ColumnasTitulares

EL CENTAURO MEXICANO

LETRA PÚBLICA

EL CENTAURO MEXICANO

RODOLFO SALAZAR GONZALEZ

No tengo la menor duda que después del presidente Benito Juárez, el héroe de la Revolución Mexicana más arraigado en el imaginario colectivo del país es naturalmente Doroteo Arango; quién usó el pseudónimo de Pancho Villa para salir de la vida simple y anónima y transformarse de una leyenda local e internacional. No existe otro mexicano, escritor, artista, o político que goce de su prestigio indiscutible y que resulte triunfador de todas las críticas que le hacen hoy en día los acérrimos enemigos que son fieles descendientes de los enemigos contra los que Pancho Villa y la Revolución Mexicana presentaron una férrea e indeclinable batalla.

rodollfosalazar-3-1

Las nietas del general Francisco Villa, Guadalupe y Rosa Helia Villa, han realizado un significativo esfuerzo por recuperar la figura del gran militar que Pancho Villa en su momento fue. Casi todos los personajes legendarios de aquella época y que pertenecieron a la famosa “División del Norte” que comandaba el Centauro del Norte han ido perdiéndose en las sombras del olvido y son suplantados por personajes de plástico y papel de china que crea el salvaje neoliberalismo que hoy está presente, incluso, invadiendo los espacios que deben ocupar de forma inalterable los héroes que nos dieron patria y libertad. Solo Felipe Ángeles, además del general Francisco Villa han sido rescatados para la historia moderna.

Elena Garro, la primera esposa de Octavio Paz y con quien procreó a la única hija del nobel de literatura, Helena Paz (lo escribe con H), quien vivió en una absoluta miseria en una finca ubicada en una colonia de Cuernavaca, quejándose del abandono económico en que la ha postrado Mari Jo Paz, la segunda esposa de Paz, quien es la propietaria de todas las utilidades que generan las obras del poeta y es la directora ejecutiva del fideicomiso que Octavio Paz constituyó con sus recursos económicos acumulados a lo largo de su vida. Escribió una obra de teatro en tres actos sobre el general Felipe Ángeles, quien fuera el artillero notable al servicio de Francisco Villa, educado en colegios militares en Francia y Estados Unidos. A lo lejos podemos establecer la certidumbre que Francisco Villa y Felipe Ángeles son ahora utilizados cuando el gobierno y los partidos solo los invocan cuando quieren hacer demagogia y conseguir clientela electoral.

El mejor libro que se ha escrito sobre Francisco Villa lo redactó el genial historiador austriaco nacionalizado norteamericano, recientemente fallecido Friedrich Katz, quien estaba enamorado de México y de su Revolución Mexicana, que tanto defendió en la Universidad de Chicago donde era profesor de tiempo completo. También tengo la convicción que el mejor y más notable trabajo escrito sobre la biografía de Emiliano Zapata (el revolucionario mexicano de mayor idealismo y con un proyecto concreto: beneficiar a los campesinos) es el de la autoría de John Womack, (recuerdo con claridad que al principiar los ochentas este libro me lo obsequió Don Juan Guerrero Villareal, en su casa, cuando lo visité en más de una ocasión, porque era el director del periódico el Diario de Ciudad Victoria, donde por su generosa invitación el que esto escribe redactaba colaboraciones tres veces a la semana).

Francisco Villa y Emiliano Zapata a pesar de sus enormes diferencias fueron grandes aliados: perseguían causas populares y con sinceridad a diferencia de los demás caudillos de la Revolución Mexicana que tan solo buscaban el dinero y el poder a cualquier precio. Sin duda que por esto fueron asesinados los dos de una manera cobarde y traicionera. El primero por órdenes de Álvaro Obregón y el segundo por Venustiano Carranza. Son también los mejores representantes de un movimiento desordenado y caótico donde finalmente triunfaron los peores y los beneficiarios se hicieron una nueva y voraz burguesía, una nueva clase gobernante tan despótica y brutal como la que destruyo México en 1910 y 1917.

La constitución de 1917 es un logro no lo podemos negar, es una categoría verdadera e indestructible, pero marca el inicio también de una pesada carga para el país que ni acabó por obtener justicia y libertad y que tampoco ha llegado a permitir una democracia generalizada en todos los estados del país.

Las batallas que el general Francisco Villa presentó fueron inigualables derrotó con osadía ilimitada a sus enemigos, solo el general Álvaro Obregón, quien nunca perdió una batalla (solo un brazo) pudo derrotarlo en Celaya. El hecho de haberle cortado la cabeza al cuerpo de Villa ha contribuido poderosamente a la leyenda. Eran tantos los enemigos que tenía el general que alguno pudo haber sido el culpable de esta lamentable atrocidad. Hoy practicada por los narcotraficantes más salvajes que se ensañan con sus enemigos que les disputan sus territorios donde ellos tienen el control.

Finalmente, yo encuentro un hecho valioso en la vida de Francisco Villa, y que no lo voy a negar me promueve mucha satisfacción y alegría en estos tiempos todavía. Fue el único que invadió el suelo propiamente norteamericano, cuando Villa derrotado por Álvaro Obregón y acosado por Carranza se lanzó en una última carga de caballería contra un oscuro pueblo fronterizo norteamericano: Columbus. Esto provocó la rabia del imperio, quien furioso envió al general Pershing a perseguirlo con tropas especializadas y experto rastreadores pieles rojas para localizar al legendario Francisco Villa sin lograrlo, gracias a Dios.

Hubo Pershing de cancelar su expedición y partir a Europa a pelear contra los alemanes en la primera guerra mundial, en cambio Pancho Villa reapareció convertido en un trabajador dueño de un rancho: Canutillo, donde fue sacrificado y con esto sus enemigos lograron el fin de la “División del Norte” y los famosos dorados de Pancho Villa.

E-mail.- notario177@msn.com