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TRIBUNA

POR JAVIER TERRAZAS

Debates

Para ésta elección del 2 de junio, cuando se renovará el Congreso de Tamaulipas, una manera de generar interés ciudadano en ésta figura tan deteriorada como es la del Diputado, sin duda es la celebración de debates.

Sería una gran oportunidad para que los electores  apreciaran en un solo acto a todos los aspirantes a legisladores en cada uno de los distritos.

Y en función de su desempeño poder evaluar de una menor forma a quién darle el sufragio el día de acudir a las urnas.

Dos debates serían ideales porque así tendrían el espacio necesario  de presentar sus propuestas y contrastarlas en los dos o tres puntos de las tareas que tendrían ya en funciones como diputados.

Es decir, la elaboración de leyes o actualización del marco jurídico, o bien la  fiscalización de recursos y definición de los presupuestos estatal y municipales.

Los demás temas que traen en campaña los aspirantes a diputados, en lo general no les corresponden, pues son responsabilidad de los presidentes municipales, la gubernatura o las delegaciones federales.

Los diputados no tienen recursos para la ejecución de obras públicas, solamente pueden gestionar ante las instancias municipales, estatales o federales.

Así es que las funciones específicas que tendrán deben ser las que el ciudadano valore antes de sufragar para asegurar que su quehacer parlamentario sea el mejor, dentro de las limitantes que cada uno tiene.

Legislar no es tarea fácil, requiere de capacidades, de gran sentido común, de conocimiento de leyes, de compromiso social y territorial, de habilidades para argumentar, debatir, cabildear y consensar.

En la presente legislatura tamaulipeca, la número 63, esas características no son el común denominador de la mayor parte de sus integrantes.

Y por tanto no ha sido una legislatura que se caracterice por los buenos debates.

El Partido Acción Nacional que tiene la mayoría en el Congreso Local, se ha dedicado a aplicar la famosa “aplanadora” de una forma más intensa que el propio PRI en sus mejores tiempos.

En la elaboración del marco jurídico que requiere Tamaulipas para enfrentar los nuevos tiempos, la nueva era de mayor desarrollo y equilibrio de sus regiones, reclama a sus mejores mujeres y hombres en el parlamento, independientemente de los colores y partidos.

La fuerza de la razón y de la justicia deberían prevalecer  por encima de los acuerdos de mayoría numérica de una sola fracción o consensos que se construyen en lo oscurito en temas delicados.

No se ha visto en ésta legislatura un buen trabajo en la tribuna por parte de los grupos parlamentarios.

Ni la experiencia de algunos que ya han sido diputados federales o locales, o bien con buenas trayectorias judiciales o administrativas y de liderazgos sociales, les hicieron trascender.

Los perfiles de la mayoría de sus integrantes y los controles extremos desde otra fuente de poder que trastoca su autonomía, no lo permiten.

Es por ello, que aún cuando tiene algunos elementos que pudiesen ser buenos tribunos, no se genera la polémica, el debate, la confrontación de ideas o propuestas y sobre todo la argumentación.

La estrategia es diferente, al grado que varias diputadas y diputados, han subido contadas ocasiones a la tribuna parlamentaria.

Los debates, pues, permitirían no solo conocer a los candidatos,  también sus capacidades y habilidades para la tribuna.

Así es que bienvenida ésta práctica parlamentaria en el marco de las endebles campañas políticas.

Ojalá que los debates tomen forma. Y en lo personal  los promoveré para los Distritos XIV y XV de Ciudad Victoria.

Le urge a la capital de Tamaulipas marcar la diferencia en el trabajo legislativo.

Mostrar porqué es el asiento de los tres Poderes del Estado de Tamaulipas y dignificar al Legislativo en ésta nueva era de alternancias.

Hasta ahora, esos cambios de mando más que resultados a la población, ha servido para cobrar venganzas políticas entre las élites de los grupos del poder.

Tamaulipas estacionado en revanchismos partidistas o  de grupos políticos y económicos, difícilmente transitará hacia un desarrollo integral, que aproveche el potencial de sus regiones y su desarrollo sirva a la sociedad.

Un Congreso de altura, abonaría a ello.