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La última y nos vamos

Tribuna

Por Javier Terrazas

La última y nos vamos

Parece que fue ayer, cuando llegaron con cara de asustados buscando su curul los integrantes de la 63 Legislatura Local, como niños de primaria en busca de su banca.

Pero han pasado ya el 83.34 por ciento de tu tiempo como representantes populares, aunque a algunos les haya pasado casi de noche, por sus escasas participaciones y pobre aportación.

Hoy inicia último de seis periodos ordinarios de sesiones, es decir les falta un 16.66% de su tiempo como legisladores locales,  tiempo que deben aprovechar al máximo sobre todo aquellos que no quieran pasar a la historia como “Diputados del Montón”.

La triste realidad de la LXIII Legislatura tamaulipeca es que muy pocos serán recordados por sus aportaciones propias al marco jurídico estatal.

A reserva de precisarlo en número de iniciativas sustantivas,  el gran legislador de los últimos dos años y meses ha sido el titular del Poder Ejecutivo Estatal, con el amplio número de iniciativas remitidas a través del área jurídica.

Resulta que la fracción parlamentaria del PAN que inició con el plurinominal matamorense Carlos García González  y  prosiguió con el neolaredense de mayoría Glafiro Salinas Mendiola, salieron una mayoría más entreguista, que aquella tricolor que tanto cuestionaban.

En tanto que el PRI, que hace tres años tenía una mayoría menos cómoda, nunca asumió su verdadero papel de oposición dura y madura, bajo la guía de Alejandro Etienne Llano, a pesar de que tiene en su bancada  algunos colaboradores mejor calificados que los adversarios azules.

En tanto que las fracciones más pequeñas, nunca se han hecho notar, ni con aportaciones de calidad propias o por rechazar o cuestionar al PAN o al PRI. Su desempeño ha sido muy gris.

Ni siguiera han servido para darle “sabor al caldo legislativo” como lo hacía en la pasada legislatura el perredista de Nuevo Laredo, Jorge Valdez Vargas.

Entre una mayoría azul más sumisa al alto mando tamaulipeco; una oposición tricolor muy conservadora o temerosa; y unas fracciones minoritarias del PANAL, PMC, MORENA y PVEM (disque independiente), mediocres, se ha ido el tiempo.

Los primeros dos años se caracterizaron por un protagonismo extremo de Carlos García González, que se convertía en el bueno, el malo y el feo de la película en cada sesión, sin dejar mostrarse a sus colegas que se acostumbraron a ser invitados de piedra, pero eso si muy cibernautas.

En tanto que bajo la guía de Glafiro Salinas Mendiola, muy pocos se sacudieron la modorra,  para tener mayor participación.

Tampoco los priístas Alejandro Etienne Llano, Rafael González Benavides, Mónica González García, Anto Tovar García, Copitzi Hernández García o Juan Carlos Córdova, sacaron ventaja a sus capacidades y habilidades para presionar y hacer un contrapeso digno, que aportase mejores resultados en las reformas.

Y no es que se esperara mucho de éste grupo de diputadas y diputados, pero por ser la primera legislatura de alternancia generó expectativas.

Pareciera que les ganó la amnesia, pues muchas de las propuestas del PAN como oposición, en lugar de sacarlas para su aprobación, fueron mandadas a la “congeladora”;  mientras que  la bancada tricolor,  muy pocas veces y muy pocos actores se “han despeinado” en su rol opositor, más bien se la han llevado “nadando de muertito”.

Si usted me pregunta si me gustaría ver a alguno de los actuales diputados en la próxima legislatura, por aquello de que es válida la reelección, la verdad es que hasta ahora ninguno la merece. Salvo su mejor opinión o que alguno de ellos me lo rebata.