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Los neoliberales en desgracia…

El Fogón

Los neoliberales en desgracia…

José Ángel Solorio Martínez

 18 años gobernó el salinismo en Tamaulipas. Representaron esa corriente política conceptualizada por los críticos como neoliberal, en el gobierno del estado, Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington Ruvalcaba y –por prolongación, continuismo y fenómeno transexenal- Eugenio Hernández Flores. Educados en la escuela privada, llegaron pertrechados con todo, menos con vocación de servicio y muchísimo menos, con sensibilidad social.

 Su más grande error, fue creerse todopoderosos.

 Cayeron en ese error, porque las reformas estructurales –así le llamó el Presidente Salinas a la privatización de TELMEX, del Ejido, y algunas otras instituciones más- arrasaron con muchas estructuras sociales que debilitaron el tejido sociopolítico regional.

 Tamaulipas, por su estructura económica, resultó una de las entidades que mayores impactos sintió por esos cambios en la política económica del gobierno federal. El golpe a Joaquín Hernández Galicia, -la Quina- enmarcado en la estrategia de acotar al Sindicato para privatizar PEMEX, eliminó uno de los factores de autoridad que competía en fuerza con los gobernadores tamaulipecos.

 (Sólo con el 2 por ciento de lo que se pagaba en contratos -por ley PEMEX debía entregar al Sindicato ese monto en dinero constante y sonante- era suficiente para visualizar a los petroleros organizados como una agrupación con altos perfiles de presión).

  Por muy poderoso que se sintiera el gobernador, tenía que acordar y negociar con La Quina. Sobre todo, los asuntos del petróleo y la mayoría de los cargos en lo que él llamaba el Sólido Sur: Tampico, Altamira y Madero.

  La red de las burocracias obreras, fueron arrasadas por la fuerza de la Federación. Pedro Pérez Ibarra, Reynaldo Garza Cantú, Juan de la Rosa Alba, Agapito González, y Diego Navarro fueron despedazados por el salinismo.

 Los neoliberales –Cavazos, Yarrington y Geño- llegaron a una entidad lisa, rasa. No encontraron obstáculos. Gobernaron, en forma unilateral, unipersonal y hasta grotescamente.

 A los neoliberales, los hizo bandidos la ocasión.

 ¿A quién rendir cuentas?..

 ¿Quién en ese escenario podía contradecir las formas de gobierno de un gobernador sin contrapesos?..

 Hicieron lo que quisieron con el gobierno y con el dinero del gobierno.

 Controlaron todo. La política y los negocios. La política buena y la política mala; los negocios buenos, y los negocios malos.

 Se aliaron a los grupos antisociales sin recato ni pudor. Era tanto el poder que decían sentir, que se asociaron con quien no debían.

 En un afán por sacar del juego de la política a los pobres, privatizaron el voto ciudadano –le pusieron precio y arrinconaron a los actores que sin recurso hicieron política en el desierto- para ser ellos los notables ciudadanos, dueños de la autoridad y el mando en la comarca.

  Esa ambición, los llevó a ensuciarse las manos.

  Sus Procuradores, fueron la caja chica más generosa.

  Aquí la diputada federal, Paloma Guillen Vicente, tiene mucho que explicar sobre el enriquecimiento del ex gobernador Tomás Yarrington. Ella fue, Procuradora de Justicia de Tamaulipas, en lo más sonriente de la administración del matamorense.

 Lo mismo el reynosense Oscar Luebbert Gutiérrez, que hizo su carrera bajo la sombra de Yarrington y de Cavazos Lerma. Al igual que sus compañeros de equipo, este economista reynosense sabe mucho de los tesoros escondidos de Yarrington.

 Como mucho tendrán que decir, Eugenio Hernández Flores que recibió la gubernatura con una deuda de casi 700 millones de pesos que nunca se supo dónde paró ese dinero, y el hoy panista Esteban González –Tesorero en el gobierno de Yarrington- que manejó a discreción los dineros de los tamaulipecos.

  Todavía, veremos correr mucho cieno bajo el puente.

  Los neoliberales tricolores, están en desgracia.

  Faltan todavía, los neoliberales de derecha.

  Esperemos.

  A ver, quien se decide, a cerrar la puerta de la crujía…