Columnas

El voto de las mujeres y su escenario.

Gaceta.

Por: Raúl Terrazas Barraza.

El voto de las mujeres y su escenario.

El voto de la mujer en México, fue uno de los grandes acontecimientos alcanzado como consecuencia de las luchas sociales que ellas libraron desde infinidad de tribunas en el mundo.

El 17 de octubre de 1953, fue publicado en el Diario Oficial de la Federación en Decreto mediante el cual, se dio a conocer que las mujeres tendrían derecho a votar y ser votadas, de manera que, podrían acceder a los cargos de elección popular en todo el país.

Decir que el voto de ellas y su participación en la política, es uno de los grandes aciertos, porque marcó la pauta para la igualdad de género que ahora se practica por Ley desde los partidos, es pensar en positivo, ya que, desde siempre el toque femenino de la política mejorar las perspectivas, al situarnos en un escenario de equidad.

Es muy simple, no era lógico que las mujeres estuvieran excluidas de la política, desde el momento que fueron parte activa en todos los niveles, desde echar porras a los políticos, organizar reuniones y participar en campañas, era el común denominador de su actuación.

Como instituciones responsables de la democracia en México, los partidos políticos tienen incorporadas a mujeres y desde hace algunos años abrieron las candidaturas para ellas, sin embargo, nunca pensaron que, por Ley la mitad de esos espacios serían para ellas y la otra mitad para los hombres que hacen policía desde la época pre y post revolucionaria.

Por lo regular, todos los partidos políticos conmemoran el Aniversario de la Promulgación del Decreto expedido por el Presidente de la República en 1953, Adolfo Ruiz Cortines, aunque, fue hasta las elecciones de 1955, cuando las mujeres se presentaron en las urnas para sufragar y decidir junto con los hombres quienes deberían de ser sus Diputados Federales para la conformación de la XLIII Legislatura.

Según la cronología de hechos, desde un año y medio antes de la publicación del Decreto, las mujeres se reunieron en el Parque 18 de Marzo de la Ciudad de México, para demandar al Presidente de la República, sacar adelante el compromiso de campaña mediante el cual plasmaría en la Constitución el derecho de las mexicanas a votar y ser electas, situación a la que el titular del Poder Ejecutivo respondió que sí lo haría y para octubre del año siguiente, saldaría su compromiso con ellas.

En la actualidad, que las mujeres vayan a votar, es lo normal, es más, no se entendería la participación ciudadana si ellas formadas en las filas de las casillas electorales para manifestar su voluntad política, en especial, porque siempre ellas estuvieron detrás de la concurrencia a las urnas, aunque no pudieran votar sino hasta el tres de julio de 1955.

El paso que dio México en el mundo de la democracia con el derecho de las mujeres a votar y ser votadas, fue de grandes dimensiones en el mundo, situación que fue reconocida por los grandes movimientos femeniles que a partir de la organización de la sociedad existían.

Lo que hay que asimilar ahora y, más desde la óptica de los partidos políticos, es la oferta del 50 por ciento de las candidaturas para ellas, en gran medida porque a pesar de que esto viene desde la reforma del 2014, todavía no se alcanza a ver una estrategia que sirva a las dirigencias partidarias para aumentar los cuadros femeniles y tener suficientes mujeres para convertirlas en candidatas.

Si en el PAN y el PRI, nos encontramos con dificultades para que cubran las candidaturas femeniles, es obvio que, en el resto de los partidos políticos la situación es más complicada, porque la generación de cuadros no es nada sencillo.

Ellas saben colaborar para hacer buenas campañas, incluso, hasta podemos decir que hicieron ganar muchos candidatos a todo tipo de cargos públicos, pero, ahora que deben hacer sus campañas para ganar espacios en sus organizaciones políticas, da la impresión de que, los partidos tienen dudas sobre ellas.

Lo que ayudaría mucho sería que, en los comités nacionales, estatales o municipales de los partidos políticos, la incorporación de ellas se de en la misma proporción que las candidaturas, porque de esa forma, las decisiones partidarias tendrán el toque del 50 y 50.

Bajo esta perspectiva, tendríamos que pensar en la alternancia a nivel de dirigentes en la dirigencia de los partidos, es decir, que, tras un liderazgo masculino, sobrevenga uno femenino y después otra vez ellos y después ellas. El asunto es que, por ningún lado se ve que la militancia se encuentre preparada para ese tipo de alternancia.

De haberse adoptado una situación de esa naturaleza, en este momento, tanto el PAN como el PRI, deberían estar en manos de mujeres, ya que, al exdiputado Francisco Elizondo Salazar, le antecedió un compañero suyo, el ingeniero César Verástegui Ostos, actual secretario General de Gobierno y al ingeniero Sergio Guajardo Maldonado del PRI, le antecedió el actual diputado plurinominal priísta, Rafael González Benavides.

En otros partidos políticos, el asunto es de machos y según esto muy machos, porque en el PRD la participación de las mujeres en los cuadros de dirigencia es demasiado limitada, cosa que también sucede en el Partido Verde Ecologista de México y en el Partido Movimiento Ciudadano

Ni modo que Jorge Valdez Vargas, de quien comentan es el poder tras el trono en la dirigencia perredista de Alberto Sánchez Neri, cosa que también sucede los verde-ecologistas, donde sólo los chicharrones del exdiputado Patricio King López, son lo que truenan y ni qué decir de los llamados ciudadanos en movimiento, porque Dante Delgado Ranauro a nivel nacional y los manejadores de la dirigencia estatal, como que tienen vedado los cuadros de dirigencia para las mujeres.

Casos diferentes vemos en los Partidos Nueva Alianza y Encuentro Social, porque allí los grupos de mujeres están bien identificados. Al menos para el 50 por ciento de las candidaturas para ellas, en el Partido que fundó la maestra Elba Gordillo Morales y que cuenta con representantes en el Congreso de la Unión y en los Congresos Locales, no es problema, porque hay mucha tela de donde cortar o, mejor dicho, muchas maestras que pueden ser candidatas y sacar buenos resultados habida cuenta de su cercanía con la sociedad política de los municipios y distritos.