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Descentralización

Tribuna

Por Javier Terrazas

Descentralización

Nuestro país es el campeón del centralismo a nivel internacional. Por algo la Ciudad de México y su zona conurbada son la zona metropolitana más poblada del orbe.

La capital mexicana ha sido polo de atracción de grandes conglomerados humanos de todas las regiones del país y del extranjero, así como de inversiones para industrias sin chimeneas e  industria pesada.

La demanda de todo tipo de productos, bienes y servicios de esa gran mancha urbana es un mercado atractivo para los grandes capitales.

Sin embargo, la gran Ciudad de México también paga los altos costos de la saturación, de la sobrepoblación, de los problemas de vialidades, inundaciones, de las manifestaciones y bloqueos.

Ser asiento de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, también ha influido en la concentración del poder político y económico.

Hay  ahora una propuesta del presidente electo Andrés Manuel López Obrador para desconcentrar  las estructuras del gobierno federal, es decir, la mayoría de las Secretarías del Gabinete, a diversas zonas del país.

El proyecto de reubicación está orientado a instalar a las Secretarías más cerca de donde están sus áreas de competencia.

De concretarse esa política desconcentradora del Poder Ejecutivo Federal, tendrá en primera instancia un alto costo económico porque habrá que hacer edificios, despedir personal, forjar nuevo personal y atender necesidades de vivienda, escuelas, servicios.

Tendrá muchos puntos en contra, pero a la larga quizá  contribuya a que la descentralización buena para el desarrollo de las regiones y aligere las sobrecargas humana y de servicios y satisfactores que padece la capital del país.

Hay otras ciudades  como Monterrey, Guadalajara, Puebla, Tijuana, Ciudad Juárez de gran crecimiento que tienen un desarrollo importante, pero están sufriendo a la vez los estragos de la concentración.

La contaminación, la falta de agua, los problemas de vialidades saturadas en el día a día, son cargas que cada vez les pesarán más si no se da un replanteamiento para impulsar el crecimiento de ciudades satélites o periféricas que absorban parte de esas cargas.

En el mismo Tamaulipas, el crecimiento exorbitante de las ciudades de Reynosa y su municipio conurbado de Río Bravo en el norte ; o bien Tampico-Madero-Altamira en la zona sur, demandan una reconfiguración de sus dinámicas para darles viabilidad.

Reynosa y Río Bravo, quizá lleguen ya a los 800 mil habitantes, en tanto que Tampico-Altamira-Madero, tienen también una población conjunta superior a los 750 mil habitantes.

Sin embargo, a Tamaulipas en la descentralización López Obradorista, no le va del todo bien, pues podría llegar la Dirección General de Aduanas solamente, pero a la ínsula fronteriza Nuevo Laredo.

Esa reconfiguración territorial del Gobierno de la República, obligará a que los mexicanos pensemos más en todo el territorio nacional, a que recorramos esos escenarios en la tramitología y gestión, lo que podría mejorar la dinámica de las regiones.

Algunos de nuestros principales males como nación tienen que ver con el centralismo. Esperemos que esa estrategia de arranque cambie un poco la mentalidad.

Pero que no se descentralice por un lado y se concentre con fines político-electorales en otro, pues a la par con el proyecto descentralizador, se quieren desaparecer las delegaciones federales y concentrarlas en una sola operación estatal.

Propuestas que contrastan y podrían derivar en un caos administrativo si no se saben aplicar de una manera paulatina y funcional.