Columnas

Lo tumbó el efecto Palmera

Remache del cambio

Por: Enrique Zúñiga Castillo

Lo tumbó el efecto Palmera

La Asociación de Protección Animal de ciudad Madero anunció que su propuesta de fundar una perrera municipal en la urbe petrolera la espera concretar durante el presente año. El propósito es el de recoger a los peros callejeros de los municipios de Madero, Tampico y Altamira.

El líder de la asociación señaló que la perrera municipal tiene un costo de unos 14 millones de pesos y acusó la falta voluntad de las autoridades municipales que antecedieron a las actuales para implementarla.

El tema, apreciable lector, tiene varias décadas planteándose.

Varias interrogantes, se pueden hacer sobre el asunto: ¿Es provechosa una inversión de este tipo en la construcción y operación de una perrera?, ¿Cuál sería la orientación de su funcionamiento? ¿Recoger los perros de la calle para sacrificarlos o fomentar su adopción?, ¿Funcionaría la perrera con personal pagado por el Ayuntamiento o con voluntarios de los organismos protectores de animales?

Finalmente como se pronosticó en esta columna Roberto Salinas Salinas, subsecretario de Medio Ambiente del Gobierno de Tamaulipas, debió renunciar al cargo después haber ocasionado un accidente automovilístico mientras conducía un auto propiedad del gobierno estatal. Simplemente se fue con el efecto Palmera.

Se le da el nombre de “renuncia” pero lo cierto es que fue un cese fulminante. Al inicio del sexenio del gobernador Cabeza de Vaca, el caso Salinas Salinas sirve de mensaje para quienes los empleados y servidores públicos hacen mal uso de los caros oficiales.

El hoy exfuncionario participó primero en un choque contra una camioneta. Cobardemente, luego, se dio a la fuga y finalmente se estrelló contra una palmera de un camellón de una avenida de ciudad Vitoria. Esta semana, seguramente se decidirá el nombre de quien lo remplace.

Remache de ayer

Me encontré una nota de hace más de cuarenta años. Esta información ya la había publicado pero me parece necesario retomarla.

Más de 3 mil perros callejeros fueron sacrificados durante una campaña de exterminio realizado por el Centro de Salud de ciudad Madero. Carlos Parra Castro era quien fungía como titular de la dependencia. Esperaba matar 3 mil cánidos más. La ciudad contaba con más de 5 mil perros en situación de calle. La proporción  con relación al número de habitantes era de un perro por cada ser humano. El Ayuntamiento cooperaba con la campaña enviando personal de limpieza a recoger los cadáveres y con policías que resguardaran a quienes iban ejecutaban la masacre de los mejores amigos del hombre.

Según consta en las páginas del periódico El Sol de Tampico, en el Archivo Histórico de Tampico “Carlos González Salas”, la forma de proceder de los agentes sanitarios consistía en recorrer las calles y darle veneno a los canes hallados a su mortal paso. Los perros dentro de los hogares quedaban exentos de recibir la criminal sustancia.

El propósito de la inmisericorde campaña, según el criterio de las autoridades, era el de evitar que las personas fueran mordidas por los perros callejeros.

contrarraya@gmail.com