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LA CULTURA VITAL DE SAMUEL RAMOS

LETRA PÚBLICA

                          LA CULTURA VITAL DE SAMUEL RAMOS

                                      RODOLFO SALAZAR GONZALEZ

Samuel Ramos fue un filósofo mexicano nacido en Michoacán que desde muy joven comenzó a sentir una pasión desmesurada por nuestra nacionalidad y por eso mismo dedicó gran parte de su existencia a estudiar y describir la esencia fundamental que constituye el ser del mexicano, lo mexicano, lo nuestro, lo que constituye esa mezcla hispánica con nuestra nacionalidad que creo la idiosincrasia que nos define y nos caracteriza como personajes complejos que en algunos instantes nos encontramos en el remolino de no saber exactamente quienes somos y adoptamos conductas extranjerizantes o buscamos en el exterior una respuesta a las profundas dudas que nos crea la identidad nacional con la que todos los días no enfrentamos en la batalla diaria del vivir cotidiano.

Recuerdo que en una conferencia que le escuche en el colegio de México en los años 80s a Carlos Fuentes, el brillante escritor nos expuso que el pertenecía a una generación que se sentía herida y dividida por la venta que se hizo de nuestro país a los Estados Unidos en 1847. Jamás cerró esa herida matizo Carlos Fuentes con una pasión desmedida por la territorial dividida que su generación y la nuestra habíamos heredado.

Samuel Ramos es el autor de «El Perfil del hombre y la cultura en México» donde desarrolla un estudio filosófico y por ende deja un legado memorable en formas de textos, ideas y aportaciones institucionales que explican la esencia del comportamiento del mexicano. Fue primero que Octavio Paz, que deambuló casi toda su vida para conocer porque el mexicano le teme a la soledad e inventa cientos de fiestas para reunirse con sus semejantes y hacerle frente al significado de lo que representa estar solo. Paz partió de la tesis que Samuel Ramos desarrolla en su obra para realizar sus ensayos magistrales donde explica y expone que el mexicano carece de identidad y es víctima del temor a la soledad.

El perfil de la cultura mexicana realizada por Samuel Ramos es una investigación de nuestra manera de ser como pueblo, como mexicano; analiza como la cultura del mexicano es proyectada y se extiende a la naturaleza respetándola o degradándola. El espíritu centro de todo mexicano tiene su tabla de valores para edificar la vida. Samuel Ramos pensaba que los valores del humanismo estaba en crisis, en rigor estableció desde entonces que no son los valores los que están en crisis, sino la realización de los mismos. Por esa razón apunta la urgencia de difundir que en México a prevalecido desde hace muchos años (prevalece opinaría yo) el escepticismo y la desconfianza, la independencia y la objetividad en los valores nacionales.

El afirmaba que ese era la raíz de que en los medios intelectuales todos sus integrantes tuvieran la intención de actuar y pensar como si fueran extranjeros, como si necesitasen la aprobación norteamericana o el punto de vista europeo. Este descastamiento científico en última instancia, desubicación espiritual y material a hecho que tengamos una historia, un estilo y una afirmación en donde más que hablar de un sentimiento de inferioridad pensaríamos en un sentimiento de inseguridad que nos hace dudar de que lo hecho por nosotros puede ser reconocido, justamente valorado. Somos víctimas de una cultura de dominación donde se implanta cuando los dominados lo permiten. El llamado «malinchismo» dice Ramos es el deslumbramiento y vasallaje de los extranjero con la denigración de la cultura propia.

Los mexicanos somos una realidad histórica, pero eso no nos impide hablar de nuestras constantes y de cierta estructura permanente que nos rige y nos da norma, es esa regla que nos damos nosotros mismos la que nos mide y nos lleva a ser víctimas de la inseguridad de la que Samuel Ramos apunta para no entrar en el franco reconocimiento a que los mexicanos somos víctimas de un complejo de inferioridad que en opinión de Octavio Paz surgió con motivo de la llamada conquista española que no fue otra cosa más que una invasión en donde se comete genocidio y latrocinio.

Samuel Ramos intenta por primera vez elaborar una teoría en «El perfil del hombre y la cultura en México» haciendo un psicoanálisis del mexicano; expresa con singular agudeza las características de tres tipos sociales que juzga representativos: el pelado, el mexicano de la ciudad y el burgués, trazando así los rasgos del mexicano contemporáneo.

La cultura debe ser vital, Ortega y Gasset (me lo recordó el maestro Francisco A. Villareal) recomendaba que toda sociedad debe de vivir una vida culta, que la cultura debe ser vital. Es decir formar parte de nuestra existencia, con esto evitaríamos la degradación del ser humano y su consecuente explotación que genera enormes franjas de miserables que hoy notablemente en México aumentan en números sorprendentes, más de 50 millones de mexicanos viven en la pobreza.

Por esa razón en su obra hacia un nuevo humanismo Samuel Ramos concluye que se debe restaurar la armonía del hombre en el mundo. El hombre es un ser que persigue fines valiosos; la cultura es un proceso de humanización que surge del hombre y se extiende e irradia a la naturaleza. Por eso la necesidad de que el hombre tiene la responsabilidad de ser fiel así mismo y cumplir su destino y eso se logra en la medida en que el país sea menos dependiente y dominado por otras naciones y participe más de los bienes culturales, mexicanos y muestre un mayor interés en la defensa de la identidad nacional, es decir, de la mexicanidad. Carlos Monsiváis afirmaba que en México en la época de Salinas había nacido ya la primera generación de norteamericanos en México.

Para concluir el filósofo Samuel Ramos estaba convencido que el mexicano ama las fiestas como ningún otro pueblo en el mundo, porque en el fondo la soledad no le hace feliz. Octavio Paz escribió que el mexicano sufre la soledad para evitar un dolor mayor y no perder su autenticidad. Nuestro calendario está poblado de fiestas y en nuestros pueblos se practican con delirio el arte cohetería. La fiestas, termina Paz son el desahogo del mexicano y desahogarse a veces es lujo y derroche creo personalmente.

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