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EL ESPÍA QUE SURGIÓ DE PALACIO

LETRA PÚBLICA

EL ESPÍA QUE SURGIÓ DE PALACIO

RODOLFO SALAZAR GONZALEZ

El gobierno de Peña Nieto se conmociona con un tercer episodio critico que sin duda dañara seriamente su línea de flotación: la primer crisis que vivió su gobierno fue el programa de Carmen Aristegui que tituló “La Casa Blanca” y que describía una mansión propia de un Jeque Árabe con matices minimalistas y en un color blanco níveo, que según las investigaciones arrojaron como respuesta de la casa presidencial que este inmueble maravilloso era propiedad de la actriz de televisa y actual esposa del presidente de la República Mexicana Angélica Rivera, que la había adquirido merced a unos bonos que la empresa televisora para la que trabaja le había obsequiado por ser una estupenda estrella de telenovela.

El segundo momento crítico que he observado en los años de gobierno que tiene Peña Nieto al frente de su mandato, es el tema de Ayotzinapa, un emblema simbólico para el futuro, similar al del 68; en el que desaparecieron a 43 normalistas, estudiantes de una escuela rural crítica y radicalizada, que denunciaba constantemente con su activismo político la miserable pobreza en que viven los sectores campesinos del estado de Guerrero. El estado mexicano ofreció como respuesta a este crimen una serie de razonamientos que vinculaban a estos jóvenes normalistas con los carteles del narcotráfico que operan en esa zona y finalmente vendieron la versión de que los Abarca, José Luís y su esposa María de los Ángeles, unos lacayos inmundos, que gobernaban el pueblo de Iguala; habían sido quienes dieron la orden a los sicarios para que este grupo de jóvenes fueran pasados por las armas. Este tema le dio la vuelta al mundo y ha servido en estos días para que Venezuela en un intento de defenderse del oprobioso e irrespetuoso intervencionismo de México en su política interior, para acusar a Peña Nieto de carecer de autoridad moral para señalar males ajenos teniendo un infierno en su casa.

Ahora estamos viviendo un conflicto problema político similar en dimensión e importancia a los dos primeros, pero que los ha rebasado mediáticamente en virtud de que hace unos días el periódico más importante de los Estados Unidos “The New York Times” presento un reportaje en primera plana en donde señala que en México el presidente y su gobierno espían por medio de un software conocido como “Pegasus” que infiltran en los teléfonos inteligentes y otros aparatos para monitorear cualquier detalle de la vida diaria de una persona por medio de su celular; llamadas, mensajes de texto, correos electrónicos, contactos y calendarios. Incluso pueden utilizar el micrófono y cámara de los teléfonos para realizar vigilancia; el teléfono de la persona vigilada se convierte en un micrófono oculto, que le dice al gobierno a donde va, con quien va, y que platica la persona que es considerada peligrosa para la seguridad nacional.

Este reportaje del periódico estadounidense hace un detallado resumen de las razones para las que fueron creados estos equipos de software, que originalmente tienen como propósito el saludable objetivo de vigilar a terroristas internacionales, criminales y a los capos de los carteles del narcotráfico, que frecuentemente ponen en riesgo la estabilidad de una nación como es el caso mexicano. Solo que en México, tendría que ser en México, el país al que André Breton definió como “surrealista” estos programas llamados “Pegasus” no se utilizan para lo que fueron creados, es decir, vigilar a los criminales, a los terroristas y a los narcotraficantes. Se utilizan para perseguir y saber que hacen los defensores de los derechos humanos, periodistas críticos, y activistas que promueven las leyes de anticorrupción en este país y que el gobierno contempla como objetivos peligrosos.

Los resultados de esta importante investigación periodística señalan que entre los objetivos de este proyecto de espionaje cibernética se encuentran fundamentalmente los abogados que investigan la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, un economista (Juan Pardiñas) que ayudo a redactar un proyecto de ley anticorrupción, dos de los periodistas más influyentes en México (Carmen Aristegui entre ellos y Loret de Mola por su trabajo en la columna del Universal) y una dama estadounidense que representa a víctimas de abusos sexuales cometidos por la policía. Los intentos de espionaje según el “The New York Times” han alcanzado a los familiares de los activistas y periodistas incluidos un joven menor de edad, Emilio Aristegui, hijo de la periodista más influyente del país.

Este nuevo comportamiento del estado mexicano refleja la decadencia en la que está cayendo, y la pobreza de miras en los proyectos de reivindicación social y de incorporarse de lleno en una sociedad democrática y avanzada que este a la vista de todos los ciudadanos y que sus actos sean públicos por tratarse precisamente de que la función pública, es una actividad en la que el pueblo debe estar informado. También nos muestra que los nuevos enemigos del gobierno de Peña Nieto, ya no son el crimen, ni la violencia, ni el narcotráfico, ni los asesinos seriales, ni nada que no acate un ordenamiento legal. Ahora los objetivos a destruir por parte del estado mexicano son los defensores de los derechos humanos, los periodistas que ofrecen su vida para sacar a la luz la verdad y los profesionistas que ponen al servicio del pueblo su talento para terminar con la corrupción que está asfixiando a nuestra nación.

El espionaje no es nada nuevo en este mundo, ahora mismo recuerdo la inolvidable novela de John Le Carré, que leí en mi primera juventud, “El Espía que surgió del frío” que relata de una manera nítida y elocuente los golpes bajos que se daban en la guerra fría por medio de los equipos de inteligencia y contra inteligencia, Europa aliada con Estados Unidos contra la potencia del eje. John Le Carré un fino y erudito diplomático británico reseña con una magistral habilidad literaria los pormenores de los que se hace valer el personaje de esta novela, Alec Leamas, para hacer llegar todos los mensajes secretos que servían para desestabilizar el frente enemigo atrás del muro de Berlín.

El espionaje ha sido materia, de novelas mexicanas que me han quitado el sueño, ahora mismo pienso en “Complot Mongol” de Rafael Bernal, “Trampa de Metal” de nuestro paisano Rafael Ramírez Heredia y “La cabeza de la hidra” del estupendo narrador mexicano Carlos Fuentes.

Por eso, hay que dejarlo establecido, el espionaje es una actividad inmoral por parte del estado porque invade la privacidad de los gobernados.

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