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Lenguaje rudo

Tribuna

Por Javier Terrazas

Lenguaje rudo

Violencia engendra violencia y lo que está ocurriendo en el país en materia política es un mal ejemplo para el resto de los sectores.

Los partidos políticos, son los entes que la sociedad creó para que los ciudadanos que aspiran a gobernar lo hagan por la  vía pacífica.

Es decir,  en su esencia  y delicada misión están obligados a buscar que las contiendas políticas sean no solamente apegadas a la legalidad, sino que fomenten la legalidad y el estado de derecho.

Cierto que además de lo estipulado por la Constitución y la Ley General de Partidos hay leyes secundarias como las electorales nacional y estatales, que regulan los comicios.

Y que dichas leyes son en su mayor parte genéricas y dejan muchos cabos sueltos y otros abiertos a interpretaciones.

Por lo que son de válidas las denominadas “campañas negras” o mal llamadas “guerra sucia”,  pues todas las guerras son sucias, no conozco ninguna guerra limpia.

El problema es que ésas campañas negras se convierten en los ejes centrales de las campañas y las plataformas políticas de los partidos y las propuestas de los candidatos no trascienden.

En los hechos, son toneladas de “lodo político” lo que se lanzan los candidatos, los jefes de campaña, los dirigentes de los partidos y hasta los gobiernos emanados de diversos partidos.

 Verdaderas batallas mediáticas y jurídicas con mucha información falsa, tendenciosa, que no pasa incluso las confirmaciones.

Muchas de ellas, en las múltiples plataformas de las redes sociales libres de cualesquier control.

El problema es que las campañas y la política se reducen a una lucha de descalificaciones partidistas y personales, que muy poco abonan a la construcción de una política sana que pueda servir para ordenar la política.

Y en esos escenarios es muy difícil que puedan participar las políticas y los políticos de mejor formación, capacidades, experiencia y sobre todo solvencia moral.

Desgraciadamente, en el resto de los sectores de la sociedad se replican muchos de los ejemplos de la política y los políticos, de tal forma que también se contaminan.

Por ello, el país se aleja cada vez más del respeto a las normas jurídicas y la cultura de la legalidad, por lo que difícilmente puede impera en esos ambientes el estado de derecho.

Y las prácticas viciadas, procesos amañados y trampas saltan a otros segmentos,  como el sindicalismo, la empresa y hasta en la educación.

Si la política además de haberse pervertido y ser perversa, es el camino para el acceso al poder público y el ejercicio de las políticas públicas, es muy difícil que ya instaurado el Gobierno se pueda abandonar esa conducta y ser ejemplo además autoridad.

El resultado es que en la calle en lo cotidiano y todos los quehaceres se replican esas conductas de la política y los políticos.

Hasta por las fuerzas del mal que además del plomo, también se confrontan y descalifican con lenguaje rudo.

Para empezar a sanear la sociedad, tenemos que empezar a sanear la política y para ello empezar por los políticos.