EL CABECISMO OBLIGADO A REINVENTARSE
CUADRANTE POLÍTICO
POR FERNANDO ACUÑA PIÑEIRO
EL CABECISMO OBLIGADO A REINVENTARSE
Si hemos de ser honestos y analizar los hechos, con la herramienta de la verdad, la marca sexenal del PAN en la entidad, sufrió una derrota a secas en las elecciones de éste primero de julio.
Hasta cierto punto, el gobernante estatal, tenía razón en molestarse, durante la pasada campaña, pues sus hombres de confianza le fallaron. Todos ellos, solo atinaron a girar como satélites en torno a su líder político, pero no fueron capaces de brillar con luz propia, y aportar su propia inteligencia y creatividad al proyecto.
Hoy las cosas se ven comprometidas para el 2019. Aunque, sí en palacio, son capaces de reconocer que la política tamaulipeca necesita de humildad y de sencillez, y ante todo, de nuevos rostros, que manejen más la suave mano izquierda, y menos la prepotente derecha, creo que todavía pueden enderezar el barco.
Es un hecho que, si el cabecismo quiere presentar batalla en el 2019, tendrá que hacer cambios en un gabinete estatal que lejos de refrendar la confianza de la ciudadanía, echó por la borda el bono democrático del 2016.
Dependencias claves como Salud, Educación y la mismísima Secretaría de Bienestar Social que no supo conectar adecuadamente con la ciudadanía, tendrán que ser objeto de una serie revisión en sus estrategias de política pública.
Ni que decir de una dirigencia del PAN, donde el grupo matamorense de Quico Elizondo fue rebasado por los acontecimientos políticos, pero ante todo, el principal enemigo del PAN tamaulipeco en este 2018, fue la soberbia y el marcado triunfalismo.
Y todavía a la fecha, las principales figuras de éste partido en el estado, siguen guardando silencio, ante una debacle que no admite disimulos, mucho menos esconder la cabeza, como el avestruz.
Creo que, en este nueva fase político-administrativa que se avecina, una de las reestructuraciones torales, deberán ser también, los relevos en el llamado grupo Reynosa, que en su fobia anti PRI pagó su penitencia de ser superado lastimosamente por MORENA, o sea por el mismo PRI, pero de los años ochenta.
De una o de otra manera, el cabecismo como marca política, está obligado a reinventarse. De lo contrario, lo que sigue, es perder la mayoría en el Congreso local. ¿Estarán conscientes de ello, los altos mandos del PAN en el estado? ¿O seguirán con la misma película del inicio, en el sentido de que, ni oyen ni ven a quienes aconsejan prudencia y más sensibilidad para gobernar?
Lo cierto es que electoralmente, ya pasamos el 2018, y nos encaminamos hacia el 2019. Pero el PAN en el estado, parece que sigue estancado en el triunfalismo del 2016.
—EN 2019, ¿LA MORENA SALE POR EL PAN?———–
Bajo el ardiente verano, López Obrador y sus operadores políticos, se mueven con rapidez. Dirigen la mirada hacia el horizonte, donde ya se perciben las fronteras del próximo combate por el poder, que se llevará a cabo, en menos de un año.
Este año que viene, lucha del obradorismo, será contra cinco gobernadores panistas. No habrá más rivales en el ring electoral, que la derecha ideológica del PAN, ante el centro izquierda moreno. ¿Cuál será el resultado?
Son cinco entidades gobernadas por el PAN: Baja California, donde Quico Vega se encuentra políticamente contra la pared, ante la nueva correlación de fuerzas morenistas, y podría perder la gubernatura.
En Durango, José Rosas Aispuro, se encuentra acotado con un congreso local de mayoría obradorista. En Quintana Roo Carlos Joaquín González perdió la senaduría y los principales municipios. En Aguascalientes, Martín Orozco rescató la senadurías para el PAN, y la mayoría en el Congreso, pero perdió una diputación federal clave, y el virus MORENO ya inoculó el poder legislativo del estado.
Y en Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca se apresta a defender el bono democrático del 2016, un capital político que salió seriamente raspado del reciente primero de julio, al perder la senaduría ante Américo Villarreal Anaya, y la mayoría de las diputaciones federales.
No será una lucha política fácil, para estos gobernantes que llegaron con una aureola de cambio, en el 2016. Con excepción del mandatario estatal bajacaliforniano, los cuatro restantes, son hijos de los vientos de hartazgo anti priista, que trajeron la alternancia a tierras tamaulipecas, hace dos años.
Y no lo será, porque la llegada del obradorismo, a partir de diciembre próximo, traerá consigo una oleada de cambios legislativos, cuyo propósito estratégico, es el de terminar de desmantelar el prianato. Entre otras leyes, que presumiblemente se pondrían en marcha, destaca la que se refiere a la elevación del castigo penal contra el fraude electoral.
Otro tema que, se encuentra en puerta, es la radical centralización del presupuesto y la extrema vigilancia a que serán sometidas las entidades federativas, especialmente las panistas y las del PRI, en el ejercicio de los recursos públicos.
Pero, por si lo anterior fuese poco, ya se habla desde ahora que, se buscará que, ninguno de los funcionarios federales, sean gente fácil de manejar por los gobernadores en turno.
Actualmente, el Partido Acción Nacional es la mayor fuerza política en lo que se refiere a los estados de la república, pues en esta pasada elección del 2018, ganó tres entidades, (Guanajuato, Puebla y Yucatán), y perdió solamente una, (Veracruz). Por lo tanto, actualmente tiene en su poder 14 gubernaturas.
El PRI se queda con 12 estados, su peor escenario, en más de ochenta años de poder. Pero además muchos de esas entidades, con congresos de mayoría MORENA, como el estado de México, donde los atlacolulcos peñistasestán prácticamente en la lona, y a merced del obradorismo.