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LA BENDICIÓN DE SER PADRE

Victoria y Anexas

Ambrocio López Gutiérrez

LA BENDICIÓN DE SER PADRE 

Tener hijos es una gran responsabilidad que te cambia la vida así que hay que considerarlo muy seriamente. Escoger el momento apropiado no es fácil, puede que la economía ayude, que tu pareja no sea la apropiada, que tu trabajo te absorba mucho tiempo, o que valoras mucho tu espacio personal. La realidad es que debes tener todo muy en cuenta, porque tu futuro hijo notará esas carencias. Aquí te contamos, en seis pasos, cómo saber si estás preparado para ser padre.

1) Para empezar debes saber reconocer si es el momento adecuado para hacerlo. Muchas parejas quieren esperar hasta que las condiciones sean ideales, es decir, cuando las condiciones profesionales, emocionales y económicas sean propicias. Pero hay que ser realista todo puede torcerse en cualquier instante, así que esperar que todo se alinee para tener hijos puede que no sea lo más consecuente.

2) Hay hombres que siempre han deseado ser padres, otros miran a los niños con cierta frialdad e incluso hay otros que ni siquiera se lo han planteado. Si tu interés por la paternidad es reciente, es posible que te preguntes si es lo que realmente deseas. También es verdad que, si ya tienes la vida construida, es decir, con un buen empleo, con una relación satisfactoria, un buen hogar, con aficiones, amistades… puede que sea complicado tomar la decisión porque un hijo lo cambia todo. Debes ser consciente de que un bebé te hará perder espontaneidad y libertad.

3) Es conveniente que hagas pros y contras para saber si es el momento de ser padre porque, a pesar de las penas, crear una vida tiene muchas satisfacciones también. La paternidad es una gran experiencia vital, pero tiene su lado negativo: noches sin poder dormir, ruido, falta de tiempo libre y una gran variedad de imprevistos que van a ponerte a prueba a todos los niveles. Pero con el paso del tiempo todo lo que te parece abrumador, será enriquecedor.

4) La paternidad va a suponer un trastorno en tu vida. Tu pareja se pasará 9 meses embarazada y sufrirá muchos cambios que tú también padecerás. Debes pensar si tienes algo de experiencia con niños y si ha sido agradable; si no te has sentido a gusto rodeado de ellos, puede que no sea el momento de tener hijos. Otro aspecto que debes tener muy en cuenta a la hora de saber si estás preparado para ser padre es que la paternidad va a afectar mucho a la vida en pareja por lo que si para ti, tu relación es prioritaria, puede que ser padre no sea lo tuyo. Cuando un niño llega, tiene muchas necesidades que pondrán en segundo plano la relación.

5) Si eres un hombre que disfruta mucho de su profesión, debes considerar muy seriamente que tener hijos es como un trabajo de 24 horas, por tanto, si tu carrera es estresante y exigente es posible que no tengas tiempo real ni energía para afrontar este cambio vital. Piensa en si podrías combinar tu trabajo y la paternidad. Aparte del trabajo, piensa en tu tiempo libre porque tendrás que adecuar tu vida social a la de tu hijo. ¿Lo ves posible? ¿O más bien la idea no te parece?

6) Por último, un punto clave para saber si estás preparado para ser padre es tener la estabilidad económica necesaria para afrontar esta experiencia. Los niños no vienen con un pan bajo el brazo, requieren muchas cosas para ser criados y todo esto, sin dinero, es imposible. Tendrás que planificar tu economía para ver si es factible, evalúa también tu situación económica para ver si estás preparado en este sentido para la paternidad (educacion.uncomo.com).

ESTUDIOS REALIZADOS EN Francia demuestran que la edad promedio para ser papá está alrededor de los 32 años, sin embargo, las últimas estadísticas arrojan que 1 de cada 10 bebés son hijos de padres mayores de 40 años, una cifra que ha aumentado un 18 % en comparación con otras décadas. Según médicos y psicólogos, los padres mayores de 60 años tienen menos tolerancia a las actividades físicas de sus hijos, a quienes perciben como hiperactivos. En los padres de más de 40 años la incidencia de autismo en sus hijos es seis veces mayor, al igual que los problemas de crecimiento (elpais.com).

Aunque existen características biológicas propias de cada sexo, éstas suelen verse también influidas por la propia cultura. Somos padres y madres, hombres y mujeres según lo que hemos aprendido de personas de nuestro propio sexo y del otro, principalmente de los padres. Por eso, cuando uno de las dos faltas, es fundamental que la familia «extendida» (abuelos, tíos, padrinos) supla las necesidades de modelos de los niños. Hoy se tiende a una mayor igualdad en la educación de los hijos: se cuida por igual la seguridad física de niños y niñas, y se aspira a un desarrollo social e intelectual similar para ambos.

Esto resulta sumamente positivo porque si existe mucha rigidez en los roles pueden producirse visiones deformadas de la identidad o provocar que el niño no logre adaptarse a las características exigidas y se identifique con el sexo opuesto. En el otro extremo, obligar a los hijos a transgredir normas culturales, puede hacerlos sufrir. Por ejemplo, vestir a un niño de rosa o impedir a nuestra hija pequeña usar pendientes. En cualquier caso, si ambos nos mantenemos cerca de nuestros hijos desde el comienzo, les estaremos ayudando a crear una identidad completa.

