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CHOQUE DE TRENES

LETRA PÚBLICA

CHOQUE DE TRENES

RODOLFO SALAZAR GONZALEZ

Alguna vez Enrique Krauze con su pausado ritmo imitando a Octavio Paz escribió un artículo que tuvo varias respuestas por intelectuales de esa época entre los que destacaron Carlos Fuentes, Poniatowska, Guadalupe Loaeza y Adolfo Aguilar Zinser; de esa inquietud intelectual del historiador contemporáneo más conocido en este tiempo, surgió lo que posteriormente se llamaría el grupo San Ángel, en 1994, que se convirtieron en una iniciativa ciudadana, para promover la conciliación, la transparencia y la democracia y evitar el inminente “Choque de Trenes” que resultaría la elección presidencial de 1994 en virtud de que por un lado estaba la tragedia del homicidio de Colosio y el levantamiento insurgente de los zapatistas en el sureste del país. Y existía una espantosa irritación empresarial que no estaba ya de acuerdo con los métodos utilizados por Carlos Salinas de Gortari para dirigir el país.

En aquel entonces tuvimos la impresión que el país se nos desbarataría en las manos, casi paso eso; ahora lo único que tenemos los mexicanos que vivimos en el siglo XXI, son los vestigios de esa nación que fue fragmentada por la ambición desmedida de una clase política en complicidad con un sector empresarial que siempre se llevó la mayor parte de las riquezas a la hora del reparto de este país que se hizo posteriormente en el año 2012 cuando ya consolidado el PRI en el poder presidencial después de haber permitido por doce años que el PAN gobernara la nación; el dinosaurio retorno a los Pinos y les dio de comer pinole con las manos a todos los representantes de los partidos y fuerzas económicas para que formaran y firmaran el llamado “Pacto por México” que significa entre otras cosas la venta definitiva de los últimos recursos naturales que le pertenecen a esta nación como son el petróleo y la energía eléctrica y en un desmedido afán de modernización globalizante multilateral entregar a las manos de particulares la educación de los niños de México.

“Choque de Trenes” dijo Enrique Krauze es lo que pasará si los mexicanos no acordamos con cuál es el país que queremos tener, dijo pausadamente en las sesiones del grupo San Ángel y de ahí surgió el apoyo la candidatura de Vicente Fox para que echara al basurero de la historia el sexenio que le toco gobernar a un país herido por la impunidad y la corrupción al que le siguieron otros seis años de una guerra inconsciente y mal planeada contra el narcotráfico que significo que los soldados salieran a las calles a perseguir criminales sin estrategia y con esto tener un elevadísimo número de mexicanos abatidos por las balas de ambos bandos. El sexenio de Calderón fue de violencia y de miedo, y el de Vicente Fox fue una charada, que no llego a vacilada de un menor de edad. “Choque de Trenes”, dijeron en ese entonces y no pasó nada, el país siguió en manos de los mismos canallas de siempre.

Ya es un lugar común establecer el hecho de que las elecciones de mañana domingo en el estado de México serán la antesala de los comicios del 2018. Y existen muchas razones para llegar a pensar que en un momento puede ser así. El estado de México es la entidad que concentra el padrón electoral más grande de la República con más de once millones registrados. Tiene un alto valor simbólico. Es además uno de los estados, —quizá la característica más importante— donde el presidente Enrique Peña Nieto es originario de esta entidad. Que junto con Campeche, Coahuila, Hidalgo y Colima es de los estados en los que siempre desde hace más de ochenta años ha gobernado el PRI; es decir no ha existido la alternancia política.

Por otra parte el estado de México tiene una clase política local con mucha fuerza y tradición que se remonta a los tiempos de Isidro Fabela, quien fundó el “Grupo Atlacomulco” nombre que obedece al gentilicio de un municipio del estado de México del que es originario Enrique Peña Nieto. En el “Grupo Atlacomulco” milito desde muy joven Adolfo López Mateos y de este organismo político, han surgido gobernadores como Alfredo del Mazo Vélez, Gustavo Baz Prada, Carlos Han González, Alfredo del Mazo González (padre del actual candidato al gobierno del estado por el PRI), Ignacio Pichardo Pagaza y el inefable Emilio Chuayffet.

Este grupo es históricamente importante en la sociología política universal porque de el infirió el historiador Frank R. Brandenburg para llamar a la clase política mexicana “La Familia Revolucionaria” es decir, la élite civil que se formó posteriormente al éxito de la lucha armada que broto en 1910.

En los últimos días ha circulado la especie muy bien difundida “por los medios al servicio de la mafia del poder” diría AMLO, (esto dicho en tono coloquial) de que Elba Esther Gordillo desde el hospital en donde se encuentra bajo instrucciones para las bases militantes del magisterio que aún le hacen caso le brinden su apoyo a Delfina Gómez; una maestra normalista, que fue presidente municipal de Texcoco y que ha sido víctima del clásico ninguneo clasista de los que desde la lógica clase mediera piensan que no puede gobernar el estado de México por lo complicado de sus problemas y por los múltiples intereses que en el conviven reflejado en un sector social de un alto consumo per cápita que está ubicado en la zona residenciales de Satélite y sobre todo en las Lomas de Tecamachalco así como los sitios exclusivos en donde es común ver en el estado de México el ascenso y descenso de helicópteros para dejar a los señores y a sus esposas para que jueguen golf y ellas platiquen con sus amigas.

     El rumor de que Elba Esther Gordillo va a apoyar a Delfina Gómez no sería raro, como toda dama la maestra Elba Esther debe ser rencorosa, y ella se duele de la traición que Peña Nieto cometió en su contra al privarla de su libertad.

En el 2006 Jorge Fernández Menéndez hizo público el hecho de que Manuel Camacho, le comento que él personalmente fue a ver y platicar con el Peje de parte de Elba Esther para proponerle un pacto y así ganar las elecciones. El tabasqueño no quiso. Ahora las cosas son al revés la maestra dolida como esta, quiere a toda costa que el Peje gane. Pero… en honor a la verdad, y después de haber vivido desde 1988 el desenlace de las elecciones presidenciales tengo mis dudas de que Enrique Peña Nieto suelte el poder a su enemigo mortal del estado donde nacieron sus padres él y sus hijos.

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