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Cultura y paz

Tribuna

Por Javier Terrazas

Cultura y paz

La educación, cultura y deporte son fundamentales en la formación de los ciudadanos de bien para toda sociedad progresista.

Deben considerarse en los planes y programas de educación integral que las políticas públicas contemplen con esa misión.

Cuando una sociedad enfrenta problemas de subdesarrollo, inseguridad, violencia, corrupción e injusticia,  tiene la obligación de analizar sus causas.

Y el primer lugar en esa revisión es la calidad del trabajo que se realiza en el sector educativo, cultural y deportivo.

Si no hay buenos cimientos para el desarrollo humano integral de la sociedad, nos convertimos en ciudadanos vulnerables ante los embates de la corrupción y la criminalidad.

Si nuestra sociedad  invierten los valores, cuando el maestro que educa a los niños y jóvenes no cumple su función por no estar preparado y tampoco es honesto, pero se le tolera, tiene un problema.

Los ciudadanos que se forman en ese sistema, difícilmente podrán ser los actores que la comunidad reclama para su avance y desarrollo integral.

Se rompe el equilibrio del ecosistema del bienestar, pues el mal gana terreno y aún en zonas de gran potencial, impera la corrupción e ilegalidad que trastocan el orden público en todos los sentidos.

Ejemplos hay por doquier en el territorio nacional. Los huachicoleros de Puebla;  los productores de droga de Michoacán o Guerrero; los grupos delictivos de Reynosa.

Convierten zonas con potencial de desarrollo económico y social en campos de batalla, en territorios de riesgo y zozobra en los que se pierden la paz y tranquilidad.

El gran reto del nuevo gobierno federal para intentar corregir el caos en que están inmersas muchas regiones del país, es precisamente revisar a fondo el sistema educativo y enmendar los errores del pasado y presente.

Sin descuidar los otros sectores que tienen que ver con las estrategias de seguridad y justicia, cuyas líneas de conducción obligadas son el respeto firme a la legalidad y combate a impunidad.

Fortalecer, capacitar y dignificar a los cuerpos de seguridad y justicia de todas las instituciones, es fundamental.

Pero para que a la capacitación lleguen ciudadanos de bien, es indispensable trabajar desde la educación, cultura y deporte desde la niñez, para atender el problema de raíz.

Así como la ciudad más limpia es la que menos se ensucia y no la que más se barre;  la sociedad más segura y tranquila, es aquella que tiene más ciudadanos de bien trabajando en orden y no la que más presos tiene en la cárcel.

Bienvenida por ella la aportación que en ese camino pudiera hacer   Beatriz Gutiérrez Muller, la esposa del presidente electo Manuel López Obrador, quien como mujer de letras plantea impulsar a la cultura como un vehículo para la paz en el territorio nacional.

Ayer estuvo en Chiapas, en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, con un grupo de escritores locales  como Marisa Trejo, Diana Cometa, Yolanda Gómez, Virgina Marín, Beatriz Muñoz y Carlos Gutiérrez Alonzo, compartiendo lecturas.

Con ellos esbozó que para quienes se preguntan qué va a hacer si no habrá DIF Nacional, dijo que como literata, impulsará la cultura en las diversas regiones del país, sin centralismos, para que desde ahí se formen mejores niños y jóvenes.

“No todo ocurre en el distrito federal y no me gustaría que en el siglo XXI, sigamos padeciendo de un centralismo cultural, artístico, literario, en donde si no somos dignificados desde allá no tenemos ningún valor para el resto», comentó.

Veremos cómo se realiza ese esfuerzo en el territorio nacional. Especialmente en nuestro Tamaulipas, que tanta falta hacer.