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Discurso de elevador para políticos.

Gaceta.

Por: Raúl Terrazas Barraza.

Discurso de elevador para políticos.

Pedir el voto a los ciudadanos, es en realidad algo bien complicado. De no ser porque las pasiones se encienden tras el inicio de las campañas políticas, seguro que el abstencionismo reinaría y la democracia puede quedar en mera palabrería.

El reto de los candidatos, cualquiera que sea su naturaleza, va más allá de pensar en ganar, que, de forma literal equivale a vencer a sus adversarios, implica el diseño de una estrategia que convenza a electores a salir de sus casas e ir a las urnas a sufragar.

Obvio, esto se dice muy fácil y cualquier plan de acción tiene ese objetivo, incluso, pedir el voto del grueso de los votantes, dejó de funcionar hacer tiempo, cuándo apareció la opción de compra o la entrega de beneficios por adelantado a los poseedores de credencial para votar con foto.

Los analistas de procesos electorales, señalan que la conseguir que la gente acuda a las urnas, requiere más acciones que discursos, más compromisos que promesas, más calle que mensajes en redes, candidatos bien identificados con la comunidad y no aventureros electorales.

Frente a una ciudadanía cansada de campañas impregnadas de mensajes que no se entienden y de necesidades por las que nadie aporta más que promesas, lograr que la gente vaya a las urnas a renovar a sus autoridades, se convierte en un acto involuntario, de tedio y lo peor, de negación cabal.

Los políticos y sus estrategas, están obligados a buscar cualquier tipo de técnica de comunicación que les sirva para ganar adeptos y aunque hay quienes se apartan de los medios de comunicación, sus buscadores de noticias y sus formuladores de opinión pública, porque apuestan a las redes sociales, no se dan cuenta de que, la diferencia es abismal y está en los contenidos.

Los de los medios sí producen muchos votos repensados, mientras que, las redes los pulverizan y los vuelven insípidos.

Desde el momento en que, los ciudadanos son selectivos con lo que escuchan y ven, refiriéndonos a los medios de comunicación electrónicos, sabedores del bombardeo de publicidad que traen las campañas, por el uso de los tiempos oficiales cedidos por el Estado mexicano, luego, no encuentran opiniones de valor, de esas que surgen en el análisis periodístico, los políticos y sus partidos creen que las redes sociales son todo y que la gente votará porque están allí.

Es probable que candidatos y estrategas deban de incorporar nuevas técnicas de comunicación para que los ciudadanos los volteen a ver y, las hay, sólo que echarlas a andar cuesta y a lo mejor no le quieren invertir, porque creen que las redes los llevarán al triunfo.

Las elecciones de este año en Tamaulipas, son para renovar las 43 alcaldías y se les conoce concurrentes con las nacionales, porque tras la Reforma Electoral del 2014, se estableció que las entidades del país, poco a poco alinearían sus procesos a los federales, para que, en un futuro mediato, todas las elecciones sean juntas.

Eso sí, cada tres años, porque Legislaturas y alcaldías, de acuerdo a las Constituciones Federal y locales se cambian así.

Una técnica rápida, poco usada en política, es el discurso de elevador, porque es rápido, seguro y de gran efectividad y aunque no sea literal en el elevador de un edificio, de seguir su formato, puede lograr con un buen proyecto de comunicación a manera interpersonal, claro, breve y con las frases adecuadas, mejorar la percepción de los ciudadanos.

La propuesta es sacar el formato del elevador a la calle, plazas públicas, centros comerciales, atrios de los cines, estadios a los que la gente acude a correr, restaurantes y centros sociales, para presentar un mensaje a través del cual se pueda mejorar la intención del voto.

El discurso o pitch de elevador, es saber comunicar con efectividad en máximo tres minutos, un proyecto o la venta de un producto y funciona tanto dentro del elevador como en la fila que se hace para ingresar a el.

Para efectos comerciales, la técnica tiene el objetivo de convencer a las personas que allí se encuentre a invertir en algún producto o negocio, bajo la premisa de que, mínimo una cita para explicar sobre aquello que se propone y, creemos que, si de política se trata, también funcionaría, porque con un mensaje atractivo, sólido, prudente y pegador, los ciudadanos se convencerían de conocer más acerca del proyecto o la candidatura.

El discurso de elevador, es, por tanto, una presentación oral con la que se convence a un potencial inversor de un negocio o un producto, en nuestro caso, de un proyecto político y, se llama así, porque el tiempo para lograrlo, se asemeja al que dura un asesor en llegar al piso más alto de un edificio.

La técnica que los políticos deben de observar, implica comunicar en forma precisa, concisa y conveniente, la razón por la cual se vende algo o, en el caso de la política, poner a consideración cualquier candidatura y lograr la aceptación. Si hablamos de conceptos bien definidos, desde luego, implica saber bien lo que se quiere y no equivocar las palabras, porque la idea es ganar adeptos, no perderlos.

Desde nuestra perspectiva, el discurso político tiene que cambiarse por el del elevador, así que, hay que traer el discurso siempre, pero, siempre en la mente y en los labios, para convencer a los electores.

Se debe demostrar lo que se quiere y porque, que hay conocimiento, prudencia y determinación, que existe compromiso y una gran emoción por comunicar los fines del proyecto, eso sí, el discurso debe ser corto y creíble, muy creíble, cosa que se logrará con un excelente lenguaje corporal, que, será el complemento de lo que se diga frente al elevador.

Ojalá veamos políticos con discurso de elevador.