Columnas

Las malas noticias no terminan para México.

AL VUELO-Sol

Por Pegaso

        Las malas noticias no terminan para México.

        Sentado en mi nube favorita, acá en la estratósfera, leo con profunda preocupación la noticia más relevante del día: «Detienen a Luis Miguel en Los Angeles».

        Ni la amenaza de Guerra por parte de Corea del Norte, ni los casos de corrupción que le están hallando al Peje, ni las pendejadas de Peña Nieto eclipsaron a El Sol, o más bien,a  la nota relacionada con la captura de ese peligroso delincuente internacional buscado por la Interpol, el FBI, la KGB, la CIA, el M19 y la inteligencia china.

        Lo bueno es que le fijaron una fianza de un millón de dolarillos, que cualquiera los tiene, y salió más libre que una golondrina en verano.

        Luismi se ha negado consistentemente a presentarse a la corte por la acusación de incumplimiento de pago a uno de sus representantes en los Estados Unidos.

        Considera que un sucio tribunal no es digno de su presencia y ha ignorado olímpicamente las órdenes de presentación que le ha girado la jueza que lleva el caso.

        Sin embargo, ahora sí tendrá que presentarse personalmente el 11 de mayo, y si esta vez no asiste, irá derechito al frescobote.

        ¡Imagínense la tragedia nacional que sería ver al ídolo de todos los mexicanos tras las rejas!

        Estaba viendo en Google una semblanza de este cantante.

        Luis Miguel Gallego Basteri, su nombre verdadero, ni niquiera es mexicano, porque nació en San Juan, Puerto Rico, el 19 de abril de 1970, así que quienes lo están juzgando son autoridades de su mismo país, Estados Unidos, puesto que Puerto Rico es un Estado Libre Asociado a la Unión Americana.

        Dícese de Luismi que debutó como cantante en la boda de una de las hijas del entonces Presidente de México, José López Portillo en 1981, gracias al apoyo del otrora poderoso jefe de la policía de la Ciudad de México, el tristemente célebre «Negro» Durazo.

        Ya desde muy chiquillo era vivillo.  Se le veía con sus trajecitos entallados, su melena rubia y lacia, con sus dientecitos de peineta y su cara de niña con pujo.

        La canción 1 + 1= 2 enamorado lo catapultó en el programa de variedades Siempre en domingo, que en aquel entonces dirigía el fallecido Raúl Velasco.

        Raúl Velasco, a quien muchos le decían Raúl Del Asco, no era una perita en dulce.  Por él pasaban las futuras estrellas y él era quien decía quién triunfaba y quién no.

        En cierta ocasión le llegó un filón de oro: Luis Miguel.

        Velasco vio que tenía carisma y facilidad de llegarle a la gente, así que lo impulsó fuertemente hasta que éste alcanzó el estrellato cantando canciones como «La Chica del Bikini Azul».

        En aquel tiempo los reyes del pop en Latinoamérica y parte del mundo eran los chavos  del grupo Menudo.

        Raúl Del Asco impulsó tanto la carrera del nuevo ídolo, que pronto opacó a sus compatriotas boricuas.

        «El Sol».  Así empezaron a llamarlo por su resplandeciente carrera.

        Pronto alcanzó niveles internacionales con producciones holiwoodescas.  El video que acompañó la promoción de «La Incondicional» era una burda copia de la película Top Gun de Tom Cruise, pero le sirvió para lograr sus más fantásticos sueños.

        Yo recuerdo, porque lo vi en la tele cómo Raúl Del Asco se quejaba que ya Luis Miguel ni lo pelaba, a pesar de las constantes llamadas telefónicas e invitaciones a su programa.

        Pronto el altanero conductor supo lo que era tomar una sopa de su propio chocolate y hasta lloró en vivo y en directo, ante millones de tele espectadores porque su engendro ya no lo quería.

        Fue así como el cantante de los dientes de peineta, por cierto, uno de los más parodiados e imitados, se sintió un divo inalcanzable, y ya se llevaba de a patadas en las donas con las más encumbradas celebridades gringas.

        Por sus armas pasaron un montón de artistas famosas, desde Aracely Arámbula hasta Sofía Vergara.

        En la cúspide de su carrera, todavía bella y multimillonaria, llegó a tener fastuosas mansiones alrededor del mundo donde llevaba a sus nuevas conquistas.

        Sí.  Fue envidiado y odiado por muchos.

        Pero como todo llega a su fin, de pronto se dio el lujo de cancelar presentaciones sin previo aviso, dejando colgados a los productores y a los fans con ganas de ver sus cachondos movimientos de cadera y su inmortal frase: «¡Cómo diceeeeee!»

        Las deudas se empezaron a acumular, los excesos comenzaron a cobrarle factura y pronto lo vimos más rechonchito que el Gordo de Molina, con sus cachetitos de marrana flaca y una calvicie incipiente.

        Lo último que se supo antes del escándalo de su detención fue que se hizo una liposucción y se quitó como cuarenta kilos de barriga.

        Un meme en particular me causó mucha gracia:  En una foto se ve a un joven Luis Miguel al lado del ya vetarro Raúl Velasco donde le dice:  «Cuando sea grande, quiero ser como tú».  Y en la foto de enseguida se ve a El Sol con tremendas entradas en la cabeza, casi casi calvo, unas gafas y sus infaltables dientes de peineta a lo Gamundi, casi idéntico a Raúl Velasco, y finalmente la leyenda: «Deseo concedido».

        En un artículo que leí en alguna revista del corazón se mencionaba el triste presente de éste artista, que llegó a ser uno de los más importantes de la farándula internacional.

        El abuso de las drogas fuertes y la vida licenciosa finalmente se reflejaron en él.

        Ya no es el chavo fino, elegante y apuesto, forrado de dólares que atraía a las más hermosas y correteables mujeres.

        Ahora viejo, calvo, cachetón, panzón y para colmo, pobre, dejará de ser el monstruo de egolatría que solía ser, y tal vez, quizá, al final de su carrera sepa lo que es la humildad.

        Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso:  «Partículas suspendidas, procedentes de tales mezclas de material terroso y agua». (Polvo de aquellos lodos).