Columnas

La ominosa e inviable Operación mochila

Remache del cambio

Por: Enrique Zúñiga Castillo

La ominosa e inviable Operación mochila

Mucho podrá decirse a favor de la llamada Operación Mochila como procedimiento para prevenir tráfico de drogas y portación de armas u objetos peligrosos en las escuelas. También como paliativo, hay quienes proponen las mochilas transparentes o la instalación de arcos detectores de metales.

Ninguno de los esquemas anteriores es viable. Los dos últimos por notablemente onerosos. Pero vamos con el primero que consiste en esculcar en los útiles de los alumnos en busca de armas, drogas o cualquier instrumento susceptible de usarse para dañar a terceros.

La Operación Mochila atenta contra una de las garantías jurídicas establecidas en nuestra Carta Magna:

“Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento”.

A ver, querido lector, ¿cuál autoridad competente ordena la ejecución de la revista?, ¿Cuál es el fundamento y el motivo para tal práctica?

Más todavía, es la irregularidad incurrida al presumir que niños y jóvenes sometidos al basculeo son presuntos delincuentes. Eso, sin duda, atenta contra la dignidad humana porque los criminaliza. Algunos argumentan que esas revisiones se hacen bajo la premisa de autorización de los padres de familia, sin embargo, los menores de edad son personas merecedoras de un trato decoroso.

El artículo 2 de la Constitución Política configura a la presunción o, mejor dicho, el estado de inocencia, como un derecho fundamental. Así señala: “Toda persona tiene derecho a la libertad y seguridad personales. En consecuencia, toda persona es considerada inocente mientras no se haya declarado judicialmente su responsabilidad”.

Por sí misma la Operación Mochila es inviable por el tiempo invertido en ella. Vamos a suponer que una escuela con 300 alumnos cuya entrada es a las 7 de la mañana. ¿A qué hora debe iniciarse la auscultación para concluir a tiempo de entrar a clases? Vamos a imaginarnos que haya alumnos quienes en sus mochilas portan materiales delicados u objetos que requieren un manejo delicado, para utilizar en las materias, o simplemente los lonches, si en la revisión son dañados ¿quién se hará responsable?

La única solución al problema es que padres de familia y maestros trabajen de la mano en permanente contacto y diálogo. Que juntos detecten las señales de conducta en los educandos para encender los focos de alerta. Esta propuesta cada vez es más lejana de ponerse en marcha porque mayor es el número de padres que se desentienden de la educación de sus hijos y abandonan esa responsabilidad en los pilares de las aulas.

¡Qué suene la banda, Alma!

La insensibilidad y la ignorancia han prevalecido en la decisión de desparecer la Banda Municipal de Música de Altamira Tamaulipas. En contraste, síndicos y regidores han insertado en las listas salariales a hijos, ahijados, sobrinos, cuñados, parejas, guachomas y otros especímenes. Esta política forma la suave brisa del cambio encabezada por Alma Laura Amparán, la presidenta municipal. ¿Pensar en reelección? De que se van, se van.

contrarraya@gmail.com