrellas políticas del momento, presidente y gobernadores son humanos de carne y hueso, que reaccionan a emociones y sentimientos.

Es probable que el presidente sienta celos porque el gobernador de Tamaulipas forme parte de la Alianza Federalista donde sí hay políticos más radicales que rayan en el talibanismo, razón por la cual probablemente AMLO se resiste a contestar sus peticiones, y le alarga su respuesta aunque la demanda sea justa.

Pero para eso es el diálogo, la conversación. Cuestión de pedirle a cada mandatario rebelde entre comillas, salte de esa alianza, abandonalo. Pero debe hablar, pedir.

Dice el proverbio, el que no habla Dios no lo oye.

Debe haber una fórmula que se rompa la maldición de aparente enemistad entre uno y otro personaje político.

La presencia física no siempre es indispensable, aunque sí muy importante.

Y al parecer Andrés Manuel se niega a apersonarse.

Quizás la ruptura del bloque sea la solución, cuestión de analizarlo con más a profundidad.

Y su Andrés Manuel es lo que quiere, ¿por que no lo sugiere con decencia y sencilla humildad?

Nadie le quitará su nivel, ni perderá su hegemonía.

Ni uno por hablar ni el otro por escuchar.

Ahora bien, la terquedad del presidente al rehusarse a hablar cara a cara con Cabeza de Vaca  y de uno por uno entre los demás mandatarios aliancistas, sea tal vez la razón por la que el barco va a la deriva.

Es hora que AMLO vea hacia adelante y de cara al futuro, no mirando hacia atrás. Es hora de decirle adiós al ánimo belicoso.

El gobernador tamaulipeco lo está invitando a platicar en bien de los gobernados, pero Andrés Manuel no quiere, se rehúsa, parece ser que insiste en el NO diálogo.

Balcanizar al país parecer estar lejos de la visión radicslista de algunos.

Es probable que Javier Jurado sí quiera, y también es probable que Enrique Alfaro también. Porque la personalidad de ambos es loca, y hasta loca de atar, y a veces se desfiguran.

Pero lejos está Francisco García Cabeza de Vaca se quedar incluido en este grupo.

El tamaulipeco es cerebral, inteligente, negociador. Y está clase de políticos llegan lejos.

Así que suerte a todos.