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La probable caída de AMLO

Escenario político

Por Marco Antonio Torres de León

 La probable caída de AMLO

No sabemos qué va a pasar en el país después del 1 de diciembre.

La llegada de AMLO a Palacio Nacional -ya no a Los Pinos- despierta interrogantes fuertes, pues se cree que fuerzas oscuras empezarían a moverse para intentar descarrilar el tren de la cuarta transformación.

En lo  personal tenemos fe que Andrés Manuel López Obrador cumplirá sus promesas de campaña, que repetía hasta el cansancio y que a fuerza de repetirlas, miles de mexicanos se las grabaron en sus memorias.

Hay una corriente adversa al amloismo que juro por su propia alma vengarse de la terrible humillación que el PRI y el PAN sufrieron en las elecciones del 1 de Julio.

Esa corriente opositora nunca creyó que 30 millones de ciudadanos le darían a AMLO la victoria más holgada en la historia de las contiendas presidenciales, desde tiempo inmemorial.

Sus opositores ya empezaron.

Y hablan claro, «haremos con AMLO lo mismo que los pejechairos hicieron con Peña Nieto, con Felipe Calderón y con otros ex presidentes».

La sed de venganza es palpable.

Empero hay una contraparte inteligente del lado de Andrés Manuel que suele contestar sin miedo a cada ataque y ofrecer sus argumentos.

El ring son las redes sociales, escenario público donde a diario se informa, se desinforma, se tergiversa, se infama, sin aparente contestación.

Ahora bien, debemos aclarar un tema. Una cosa es AMLO y otra es Morena y otra el poder legislativo.

Parecería que Morena desde el poder legislativo, congreso de la Unión, se perfila para convertirse en un ente más banal, más vacío y dado a comportamientos veleidosos que la propia figura presidencial.

Es entendible que los 500 diputados federales desde hoy se sientan con poder suficiente hasta para querer imponer la agenda al propio presidente.

Pues aunque ganarán menos de la mitad de lo que la saliente legislatura ganará, quizá sienten que el poder legislativo debe preservar su autonomía y regirse con independencia.

Para eso están los zorros del PRI y del PAN que llevan años enteros ocupando curules.

También lo más probable es que en MORENA hay Judas Iscariote que olvidarán los ideales genuinos que llevaron a ganar a Andrés Manuel López Obrador la presidencia de la república.

Los diputados Morenistas ya recibieron ayer un regaño de AMLO, donde el tabasqueño los conmina a actuar sin payasadas y con seriedad republicana. Les pide que no se dejen envolver por el poder y que actúen con sobriedad.

Esto es insólito, pero Amlo lo hizo.

Así pues la moneda está en el aire.

Amlo parece estar hecho de hierro, si, pero su bancada de diputados y de senadores, no.

Parece ser que estos dos entes, tienen manos y alma de cristal.

Por ahí podría venir la caída del proyecto transformador del próximo presidente de la república.

Hora de que pasemos a otro asunto.

 

Intitularemos el  siguiente tema como, Un milagro llamado UAT.

 

Mezcla de magia publicitaria y ciencia, la Universidad Autónoma de Tamaulipas ha dado un giro sorprendente a su estilo de vincularse con la sociedad.

Hoy lo hace de manera efectiva, directa y profesional.

No recurre a estratagemas de imagen y publicitarias fallidas, donde claramente el ciudadano común se da cuenta que los operadores no saben qué hacer.

La UAT hace uso magistral de las redes sociales, Facebook, Twitter y otras en boga, de tal modo que su conexión con las mentes cognitivas y en general con las masas estudiantiles, tiene efectos positivos, contundentes e inmediatos.

Alguien dentro de la UAT cuyo rector es José Andrés Suárez Fernández desde comienzos del actual año 2018, está haciendo bien las cosas.

Mas que bien, las está haciendo perfectas.

La buena imagen de la UAT anda por los cielos.

Y si en el pasado fuimos acedos críticos de la forma en que se manejaban los asuntos internos uateños, hoy como periodistas nos toca quitarnos el sombrero. Y reverenciar con él.

La magia y el milagro ocurrieron ya.

Y lo mejor, los beneficiarios de esta sorprendente transformación son las mismas masas estudiantiles.

Y cuando hace años decir UAT era relacionarla de inmediato con porrismo, mafia interna, grupos de choque nocivos y un ambiente oscurantista, hoy se le vincula con ciencia, carreras universitarias, probidad y belleza.

De tal forma que los resultados se notan a simple vista.

Primero que todo, la UAT amplió su mercado de estudiantes de recién ingreso, logrando cifras récord.

Suponemos que es gracias a la buena impresión -en imagen- que causa en los padres de familia que determinan donde estudiarán sus hijos.

Algo está haciendo bien el Rector José Andrés Suárez Fernández, que el cambio ya es notorio.

El manejo de imagen de la UAT como marca es magistral.

Ojalá sigan así los autores del éxito.

Recién acaban de ingresar a las múltiples carreras universitarias de la UAT, si mal no recordamos, poco más de 52 mil estudiantes; o bien, para no errar, mejor diremos que hay esa cifra, cerca de 50 mil estudiantes orgullosamente UAT.

Se trata de un gran salto cuántico que refleja en las universidades del país, pero particularmente en la UAT una clara señal, la del cambio largamente acariciado.

Hoy el lema de la UAT es verdadero, verdad, belleza y probidad.

Atas quedó la nociva imagen que la acompañó durante lustros.