ColumnasTitulares

EL PORFIRIATO VISTO DESDE EL PRESENTE

LETRA PÚBLICA                                                                                                 

  EL PORFIRIATO VISTO DESDE EL PRESENTE

RODOLFO SALAZAR GONZALEZ

Porfirio Díaz nació el 15 de septiembre de 1830, por lo tanto era del signo zodiacal virgo, que los expertos en esta materia definen como muy limpios y observadores de la buena presencia de la gente que actúa en su entorno. Nació en Oaxaca de Juárez, y falleció de viejo y en la cama el 2 de julio de 1915 en Paris, la bella ciudad a donde lo llevo su esposa Carmelita, quien asesorada por José Yves Limantour, un criollo francés, que fue el mandamás del equipo identificado por el pueblo y la historia de México como “Los Científicos” seguidores todos de la doctrina de libre mercado (como la tecnocracia que nos gobierna hoy) y fieles seguidores del positivismo, ideología que esta élite gobernante adoptó para llevar desde su óptica personal el México de ese tiempo a un estado de plenitud y desarrollo adoptando como lema “Orden y Progreso”.

La ciudad luz fue el destino de toda la crema y nata que representó el Porfiriato, después de que nuestro país se levantara en armas contra el régimen dictatorial que Porfirio encabezó por más de treinta largos años. La razón natural y simple por la que estalló primero la revuelta motivada por el descontento que se convirtió en la primera Revolución Social del siglo XX, y que empezó en México en 1910 a las seis de la tarde del 20 de noviembre, tal y como lo ordenaba el Plan de San Luís, documento político que convocó a los mexicanos en rebelión como consecuencia del descontento generalizado propiciado por el fraude electoral entre junio y julio de 1910 en donde Francisco I. Madero venció en una liza electoral nutrida y democrática al régimen del Porfiriato. El combate entre el Porfiriato y la democracia planteada por el Plan de San Luís, duró varios meses de contienda armada, finalmente reconociéndose rebasados el Porfiriato y su élite gobernante, decidieron huir (a diferencia de Maximiliano que soportó estoico y cedió el sitio de honor en la fila de los fusilados al general Miramón, que lo consideraba un héroe al acompañarlo en su mortal capitulación en el Cerro de las Campanas) a bordo del Ypiranga al viejo mundo del que nunca regresaron.

Al transcurrir más de cien años de la muerte de Porfirio, se cumpliran el pasado dos de julio, una vez más en el ambiente nacional volvió a resonar la figura inefable de un dictador tierno, a quien recordamos más en su ancianidad, a lado de una bella jovencita tamaulipeca con quien se casó Porfirio Díaz cuando ya tenía 55 años y esta bella tulteca apenas alcanzaba los diecisiete. Juzgando a distancia y con los valores con que hoy nos manejamos, esta unión matrimonial en nuestros días, entre un mandatario y una menor de edad, hubiera sido un lamentable e imperdonable anatema. El debate sobre si Porfirio debe regresar a nuestro país convertido en cenizas después de que él en una deshonrosa huida hacia el exterior para salvar su vida, dejo en el abandono a los sectores porfirianos que no contaban con los recursos para ser extraídos del México revolucionario, lo inició Enrique Krauze, ese historiador que se inició como discípulo de Octavio Paz, a quien copió la parsimonia en el ritmo de su lenguaje y publicó un ensayo sobre la vida y obra de Porfirio Díaz a quien denominó “El místico del Poder” con una sutil reverencia que les encantó a todos los que se asfixian por  los días que vivimos, donde una preocupante desigualdad social nos agobia. Se remiten a un pasado que ya nunca volverá. Nada de lo que sucedió antes volverá a pasar en nuestro país, por la razón de que el presidencialismo institucionalizado que surgió del derrumbe del Porfiriato entrego al México de nuestros días la democracia para no permitir retornos a un pasado que ya liquidamos para siempre.

El gobierno de Porfirio que la historia identifica como el Porfiriato, se caracterizó por ser un sistema político que estuvo presente de 1876 a 1910 en la vida de los mexicanos y se representó por la perpetuación de una sola persona en el poder político. Esto en China y aquí es una dictadura. En contraste con el régimen de la Revolución, luego de que fue sacrificado el general Álvaro Obregón, el 17 de julio de 1928, hubo en el país, una sucesión presidencial regular y legal. A diferencia de Porfirio Díaz que fue un régimen de una sola persona, lo cual sirvió para que este dictador fuera tejiendo como una araña una amplísima red de intereses que se distinguió en una etapa primaria cuando conformó una caterva de caciques regionales y una segunda etapa donde creo una aristocracia ligada a su figura llamada por el populacho “Los Científicos”. Con todo y que por la sangre de Porfirio circulaba sangre indígena, oaxaqueña, se olvidó de sus orígenes y promovió la esclavitud más cruel de la que se tenga memoria no solo de los mayas y de los yaquis sino también de otras etnias. Fue Porfirio Díaz un auténtico genocida del pueblo Yaqui y entrego la libertad de los mayas para que se convirtieran en esclavos de los latifundistas yucatecos llamada la “casta divina”.

El país entro en un desarrollo, según algunos apuntes de historiadores norteamericanos en donde aseguran que en un lapso relativamente breve después de asumir el poder, pacificó el país. Esto es cierto, pero lo hizo a sangre y fuego, con la ley fuga y con una severa represión contra revolucionarios y bandoleros. Verbigracia como si en estos momento críticos que vivimos el gobierno del presidente Peña Nieto ordenara la matazón de todos los maestros oaxaqueños que tiene paralizado ese estado, en donde se arrastran desde hace siglos miseria, analfabetismo y desnutrición. Una gran conquista de los gobiernos revolucionarios es la permanente revisión de nuestra constitución, que a partir de 2011 consideró como primer bien jurídico tutelado los derechos humanos y las garantías de los mexicanos.

El desarrollo del Porfiriato tuvo un problema, no fue parejo, concentró la riqueza y el poder en unas cuantas manos. No tomo en cuenta las necesidades de la gente y al final el equilibrio entre los encumbrados se perdió. Lo cuenta muy bien Francisco Bulnes, el historiador “científico” y miembro del gobierno de Porfirio (a quien el Catón de nuestros días plagia en sus columnas). Bulnes recomendó a Porfirio que tomara en cuenta el peligro que se vivía, le propuso reformas al sistema, hacerlo tolerante e incluyente en términos políticos y económicos. Ya Porfirio para ese entonces era de la cabeza a los pies un auténtico dictador e hizo oídos sordos a estas iniciativas que le propuso su amigo Bulnes.

A partir de los años ochenta, (antes debo decir, que el proyecto del presidencialismo surgido de la Revolución Mexicana funcionó con resultados favorables hasta los años setentas) apareció una elite tecnócrata a gobernarnos muy parecida por cierto a aquella de “Los Científicos”. Estos nuevos tecnócratas entre los que sobresale Pedro Aspe y Luís Videgaray, abandera igual que ayer la ideología de libre mercado. Todo se compra, todo se vende, hasta los principios. ¿El Quid es como vamos a rectificar el camino que pretende regresarnos al pasado? Ya lo dijimos arriba, ahora contamos con la democracia. El pueblo vota, por lo tanto pone y dispone.

E-mail.- notario177@msn.com