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Cabeza de Vaca y la campaña negra

Escenario político

Cabeza de Vaca y la campaña negra

Por Marco Antonio Torres de León

Desde el momento mismo que la prensa nacional informó que Ismael García Cabeza de Vaca incurrió en el error de sobra consabido, sospechamos la presencia de hilos tenebrosos detrás.

El afán de publicitar el hecho, y de machacar una y otra vez insistiendo hasta el cansancio sobre el tema, exponiendo públicamente a Cabeza de Vaca, nos revela un interés mezquino detrás del caso.

Ismael García Cabeza de Vaca es un Senador que llegó ciertamente por la vía de primera mayoría.

Así lo registra la historia.

Y en eso, sus enemigos, y los enemigos del gobernador de Tamaulipas, han matizado enfermizamente, intentando degradar con eso la imagen del senador.

Aparte han emprendido una campaña negra en su contra, de tal forma que lo orillaron a ofrecer disculpas públicas, algo que valientemente el Senador hizo, admitiendo un uso misógino del lenguaje.

Ya de por sí, una exposición pública a cualquier nivel, arriesga la imagen y expone a personajes políticos a estas alturas, máxime en este momento histórico, donde ciertos temas álgidos o delicados dominan la agenda nacional.

Pero vayamos al tema, haciendo un poco de historia.

Hace unos tres meses, semanas antes de las elecciones presidenciales, RICARDO MONREAL, a la sazón representante de MORENA en esta circunscripción donde está incluido Tamaulipas, tuvo un exabrupto donde acusaba al PAN de fraguar fraude en la entidad.

En Altamira, Tamaulipas tomo micrófonos y señaló sin pruebas, que se cometería fraude; fue una retahíla de pseudo argumentos, donde permeo más el sospechosísmo que las pruebas.

Eran más sus ganas de confrontarse, que de presentar pruebas.

El mandatario tamaulipeco Francisco Javier García Cabeza de Vaca reviró casi de inmediato y a los dos días dijo que exigía al acusador las pruebas de lo que acusaba, al tiempo que le recordó un poco su negra historia en la delegación de la Cdmx que gobernó.

Fue un tira tira, del cual el gobernador salió triunfante.

Tan fue así que a pocos días de ocurrido el desaguisado, Ricardo Monreal volvió a Tamaulipas, a la capital ciudad Victoria más exactamente, y cuando la prensa le interrogó sobre el tema y su afán acusador de días atrás, contestó que era asunto olvidado.

Tácitamente admitía su ineficacia y la derrota en esa innecesaria confrontación.

Hoy se sube a los medios nacionales el tema del hermano menor del mandatario tamaulipeco y como era de esperarse, no hubo compasión.

Es probable que Ismael Cabeza de Vaca cayó en el garlito, en la trampa maldita. Y muy probablemente fotógrafos y periodistas le seguían los pasos a petición de parte.

El control de daños llegó la misma noche en que se publicitó su caso, saliendo él mismo a aclarar paradas y admitiendo su error. Y ofreciendo disculpas varonilmente.

Actitud que es loable. Con eso le mató el veneno a la serpiente.

Bien, por ahora es todo, nos vemos pronto.

Es de llamar la atención que en el senado están dos legisladores tamaulipecos, Américo Villarreal Anaya y la senadora electa, una mujer, fórmula que habría ganado aquella elección federal.

Las casualidades en política no existen.

Ricardo Monreal es líder del Senado en este mismo momento junto a Martí Batres, ultradefensores de la figura de Andrés Manuel López Obrador, ganador de la elección presidencial.

Se ha querido dejar en el pensamiento colectivo nacional que el suceso en que se vio involucrado Ismael García Cabeza de Vaca, es producto de la circunstancia.

Pero no nos engañemos, hay maldad detrás, maquiavelismo y ganas de fregar.

Golpes políticos le llaman en el argot, nosotros le llamamos, pérdida de tiempo.