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Cabeza de Vaca y los ‘super delegados’, el problema que no es problema

Escenario político

Por Marco Antonio Torres de León

Cabeza de Vaca y los ‘super delegados’, el problema que no es problema

El gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca está en la cima de su mandato, a pesar de que está por comenzar un nuevo sexenio y con eso una nueva forma de gobierno en México.

Cabeza de vaca ha sido líder en buscar puntos de coincidencia con el gobierno entrante de Andrés Manuel López Obrador.

Se ha reunido en más de 4 ocasiones con él, la mayoría de las veces en forma grupal con otros gobernadores donde han abordado temas como los beneficios a los ciudadanos fronterizos.

En público se reunió a solas con él en ciudad Victoria, capital, en palacio de gobierno, donde lo recibió y juntos entraron a la oficina del mandatario estatal y charlaron por al menos un par de horas.

Las temáticas que abordaron seguramente fueron complejas, pero respetuosas.

Es el talante de uno y otro, tanto de Cabeza de Vaca como de Andrés Manuel López Obrador, aunque los orígenes de ambos ideológicamente provengan de distintos partidos políticos.

La máxima de ambos es la buena educación y el respeto.

Y seguramente seguirá siendo así en los próximos seis años para AMLO y en los siguientes 4 años para Cabeza de Vaca, que son los años que le restan como gobernador.

Con la experiencia del gobernador tamaulipeco, primero como diputado local, luego como senador de la república y actualmente como mandatario de Tamaulipas, creemos que no habrá aristas suficientemente fuertes o dañinas como para lograr afectar la relación.

Mayormente con el tema de los superdelegados en los 32 estados, formato federal recién creado por AMLO y que por ahora parece estar afectando la comunicación gobernadores del PAN-Presidente de la República entrante.

En realidad los representantes federales siempre han existido, no son una nueva creación. Han habido delegados con facultades extremas en al menos 10 dependencia federales en las entidades, Aduanas, IMSS, ISSSTE, SCT, Desarrollo Rural, FONAES, Desarrollo Social, y un sinfín de etcéteras.

Cada uno de los titulares de esas dependencias se han movido a sus anchas con fines diversos.

Recordamos el caso de Ángel Sierra director de FONAES en la época de Felipe Calderón, quien hizo que en Tamaulipas su delegado federal Edgar Vargas, mantense, recorriera el estado con total libertad.

Y así podríamos seguir enumerando casos.

Ahora bien, lo que el gobernador Cabeza de Vaca hace es totalmente legítimo, buscar alianzas con mandatarios del PAN de 11 estados más para así buscar ejercer control sobre los programas a aterrizar.

Una cosa es real, hay una enorme diferencia entre un empleado federal y un gobernador.

Un gobernador es supremamente superior por una simple razón, fue electo en las urnas y por tanto es constitucionalmente un mandatario con todas las de la ley.

Su figura es insustituible, no así la de un delegado federal, quien al primer movimiento de olas podría caer.

Simplemente con un manotazo presidencial.

La Praxis política ordena que en el aterrizaje de programas de beneficio a los estados, un presidente de la república este acompañando a un gobernador en una inauguración de evento, corte de listón de carreteras, apertura de pozos petroleros, etcétera.

Creemos que tonto sería que un presidente de la república, por el solo hecho de tener a un super delegado en una entidad, desaproveche la máxima oportunidad de cacarear el huevo y ceder todo el espacio a su ‘empleado’, el superdelegado.

No vemos razón para celos en ningún caso.

El presidente electo Andrés Manuel López Obrador seguirá yendo a inaugurar mega obras a los estados, máxime por su claro perfil itinerante o aventurero.

En tales casos estará al lado de un gobernador, en este caso junto a Francisco Javier García Cabeza de Vaca, y no al lado de su empleado o representante, por más querido que este sea.

El presidente sabe diferenciar un ente de otro.

A futuro no vemos problema alguno.