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El regreso

Tribuna

Por Javier Terrazas

El regreso

Con el fin de las vacaciones escolares y de las burocracias, se regresa a la dinámica normal de la entidad.

Para que se dé una idea de la actividad, son cerca de un millón de alumnos de instituciones públicas, desde preescolar a superior y cerca de 60 mil docentes.

Mientras que en el sector gubernamental, la actividad que se limitaba a personal de guardia se reactiva al cien por ciento.

Novedades son muchas, pero sin duda la de mayor impacto que complica el panorama no solo de la cuesta de enero, sino de todo el año es el gasolinazo.

Y para capotear su impacto, habrá que optimizar en la medida de lo posible el uso y abuso de los combustibles, tanto en lo particular como en las instituciones.

De la inconformidad pasiva, en redes sociales, a la protesta en calles y plazas tendrá que pasarse a la acción particular de apretarse el cinturón y sin que impacte en la productividad, ajustar lo posible.

Sin sacrificar operatividad y funcionalidad, habrá que encontrar el punto de equilibrio para que las familias, las empresas, las industrias y todos en general, amortigüemos el impacto del gasolinazo.

 Lo peor para la ciudad y las ciudades es que se rompa su armonía y tráfico con protestas estériles que a nada conduzcan y que solo generen malestar en la comunidad y consumo de gasolinas en los bloqueos.

La cruda de gasolinas más caras, gobiernos ineficientes, paraestatales  quebradas, funcionarios mediocres, obligan a  trabajar más, ser más eficientes y generar riqueza que permita sortear toda esa escalada de males.

Una lección más para los sectores productivos es que debemos esperar cada vez menos de los gobiernos, ser más participativos y críticos para exigir honestidad, transparencia, justicia y seguridad.

Y esto aplica para los gobiernos municipales, estatales y federal.

En el caso de los Ayuntamientos de la entidad, por ejemplo  ayer se cumplieron los primeros cien días de un gobierno de dos años, periodo que tienen los actuales alcaldes para ganarse la confianza o el repudio de sus electores.

Y no todos han hecho bien su tarea. La gran mayoría de los alcaldes, especialmente de los municipios medianos y pequeños se perdieron en la excusa de que no les dejaron ni un centavo sus antecesores.

Y con ello se convirtieron en “alcaldes excusados”.

Algunos que tenían muchos años luchando por esa oportunidad, se aplicaron a fondo para tratar de revertir al abandono, rezagos y otros problemas que les heredaron.

En ese grupo se encuentran por ejemplo Oscar Almaraz Smer de Victoria, quien  al optimismo de su sonrisa, le agregó trabajo intenso y en equipo, que se ha notado porque puede decirse que “le ha echado todos los kilos”.

Cierto que falta mucho por hacer, pero el optimismo y la dinámica intensa personal y de sus colaboradores, no se le pueden cuestionar. Habrá que reforzar acciones, estrategias y definir prioridades.

También se perciben ciudad más limpias, ordenadas y avances en seguridad en Matamoros con Jesús de la Garza; en  Reynosa con Maki Ortíz a pesar de los contrapesos políticos;  Tampico, con Magdalena Peraza, que apela a su experiencia.

En el caso de Nuevo Laredo, se perciben buenas acciones del equipo de Enrique Rivas en servicios públicos, obra pública, respaldo a la educación y en combate a los delitos del fuero común, pero con un crecimiento de delitos mayores.

 Así es que por encima del gasolinazo, de la cuesta de enero, de la llegada a la evaluación de los primeros cien días de gobierno, la única medida para capotear los malos temporales, tanto para las familias, empresas y autoridades, es trabajo, trabajo y más eficiente y productivo trabajo.

Ni Peña, ni Cabeza, ni Almaraz,  harán el trabajo de cada uno de nosotros. Así es que a darle duro, para labrar un mejor futuro.