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Fertilización

Tribuna

Por Javier Terrazas

Fertilización

Si el gobierno de la república que tomará protesta el 1 de diciembre próximo quiere impulsar al campo mexicano y regresar las fuerzas productivas, así como el arraigo de las familias, deben emprenderse algunas medidas puntuales.

El principal factor de expulsión de las familias rurales a las ciudades mexicanas o al extranjero es la inseguridad.

La violencia no solo frena la inversión en el agro y la productividad, sino que además de las cuotas a los agricultores y ganaderos, les está robando a los jóvenes para alimentar las bandas criminales.

Regresar la paz y la tranquilidad al campo será fundamental porque los recursos rendirán más, se elevará la producción y los recursos humanos jóvenes serán clave para aterrizar la tecnología, mecanización y avanzar en la industrialización.

Con un campo libre de violencia –la peor plaga de las últimas décadas – todos los planes, programas y políticas públicas, podrán intensificarse para apuntalar a éste sector agroalimentario que a pesar de todos los puntos negativos, ha mostrado que está creciendo y  siendo una de las fortalezas de la economía interna en ésta era global.

Uno de los grandes retos del campo en es elevar la producción y darle un valor agregado a los productos para llevarlos a los mercados nacionales e internacionales.

El sector privado agropecuario ha crecido y es muy fuerte en varias regiones del país.

Pero debe apuntalarse al sector social para llevar justicia social a este segmento de las zonas rurales.

Para ello es indispensable impulsar el crédito a tasas de interés bajas en forma más amplia;  orientar los programas de mecanización y equipamiento para elevar la producción de ese segmento.

Y hacer énfasis en que además de orientar los campos a  los cultivos más rentables, se instrumenten acciones de asistencia técnica rescatando los programas de extensionismo, que cuiden la correcta aplicación de los paquetes tecnológicos.

Buenas semillas, de variedades resistentes a sequías o plagas, labores culturales a tiempo y en forma, fertilización más amplia y adecuada, así como asesorías para comercialización e industrialización, deben acompañar al productor  privado y del sector social.

Para los programas de fertilización, que ahora está en manos del sector privado y con importaciones masivas de otras regiones del mundo, habrá que replantearse el regreso a la producción nacional de éstos insumos.

Si los proyectos de rescate de las refinerías y creación de nuevas se concretan por el nuevo gobierno que inicia en diciembre, sería saludable que a la par de las refinerías, con la materia prima disponible, se rescatara la producción de los fertilizantes para el campo y no depender el exterior en todos los productos.

Revisar el exitoso caso que en la segunda mitad del siglo pasado tuvo la empresa estatal FERTIMEX sería positivo para los planes del gobierno de López Obrador .

El casi p residente electo estuvo ayer en Tapachula Chiapas, donde visitó la empresa Agromod, especializada en la creación de abonos y fertilizantes.

Seguro que en sus proyectos y de quienes tendrán la responsabilidad del desarrollo rural desde su gobierno nacional, deben estar las necesidades del sector agroalimentario, cruzadas con las fortalezas energéticas.

Tamaulipas es un estado con gran potencial energético y agropecuario. Si se lograsen cruzar éstos dos segmentos, para potenciar su rentabilidad sería fundamental.

Producir los fertilizantes que el campo tamaulipeco y del país demandan, tomando como base los subproductos de la industria petrolera, abarataría costos y generaría más empleos.

Es la era del sector agropecuario en el contexto global, pero hay que apuntalarlo.