Estas son algunas de las particularidades propias del padre, quien por su condición de varón, y por los roles que normalmente asumen en la familia y en la sociedad, suele proyectar en sus hijos. La comunicación, en algunos casos, es casi sin palabras. Se produce en el compartir un momento, sentir el apoyo, etc. Son vistos por los hijos como más distantes, claros y directos. Por eso, parecen autoritarios, lo que sería negativo, o más capaces de ejercer la autoridad, lo que es positivo. Con papá se habla menos, pero se suele hacer más, Interviene poco y lo hace para tomar decisiones, buscar soluciones prácticas a los problemas. Por ejemplo, si saca malas notas, lo castiga o le plantea un plan de estudio intenso (hacerfamilia.com).

MOTIVACIONES PARA DAR lo mejor como padre:

  1. Juega, diviértete y disfruta de la vida. Cuántas veces nos olvidamos de disfrutar sin prisas, de reír y de celebrar esas pequeñas cosas que no tienen precio y están esperando por nosotros para hacernos sonreír.
  2. Adáptate a las circunstancias. Los niños hacen de cualquier circunstancia una oportunidad para explorarse y convertirla en enseñanza. La próxima vez que te enfrentes a un reto, piensa como un niño, y emociónate en el reto de encontrar una solución que te haga disfrutar de la vida. Hay dos opciones: Sufrir por lo que nunca podrás cambiar, o adaptarte y aprender a ver lo bueno y positivo.
  3. No es cuánto hacemos, sino cuánto invertimos en la acción. Hay cosas que el dinero no puede comprar, una de ellas es la satisfacción personal que se gana haciendo lo que nos gusta. El primero paso a la felicidad es tener el deseo de ser felices. No hay mayor satisfacción en la vida que encontrar nuestra realización personal. Lo demás viene sólo.
  4. La vida es más sencilla de lo que parece. Si vivimos con pasión y entrega cada día, no necesitamos preocuparnos por los resultados. Los niños despiertan, siguen una rutina y viven para crecer y aprender. El único secreto para sobreponernos a las situaciones difíciles a las que nos enfrenta el destino es hacer nuestro mejor esfuerzo y seguir adelante. Todos estamos expuestos a experiencias que parecen insostenibles, pero después de la tormenta, siempre. Siempre sale el sol.
  5. Haz lo que puedas, con lo que tienes, y dónde estés. Nos quejamos de las cosas que nos faltan, y nos olvidamos de agradecer por todo lo que tenemos. El agradecimiento es la clave de una vida de abundancia. Toma todo lo que tienes, y haz lo mejor que puedas con ello. No mires a los lados para compararte, sólo mira arriba para inspirarte, y hacia abajo para dar la mano.
  6. Esperanza. Es la suave voz que susurra “quizás”, a pesar de que el mundo esté gritando que no. Los niños son tercos y determinados. Cuántas veces les decimos “no”, pero lo siguen intentando. No dejarnos influenciar por la negatividad de los otros es algo que debemos mantener. Fe en esa pequeña voz que nos empuja a cumplir nuestros sueños del modo en que nosotros sentimos que es el correcto.
  7. La Fe hace las cosas posibles. El amor las hace simples. Otra gran enseñanza que nos traen los hijos: El verdadero amor incondicional y eterno. ¿Qué será lo que no podemos hacer por un hijo? ¿Cuántos nos hemos transformado para bien y hemos encontrado en esta bendición la motivación para vivir con un propósito?
  8. Todo tiene belleza, pero no todo el mundo tiene la dicha de verla. Es algo que nos permite reconocer la magia de cada cosa, y ver esperanza donde otros sólo verían dolor. Los niños pueden construir un castillo con un poco de agua y arena.
  9. Cuando el poder del amor supere el amor por el poder. El poder del amor no tiene límites, el amor por el poder priva de algo muy importante: el verdadero amor.
  10. Siempre parece imposible. Hasta que se consigue. Dar el primer paso haciendo a un lado la lógica, es la manera de saber cuán lejos podemos llegar. Una característica con la que los niños aprenden a caminar y nos enseñan a vivir en los momentos que con su amor convierten en recuerdos mágicos. (elianatardio.com).

Comencé a tomar conciencia de mi paternidad hasta que mis hijas comenzaron a casarse. Luego nacieron los nietos y comprendí muchas cosas de las que me perdí lo cual me permite afirmar ahora que es falso que los nietos se quieran más que los hijos. En realidad, somos débiles ante los nietos porque deseamos reivindicarnos con los hijos, anhelamos ser reconocidos y aspiramos a ser valorados. Me queda claro que cada padre hace su mejor esfuerzo, sin embargo, nunca es suficiente. (el presente texto sintetiza mi participación en el encuentro sobre paternidad organizado por la Biblioteca Estatal Marte R Gómez que dirige Rosalba Villarreal.

Correo: amlogtz@gmail.com