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Drenaje Pluvial

Tribuna

Por Javier Terrazas

Drenaje Pluvial

Las últimas semanas la capital tamaulipeca ha registrado importantes lluvias que rompieron el ciclo de sequía y sed.

Una canícula sin precipitaciones pluviales y altas temperaturas acentúo el estiaje que derivó en desabasto de agua en muchos hogares victorenses.

Septiembre, fiel a su tradición, fue de lluvias regulares y octubre lleva el mismo camino, con lo que alivian de manera temporal el desabasto de agua potable.

Sin embargo, esas precipitaciones pluviales generan otro problema delicado en la capital tamaulipeca. Afloran baches por doquier, al grado de que la ciudad pareciera haber sido bombardeada.

A usted, un familiar, amigo o vecino le habrá contado que cayó en un profundo bache que le averió el amortiguador, le ponchó una llanta, provocó algún accidente o se quedó varado en el pozo.

Los baches, mega-baches y pozos son el problema eterno de Ciudad Victoria, cuyo origen es la falta de un drenaje pluvial profundo y que no se hayan respetado los drenes naturales.

La mancha urbana capitalina está al pie de la enorme sierra y además tiene una pronunciada pendiente.

En  cada lluvia el agua corre con gran rapidez e inunda calles, bulevares y algunas viviendas de zonas bajas, porque los escasos drenes pluviales superficiales se saturan y rebasan.

Cada corriente de agua arrastra arcilla, arenillas, piedras, follaje, raíces, ramas de arbustos de la vecina sierra; más la basura que los ciudadanos abandonamos en la vía pública.

La humedad, más el agua corriente  adelgazan y levantan el asfalto, al grado de calles, avenidas, ejes viales y drenes se deterioran con facilidad.

Limpiar drenes, tapar baches, repavimentar calles, avenidas  y bulevares, es el cuento de nunca acabar.

La solución de fondo es la construcción de un drenaje pluvial que encauce las aguas que provienen de la sierra antes de que conviertan las calles en drenes o ríos.

Los proyectos de esas obras hidráulicas descansan desde hace varios sexenios en los escritorios de la Secretaría de Obras Públicas del Gobierno del Estado y de la CEAT, que ahora depende de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente.

Tiempo de que sus titulares  Cecilia del Alto López, Luis Pinto Covarrubias y Gilberto Estrella Hernández  les den una desempolvada, los revisen a fondo y actualicen para que se formulen nuevos proyectos ejecutivos y se les busque financiamiento.

Es uno de los grandes pendientes que dejó con la capital tamaulipeca el especialista en obras hidráulicas que gobernó la entidad en la década de los ochentas, el Ingeniero Américo Villarreal Guerra.

Cierto, legó la primera línea del Acueducto “Guadalupe Victoria” que trae agua de la presa “Vicente Guerrero” a Ciudad Victoria, haciendo olvidar el desabasto por casi tres décadas.

Hoy la nueva Ciudad Victoria, más poblada y con una mancha urbana más amplia requiere de la segunda línea del acueducto que atenúe el desabasto en los hogares y genere el desarrollo comercial a industrial.

Y sigue demandando de un eficaz sistema de drenaje pluvial que frene las grandes pérdidas anuales de dinero que destinan a tapar baches y repavimentar calles, negocio de unos cuantos.

La segunda línea del acueducto y drenaje pluvial, son  obras prioritarias para nuestra ciudad, así como el gasoducto Villagrán-Victoria, que le de viabilidad industrial.

Esperemos  vengan en la agenda de sueños alcanzables del alcalde Xicoténcatl González Uresti y convenza al gobernador Francisco García Cabeza de Vaca para concretarlas.

 

 

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