Columnas

Dos de junio se olvidará rápido.

Gaceta.

Por: Raúl Terrazas Barraza.

Dos de junio se olvidará rápido.

Desde el momento en que dirigentes de partidos políticos, sus candidatos y la ciudadanía no tuvieron mucho que reclamar, las elecciones del domingo anterior quedaron como una actividad fugaz, de ahí la afirmación en el sentido de que, su impacto se apreciará cuándo los Legisladores actuales se vayan y ocupen su lugar quienes ganaron las votaciones hace menos de una semana.

Fue arduo el trabajo que llevaron a cabo los organizadores del proceso electoral que comenzó en septiembre del año pasado y terminará en unos días, luego de que, las autoridades electorales resuelvan conforme a la Ley, cada inconformidad denunciada y soportada con pruebas para los alegatos.

Si alguien dijese que ni pareció que hubo elecciones, porque la vida de los tamaulipecos discurre dentro de lo normal, quizá tenga razón y en respuesta debiera de decírsele que, es producto de la civilidad, la tranquilidad y la gran credibilidad que la ciudadanía tiene en los resultados entregados por el IETAM como artífice de la preparación del proceso.

La Mtra María de los Ángeles Quintero Rentería, presidenta del Consejo General Electoral de Tamaulipas, peca de prudente, al no decir que el proceso fue exitoso en todas sus partes, incluida la de incertidumbre que se tuvo en algunas semanas a consecuencia de los cambios en el liderazgo de las acciones y que, al final de cuentas fue a ella a quien le tocó quedarse con las riendas del Instituto y alcanzar el objetivo de elecciones creíbles y sin reclamos.

El gran perdedor de la elección tamaulipeca fue el Partido Movimiento de Regeneración Nacional, PMRN, que es el partido en el Gobierno Federal, ya que, sus dirigentes y candidatos echaron habladas en el sentido de que obtendrían la mayoría en el Congreso de los Diputados de Tamaulipas, sin embargo, de los 22 distritos en que está dividida la entidad, lograron solo uno, por tanto, su representación, será plurinominal.

Perdedor también el PRI, en primera, porque ya no tendrá diputados de mayoría, llegó al nivel de los partidos minoritarios a quedarse con puras posiciones plurinominales, aunque la diferencia estará en la cantidad ya que, instituto como el PRD, PT, PVEM y Nueva alianza, siempre tuvieron uno o dos diputados y en esta ocasión, por la cantidad de votos obtenidos y los pocos partidos entre los cuales se repartirán las 14 plurinominales, podrían tocarle más de cuatro o quizá hasta cinco.

Ahora bien, que se percibe después de las elecciones Legislativas del domingo pasado en la entidad, que no hubo broncas ni espectáculos de tipo político, porque la gente que votó ya no quiso saber nada de los candidatos que perdieron, ni como perdieron, de forma simple, acataron los resultados dados a conocer por las autoridades electorales y le dieron vuelta a la hoja, es decir, las elecciones para cambiar a los representantes de los tamaulipecos en el Congreso del Estado, es cosa del pasado.

Algo que sí pesa en el ambiente postelectoral, es la baja participación de las personas que tienen credencial para votar con fotografía y que están inscritas en el listado nominal que se usó en la elección del domingo pasado. Fue apenas del 33 por ciento, una de las más bajas en la historia de las votaciones en Tamaulipas y que, quiérase o no, obliga a los dirigentes de los partidos políticos a actuar de inmediato, no le hace que en el 2020 no haya elecciones.

Urge un cambio en la forma de hacer política ya que, tampoco se trata de que cada elección la gente vea más a las personas que al os partidos, mismos que, podrían estar frente a su otro yo en el 2021, porque las candidaturas independientes no cumplieron con su cometido, solo funcionaron como novedad para una que otra diputación federal, la gubernatura de Nuevo León, algos alcaldes, entre ellos de Tamaulipas y párele de contar.

Es el momento para la reivindicación de los partidos políticos, eso sí, muy pocos, tres o cuatro, porque la sociedad mexicana ya no quiere muchos partidos en las elecciones, es más, si fuesen dos, a la ciudadanía le sería de agrado.

Elecciones sin reclamos y candidatos en santa paz, los ganadores con la constancia de mayoría en la mano o en su portafolio y los perdedores mudos, sin nada que decir y porque el fracaso fue brutal, el dos de junio de 2019, se olvidará rápido.

Los otros.

En esto de las urgencias, pero, no de actividad ideológica de partidos políticos, sino de acciones para que la capital de Tamaulipas progrese, es que la Dirección de Tránsito Local, repare o compre grúas para que reinicien el servicio de arrastre de vehículos que violan el reglamento de tránsito porque se estacionan en sitios más allá de lo prohibido, porque lo hacen donde se les da la gana, al fin y al cabo no hay Director de Tránsito que los haga pagar por infringir la reglamentación y el que hay prefiere capacitar a su personal que voltear hacia la ciudadanía.

El señor Rafael Mouret López, tiene las prioridades invertidas y eso que, aun no establece comunicación con los responsables de la autorización de espacios para la venta de productos.

Lo nuevo, entre otras cosas son barras para la venta de bebidas en plena banqueta, como una que se localiza en el siete Olivia Ramírez, la venta de jugos desde las cajas de camionetas estacionadas en plena calle, como sucede cerca de la zona del Mercado Argüelles, sin olvidar el grave riesgo que representan para la circulación vehicular y de peatones, todas aquellas calles en las que hay puestos de tacos y en tono a los cuales los cometacos se estacionan hasta en triple fila.

La capital de Tamaulipas vive un caos vehicular, de manera que, las infracciones que levantan a los automovilistas por día, no pinta respecto a la cantidad de violaciones al Reglamento de Tránsito.

Con grúas propiedad del municipio, tripuladas por agentes de tránsito y bien promocionado un programa para retirar los vehículos que en forma descarada alteren la circulación, es probable que la captación de recursos por la Tesorería que tiene a su cargo el licenciado José Alfredo Peña Rodríguez, sea tal que al menos siempre tendrá dinero para el combustible de los vehículos del Ayuntamiento.

Por cierto, este tipo de anomalías se dan en casi todas las ciudades de la entidad, por tanto, los alcaldes deberían de pensar en ser más que alcaldes de nombre y dar paso al principio de autoridad mediante el cual se ponga orden en la circulación y uso de los espacios públicos para que la gente pueda estar mejor.