Columnas

Cámaras de vigilancia, fraude tras fraude

Remache del cambio

Por: Enrique Zúñiga Castillo

Cámaras de vigilancia, fraude tras fraude

A mediados de 2013, el gobierno de Tamaulipas encabezado por Egidio Torre Cantú decidió instalar en ciudad Victoria más de 300 cámaras de alta resolución y lo anunció como un enorme adelanto. La capital sería, en ese tiempo, la primera ciudad del país en utilizar esa tecnología de vanguardia. Operado el sistema desde el llamado C-4, dependiente de la Secretaría de Seguridad Pública, constituiría una herramienta para la prevención del delito.

La inversión de todo el equipo tuvo un costo de 105 millones de pesos.

Con la nueva instalación se podría dar seguimiento a vehículos y personas en sus ajetreos por las calles citadinas, lectura de placas, identificación de personas y unidades automotrices, vigilancia nocturna, memoria de archivos, etcétera.

En aquel momento, le tocó a Elba Benavides, dirigente empresarial, ser la voz elogiosa del proyecto. Dijo que era “buenísimo”. Otro que también le entró a las alabanzas fue Sergio Avendaño, de la Canacintra: Calificó el esfuerzo de Torre Cantú como “palpable y lo demuestra con hechos”. Martha Falcone, de la Asociación Falcone encomió: “Con toda esta alta tecnología sin duda va a dar una tranquilidad y un respaldo para la seguridad que realmente el pueblo de Victoria y todo el estado necesitan…”

Dentro del mismo paquete, fueron instaladas 43 “torres de pánico”. No sirvieron para nada. Formaban pate de la estrategia novedosa de seguridad pública. Deberían haber servido para que los pobladores reportaran situaciones de emergencia, delitos o percances viales. La gente ni supo cómo funcionaban, ni cuál era su utilidad.

Bueno, algunas sí se utilizaron. Las que tenían Wi-FI eran aprovechadas por los jóvenes para colgarse de Internet.

Otras ciudades de la entidad también fueron equipadas con cámaras en sus calles. Poco o nulo servicio prestaron. Significaron grandes erogaciones para engrosar los bolsillos de los proveedores, previo moche a quienes las autorizaron.

Hoy, sabemos que a Francisco Adolfo López Uvalle, director de Tránsito de la capital tamaulipeca se le iluminó el cerebro y está proponiendo vigilar a los conductores mediante cámaras de vigilancia colocadas en las patrullas. Con los aparatos se podría detectar a quienes conducen mientras usan el celular y comprobárseles con video en pantalla.

¿Y qué crees, amable lector? Ten la seguridad de que siendo utilizadas con el propósito mencionado, las cámaras funcionarán al cien por ciento.

¡Qué suene la banda, Alma!

La insensibilidad y la ignorancia han prevalecido en la decisión de desparecer la Banda Municipal de Altamira Tamaulipas. En contraste, síndicos y regidores han insertado en las listas salariales a hijos, ahijados, sobrinos, cuñados, parejas, guachomas, etcétera. Esta política forma la suave brisa del cambio encabezada por Alma Laura Amparán, la presidenta municipal. ¿Pensar en reelección?

Remache de estilo para principiantes

Lugares comunes: Son frases hechas o clichés. Por flojera, comodidad o falta de talento hay quienes recuren al abuso de los lugares comunes en su redacción textos. En algunos textos a veces son justificados, pero la mayoría de las veces es recomendable huir de los lugares comunes.

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