Columnas

El contagio de las campañas electorales

@Aberto_Rivera2

Las elecciones del 2021 están a la vuelta de la esquina en las que estarán en disputa 3,500 cargos, entre ellos 15 gobernadores y los 500 legisladores de la Cámara de Diputados.

Se trata de la elección más grande en la historia del país, pues en total habrá 32 procesos electorales.

Originalmente, el proceso electoral tendría que comenzar en septiembre próximo, pero la situación provocada por la emergencia sanitaria obligará algunos cambios, no de fecha por el momento, pero sí en la organización y seguramente en el desarrollo de las campañas políticas.

Las campañas electorales en México se caracterizan por humanizar al máximo a los candidatos. A la gente le gusta verles comer con las manos en su pueblo, que tomen a un bebé en brazos, que se dejen fotografiar y que, con suerte, llamen a su puerta. Tradicionalmente, las campañas políticas en México han tenido un fuerte componente territorial. Se hacen en la calle, con la gente, saludando de mano, abrazando y mirando a los ojos.

Sin embargo a 13 meses de la jornada electoral más grande que tendrá a efecto en nuestro país y a escasos 3 meses del inicio del proceso electoral, el coronavirus ha alterado por encima de todas las cosas la esencia misma de las campañas, poniendo fin a la fase de estrechar manos. De momento, el coronavirus ha convertido las campañas en algo digital.

¿Qué esperar de las campañas y elecciones en tiempos de coronavirus?

  1. Un cambio organizacional. El coronavirus también puede ocasionar problemas de coordinación y organización electoral por «temor a estar en espacios públicos». Si ya de por sí las jornadas electorales son eventos complejos, la crisis sanitaria obliga a las autoridades electorales a reforzar controles, tomar medidas extraordinarias y prepararse para imprevistos. Votar con guantes y mascarillas.
  2. Deinfodemia a la campaña sucia. La OMS lleva semanas alertando sobre la infodemia, la expansión de fake news, rumores y discursos de odio. La desinformación sobre el coronavirus puede mutar a estrategia de campaña sucia, como se teme que suceda en Estados Unidos.
  3. Abstencionismo. El miedo a la exposición al contagio puede afectar negativamente a la movilización y la participación electoral.
  4. El pragmátismo de los indecisos. En un contexto de incertidumbre como el actual, los votantes indecisos pueden tender a preferir mantener elstatu quo, por miedo a que los cambios de Gobierno entorpezcan la gestión de la crisis sanitaria o las medidas de contención necesarias ante el previsible enfriamiento de la economía. Esta tendencia a la estabilidad y el pragmatismo puede favorecer a los partidos en el gobierno.
  5. La alternativa digital. La sociedad digital ha transformado nuestras relaciones y también afectó la política. El gran cambio en sí no son las tecnologías, sino cómo afectan nuestras relaciones. Hoy en día en el que trabajo político no puede realizarse territorialmente, las redes sociales se convierten en el canal protagonista de comunicación entre el político y los ciudadanos. Sin embargo, publicar contenidos sin valor no es cumplir con la esencia de la comunicación política. Contenidos sin valor no construyen el consenso entre los ciudadanos. Las redes sociales tienen como finalidad generar una comunidad digital, por lo que lo más importante es la interacción entre el político y el usuario.
  6. El valor de los contenidos:el ciudadano está enfrentando una saturación de información. Todo el tiempo estamos recibiendo mensajes, sobre todo negativos, que provocan miedo y paranoia. Será importante que se generen productos audiovisuales que respondan a los problemas de la gente. Le gente necesita esperanza, por lo que se tienen que proponer soluciones a un futuro que parece incierto.
  7. La importancia de la microsegmentación:En tiempos de crisis, no es nada fácil conseguir que nuestro público objetivo crea o se enamore de nuestra marca. La segmentación del pasado era muy simple, ahora esta información la debemos llevar a otro nivel: una clasificación por medio de una microsegmentación demográfica pero, sobre todo, por una psicográfica y psicopatográfica: la primera refiere a la clasificación por el pensamiento, los sentimientos, la personalidad, los miedos, las aptitudes, los valores, etc.; y la segunda, clasifica las audiencias por los rasgos de personalidad asociados a patologías, como: la paranoia, la hipocondría o el narcisismo.

El coronavirus modificará muchos consensos sobre gestión y comunicación de crisis. No hay recetas ni soluciones mágicas. En este escenario, las campañas desde su organización hasta su desarrollo exigirán el compromiso y la responsabilidad de los partidos políticos y candidatos. La pandemia también pondrá a prueba a nuestras democracias y nuestros valores.

@Aberto_Rivera2