Columnas

EL JUICIO MÁS INJUSTO DE LA HISTORIA

LETRA PÚBLICA

EL JUICIO MÁS INJUSTO DE LA HISTORIA

RODOLFO SALAZAR GONZALEZ

En estos días santos estamos recordando y celebrando los que pertenecemos al mundo cristiano la pasión, el proceso y la crucifixión de Cristo. Un viernes de hace dos mil años se realizó el juicio más injusto de todos los siglos a Jesús de Nazaret. Este acontecimiento que en esa época revistieron con matices de legalidad por parte de las autoridades romanas que gobernaban el territorio judío y por esa razón estos últimos carecían de la potestad de realizar un procedimiento que llevara a la muerte a un hombre que sin temor alguno se enfrentó a la rigidez del Imperio Romano y de la ley judía sosteniendo con énfasis y humildad que era el hijo de Dios.

Este proceso contra Jesucristo es indiscutiblemente el más famoso, el más injusto por lo viciado del procedimiento, por la inexistencia de una defensa justa del condenado y por la incidía que provoca la envidia enquistada en el pueblo judío de que Jesús de Nazaret se ganara toda la voluntad y el reconocimiento de la población. Técnicamente fue un procedimiento oral, totalmente basado en la oralidad, esto nos demostró que no necesariamente esta técnica garantiza la justicia como hoy en estos días modernos se anuncia al implementarlo en todo el país. La literalidad del proceso representa un continente, no un contenido. Contiene lo que se les mete. A uno y a otro se le puede instalar dosis grandes de sabiduría, valentía, independencia, honestidad y justicia. Y por el contrario puede rellenarse del procedimiento de ignorancia, cobardía, consigna, ratería o inequidad como sucedió en el proceso en el que Jesús fue condenado a morir en la cruz en el monte del Gólgota.

Agregado a estos elementos de ilegalidad e inequidad se le suma la brevedad y lo sumario. En tan solo quince horas se sustanciaron las cinco instancias que lo integraron. Fue rapidísimo, tan veloz que las escrituras sagradas se ocupa de este proceso en tan solo unas cuantas hojas. Lo que quiere decir que la rapidez no es garantía de que la justicia se de en los procesos orales. Curiosamente, a pesar de que Jesús de Nazaret fue condenado a muerte en una brevedad, por una extraña condición inherente a su divinidad este proceso no ha terminado; porque en los corazones de millones de personas es inocente. Transformándose en contra de los acusadores y los promotores de su sacrificio un encono que ha trascendido por generaciones y que se ha grabado en la conciencia de la historia alcanzándolos y aprisionándolos a muchos de ellos en una condena absoluta.

Caifás y Anás los principales conspiradores del sacrificio de Jesús, eran dos sacerdotes judíos que sentían envidia por la popularidad del nazareno. De Caifás está escrito que en sus años finales de su existencia vivió atormentado y se convirtió al cristianismo y solicitó que los clavos que habían usado para crucificar a Jesús estuvieran en su tumba. Otros personajes condenados por la conciencia histórica encontraron en el desamparo de su soledad y su locura el suicidio al no poder con la carga de su responsabilidad y arrepentimiento. Judas Iscariote se colgó antes de que su maestro fuera linchado en la cruz, este hijo del demonio, como su víctima no alcanzo a ver la noche del viernes. Renegó de sí mismo y se maldijo, arrojando al templo las monedas que Caifás le había entregado por haber vendido al hijo del hombre. Quedo preso en las tinieblas del remordimiento. Salió de él ensogado, sin embargo para nuestra desgracia dejo una herencia que hoy está muy socorrida: el término «sicario», proviene del apellido de Judas Iscariote. Iscariote o Sicariote es el que busca el dinero sucio.

El otro personaje triste de este proceso injusto es Poncio Pilatos, se desmoronó más pronto de lo que esperaba al darse cuenta de sí mismo, pero no fue suficiente, quedó atrapado en la oscuridad de la locura casi escandalosa. A todo el mundo le preguntaba con obsesión frenética: ¿Cuál era la verdad? en todo momento se lavaba las manos, busco el apoyo de Tiberio que se hacía llamar «El Divino» (que en mi opinión es de los criminales de Jesús de Nazaret que no han sido plenamente mandados al abismo de la basura de donde nunca debieron salir) este lo mando con el maestro Seneca, conocido por su talento y sus conocimientos. Este sabio le recomendó a Poncio Pilatos, que la verdad no se puede conocer en vida, que solamente después, es cuando los acontecimientos se acomodan y nos ubican en el sitio que nos corresponden. Más claro ni el agua. Pilatos entendió, supo en ese momento en las palabras de Seneca, que solamente en la muerte se liberaría de toda la culpa que sentía por no haber actuado con carácter en el proceso de Jesús de Nazaret; de allí partió al rio Galia y se ahogó. El traidor Judas se ahorco en Jerusalén. Estos dos personajes centrales en el proceso de Jesucristo murieron por las asfixia estrangulante y la asfixia hídrica. La responsabilidad en la muerte de Jesús implica también al imperio Romano. Posteriormente, Constantino, declararía a todo el pueblo Romano cristiano a través del congreso de Nicea, y de esta forma estos hombres que se sentían dioses se fueron humanizando y fueron cayendo víctimas de un movimiento social que con el tiempo reconoceríamos como la república.

Conviene aclarar aquí una vez más que fue la envidia que los judíos sentían por Jesús lo que provoco su sacrificio, si bien los judíos podía ejercer su religión (a la que Jesús desacataba) no tenían ciertos derechos como es el de ejecutar a sus enemigos. Por esa razón tan solo podía acusarlo al Nazareno de blasfemia, que para las leyes judías consiste en que un ser humano se haga pasar por Dios. Esto no era suficiente para condenar a la crucifixión. Por eso, porque una acusación por blasfemia no era suficiente para eliminarlo lo acusaron de revolucionario, Jesús quiere convertirse en rey, y ellos que odian al Cesar y su imperio, manifiestan que el Cesar es su único rey. Extraña conducta del hombre que traiciona, no solo a sus semejantes sino a sus propios principios. Pilatos se dio cuanta el rumbo que las cosas iban tomando y que los judíos buscaban condenarlo a morir. Y la orden de matar a un gobernado solo le corresponde al Cesar, y mirando peligrar su puesto (un chambista, como hoy abundan) decide entregarlo para ser crucificado.

Pero antes, Pilatos actuando en contra de su conciencia en el proceso contra Jesús ordena colocar una inscripción encima de la cruz: INRI, que en latín quiere decir: «Jesús Nazareno, Rey de los Judíos» esto atrae la atención de estos que quieren impedirlo, a lo que el gobernante proclama, «lo escrito, escrito esta» reafirmando con esto no solo la sentencia de su muerte, sino la condición real y divina de Jesús.

Dos siglos después pareciera que ese proceso ventilado aquel primer viernes santo está todavía más vigente que nunca en nuestros corazones.

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