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Guardia y Dinero

Tribuna

Por Javier  Terrazas

Guardia y Dinero

Tamaulipas es uno de los seis estados fronterizos del norte de México. Uno de los más importantes en materia de importaciones y exportaciones.

Por los 17 puentes internacionales que le unen a Texas, Estados Unidos, cruzan cerca del 40 por ciento de las mercancías del comercio exterior.

Y por ende, el flujo de personas es también intenso, tanto de quienes cruzan de manera legal, como de aquellos que lo hacen en forma ilegal.

Son 371 kilómetros abajo del Río Bravo, a lo largo de los cuales se despliega el territorio de diez municipios: Nuevo Laredo, Guerrero, Mier, Miguel Alemán, Camargo, Díaz Ordaz, Reynosa, Río Bravo, Valle Hermoso y Matamoros.

Los más dinámicos para el comercio internacional son Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros.

Han sido y son polo de atracción para la migración nacional que busca empleos en la industria maquiladora y cruzar a trabajar en el vecino país del norte,

De hecho ahí radican el 52 por ciento de la población que habita en Tamaulipas. Y una parte muy relevante de ellos provienen de otras entidades.

En Reynosa hay conglomerados  muy numerosos de veracruzanos. Y en menor proporción en Nuevo Laredo y Matamoros.

Ya han surgido alcaldes de origen jarocho como Arturo Cortez Villada en Nuevo Laredo y  hombre y mujeres hijos de veracruzanos nacidos en Reynosa  han sido actores de la política reciente.

La alcaldesa actual, Maki Ortíz Domínguez, es originaria del estado de Chihuahua.

La frontera es casa o  residencia temporal de muchos mexicanos  o extranjeros que persiguen el “sueño americano” y usan de plataforma de lanzamiento a nuestra entidad. Y esa circunstancia hace muy complicada la zona fronteriza debido a la pluralidad cultural.

Si a ello se agrega todo lo negativo que se da en la sociedad fronteriza, producto de la operación de bandas delictivas dedicadas al contrabando, tráfico de personas, drogas y armas,  la vulnerabilidad de la frontera es mayor.

En éste fenómeno fronterizo, también se da la repatriación de miles de mexicanos y  deportación de extranjeros que se convierten en una población flotante numerosa y riesgosa para la comunidad local.

Riesgosa porque insiste en regresar al vecino país del norte y para ello  busca recursos urgentes sin importar la forma de obtenerlos. Son carne de cañón para los grupos delincuenciales.

Esa es la cruda realidad fronteriza, las dos caras de la moneda. La buena y la mala.

De ahí la importancia de que en ésta etapa de políticas emergentes para la atención del problema migratorio, a Tamaulipas se le doten de las herramientas para salir airoso.

Se requiere que al igual como se enviarán elementos de la Guardia Nacional a la Frontera Sur, se destinen también a vigilar y cuidad con minuciosidad a la frontera norte.

Y que se canalicen los recursos suficientes por parte del Gobierno Federal para que se salvaguarden los derechos de los migrantes.

En esa gestión ante las instancias federales, se encuentra el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca.

De acuerdo a los datos del mandatario tamaulipecos se estima que puedan llegar a la entidad 2 mil 400 elementos de la Guardia Nacional.

Llegarían 600 a cada una de las regiones en que se ha dividido a la entidad.

Ya se han sostenido reuniones con el Secretario de Seguridad Alfonso Durazo Montaño.

A la par deben tejerse las negociaciones y gestiones del Gobierno del Estado y los Ayuntamientos fronterizos de la entidad, ante las secretarías de Gobernación y de Hacienda.

En esa dinámica tienen que participar, de manera conjunta con el Estado de Tamaulipas, los Diputados Federales y Senadores, sin distingos de partidos.

De la acción conjunta para obtener los apoyos para afrontar la contingencia que se viene, dependerá si Tamaulipas sale bien librado o no de ésta delicada circunstancia.

En otro orden de cosas ayer  hubo un modesto festejo en torno al tampiqueño Pedro Granados Ramírez, Coordinador General de Protección Civil en la entidad, en ocasión de su cumpleaños.

Por cierto a esa área las lluvias han ayudado  a cortar el problema de los incendios forestales, pero abre el otro frente,  las emergencias por la llegada de la temporada de tormentas y huracanes.

De hecho se trabaja a marchas forzadas para que los Ayuntamientos integren los Consejos Municipales de Protección Civil.