Columnas

EL JUEGO PERVERSO

EL FRANCOTIRADOR

   Por Óscar Jiménez

EL JUEGO PERVERSO

La democracia también tiene la asignatura de la derrota, es decir, saber perder, pero no todos saben asumir una derrota con decoro.

No se vale meterse al juego perverso de la frase que dice “si ganó yo sí es democracia y si pierdo no la hubo”.

La frase de “hicieron trampa” hace mucho daño a la democracia cuando no hay sustento para tal afirmación. Esas declaraciones difamatorias son un proceso lento de demolición de la democracia.

Esto tiene que ver con MORENA y el PRI del municipio de Altamira, que no se resignan a perder y que hieren de muerte a la democracia tamaulipeca con sus acusaciones sin fundamentos.

No digo que no tengan derecho a inconformarse, pero sí subrayo que no se debe hacer como deporte, de bote pronto, y sin tener pruebas de lo que solamente ellos dicen fue una trampa y la autoridad electoral no lo ha dicho en ningún momento.

Armando Martínez, candidato de MORENA a alcalde de Altamira ha sido un eterno aspirante a inquilino de palacio municipal y nuca ha llegado. Y tal parece que eso lo tiene al borde de un colapso nervioso.

Armando Martínez ha perdido en las internas, y ahora que se montó a una candidatura y perdió en las urnas de manera abrumadora, de inmediato dice que le hicieron trampa, pero sin aportar las pruebas de ello.

Alma Laura Amparán, candidata del PAN a través de la coalición Por Tamaulipas al Frente, se convirtió en una heroína local debido a que en su condición de mujer les enseñó a sus rivales cómo tener una campaña electoral exitosa y culminarlo en las urnas.

La dama azul es la primera mujer que se reelige en Altamira. Ese será su honor por siempre y las bravatas de MORENA y el PRI sólo son tormentas pasajeras que únicamente adornan mal a esos partidos.

Y es que a nivel nacional sí es una fiesta el triunfo en las urnas de MORENA para quedarse con palacio nacional, pero en algunos municipios esa misma organización se muestra mezquina junto con el PRI.

Porque en el PRI la mera verdad es que Carlos González Toral está sumido hasta el cuello en un partido político que se hunde en arenas movedizas llenas de traición a la militancia e infractores de la ley, de los que ya dos (Eugenio Hernández y Tomás Yarrington) están en la cárcel.

Por eso creo que la democracia aun no llega a los dos partidos mencionados del municipio de Altamira. Y considero que le quedan a deber a la lección cívica que los ciudadanos impartieron el pasado 01 de julio.

Altamira y Tamaulipas necesitan que todos los actores políticos trabajen juntos, sin desconocer que todos tienen un compromiso con la democracia, tanto los ganadores como los perdedores.

Armando Martínez y Carlos González Toral necesitan meterle freno a su enojo por no ganar. Así lo decidió el ciudadano y eso se tiene que respetar.

Ya vendrán otras justas electorales y más oportunidades de participar. Porque la vida política-electoral de Altamira y de Tamaulipas no se terminó el día primero del mes en curso.

Hay vida después de una elección. Pero esa vida política inicia reconocimiento el triunfo de los ganadores para dar paso al restablecimiento del juego sano de partidos que fortalece a la democracia.

MAQUIAVELITO

… Entendemos por mal perdedor no solamente el que dice lo que no debe, sino el que actúa o gesticula poniendo de relieve que no sabe asumir su derrota.

osjinuf@gmail.com