ColumnasTitulares

LOS HOMBRES DUROS NO SABEN BAILAR

LETRA PÚBLICA

LOS HOMBRES DUROS NO SABEN BAILAR

          RODOLFO SALAZAR GONZALEZ

El primer contacto que tuve con la obra literaria de Norman Mailer, fue cuando leí su reportaje novelado sobre  las manifestaciones de inconformidad que se habían dado en los Estados Unidos con motivo de la Guerra de Vietnam, que en forma magistral Norman redactó en ese maravilloso texto legendario que le permitió ganar su primer premio Pulitzer: «Los Ejércitos de la Noche».

Después de leer «Los Ejércitos de la Noche» reflejo de los acontecimientos y las manifestaciones en contra de la Casa Blanca, me dediqué a investigar más sobre la obra de Norman Mailer y con el tiempo fui descubriendo a un escritor éticamente contrario a lo que supone la moral norteamericana. Norman Mailer era un hombre que todo podría parecer a la hora de hablar y de beber menos un escritor, y todavía un hombre de principios tan fuertes que lo llevaron a tener serios problemas con la CIA y con los sectores puritanos de los Estados Unidos, que controlan la economía y el poder político de ese país.

El segundo Pulitzer le llegó a Norman en 1980 por su relato de ficción que tituló «La Canción del verdugo» en el que hace una estupenda narración sobre la ejecución de un homicida serial de nombre Gary Gilmore. Muy pronto fui entendiendo que toda la literatura que es prodigiosamente bien tratada por la inmortalidad no es más que la elevación a un nivel artístico como lo es la literatura, de un hecho que irradia brutalidad, desamor y odios, muy propios de la condición humana. Por esta razón encuentro en la obra de Norman Mailer un antecedente que no he leído en ninguno de los críticos especializados sobre el trabajo literario y periodístico de Mailer y me refiero a la influencia que sin duda tuvo en este escritor norteamericano; la vida y la obra de Ernest Hemingway.

El paralelismo que se puede establecer entre estos dos titanes de la literatura universal coincide quizá más que en el arte de crear imágenes literarias se funden en la forma intensa y apasionada como ejercen sus derechos de vida. Norman Mailer no era un ejemplo para la juventud desde el punto de vista de una moral victoriana. Entendida ésta como aquella horrorosa reglamentación  de que el acto sexual solo debiera ser practicado con propósitos reproductivos, sin disfrutarlo y sobre todo sin practicar alguna forma de hacer el amor que a la luz del oscurantismo de esa época pareciera ser un pecado. La Reina Victoria tenía sus razones para imponer esta forma de conducta amorosa. El destino le había jugado una broma tétrica que nunca pudo razonalizar. Virtuosa y generosa como fue, contrajo matrimonio con un caballero elegante y distinguido que desafortunadamente en la plenitud de su matrimonio falleció. Victoria juró mantenerse inactiva sexualmente, porque el amor de su vida la había abandonado. La cuestión es que ésta prohibición que ella se autoimpuso, la hizo extensiva a todas las regiones en donde la corona británica tenía poder y control.

Norman Mailer protestaba contra lo que no le parecía idóneo para la civilización que representaba, fumaba marihuana y recorría los garitos de Nueva York. Hay un libro estupendo en el que Norman Mailer reflejó este tipo de vida a través de un personaje que mata a su esposa, queriendo con esto Norman exorcizar un accidente culposo en el cual una de sus 6 esposas había muerto.

Este escritor era hijo de inmigrantes judíos y su infancia la desarrolló en Brooklyn. Quiso ser ingeniero y entró a la universidad de Harvard, pero en lugar de aprender las materias de esta carrera, Norman se pasaba todo el tiempo en los talleres de literatura, en los que descubrió cuál era su auténtica función en la vida. Ser un cronista de la parte más obscura del sistema norteamericano.

Crítico agudo de la sociedad norteamericana, defensor incansable de las causas radicales de los años 60′, le gustaba autodefinirse como un conservador de izquierda y fue un firme opositor (ya lo hemos dicho arriba) de la guerra de Vietnam, por cierto en muchas ocasiones fue arrestado por participar en protestas contra esta guerra. Son innumerables los textos que dejó para la posteridad, yo me quedo con tres, «Los Ejércitos de la Noche», la biografía sobre «Marilyn Monroe» y esa obra polémica que desató su «autobiografía» de Jesucristo que llamó «El evangelio según el hijo» escrita en primera persona, lo que aumentó el escándalo de los fieles. Existe otro libro también interesante escrito en 1975 y que título «La pelea del siglo» donde narra el combate entre Cassius Clay y George Foremán. Mailer como Ernest Hemingway practicaban el boxeo y en muchas ocasiones Norman se trabó a golpes cuando apareció en televisión en un debate de ideas en 1971 contra Gore Vidal, quien no pudo resistir los golpes este escritor Israelita y salió huyendo de la rabia que le despertó a Norman estar frente de un intelectual que apoyaba la guerra de Vietnam.

Probó suerte como guionista en Hollywood donde fue recibido con prudencia, más bien con temor, que hizo que Norman Mailer finalmente mandara a volar a los titanes del cine norteamericano. Su obra era un auténtico abanico temático desde el apocalipsis del boxeo, la droga, el existencialismo, el fascismo, el miedo, la violencia, Dios, el diablo, el cáncer, la obscenidad, la política, el sexo, la locura que significa la paranoia.

Nadie como este brillante escritor pudo borrar con tanta eficacia las débiles fronteras que separan la realidad de la ficción. Su obra en el periodismo está hecha con la misma soltura y brillo que se advierte en sus novelas.

Polémico como fue en su vida no podemos pensar que muriera en santa paz dándoles el gusto a sus enemigos de que ya no está sobre la tierra. Pensando en todos aquellos que se escandalizaban con su manera de escribir y de vivir, dejó una última novela para que fuera publicada post morten: «El castillo del bosque» que trata sobre las raíces del mal encarnado en Adolfo Hitler en donde el propio Norman Mailer viaja al infierno y entrevista personalmente a Adolfo.

COMO DATO: Una lección de congruencia ética con la ciudad y respeto por el estado de derecho les acaba de dar el alcalde de Ciudad Madero a los dos municipios que forman la zona conurbada de nuestro estado. Presento querella ante la unidad investigadora sobre el presunto delito de peculado en el que incurrieron las autoridades del ayuntamiento anterior del municipio vecino por un quebranto que puede superar los 250 millones de dólares. Lo destacado de este evento, es la discreción con que manejo este tema Andrés Zorrilla, jamás utilizo los medios para hacer un linchamiento público de los ex funcionarios que están involucrados en este hecho lamentable. Alguien tiene que aprender a comportarse con respeto al estado de derecho y sobre todo con ética en el cuidado de los bienes públicos.

E-mail.- notario177@msn.com