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Madres y maestros.

Tribuna

Por Javier Terrazas

Madres y maestros.

Mayo es y ha sido un mes especial para los mexicanos. Es el mes en que los mexicanos festejamos a la madre y al maestro.

Dos personajes que son fundamentales para la construcción de una sociedad con buenos ciudadanos.

La madre como pieza fundamental en la familia y el maestro como elemento central en la escuela.

Por tanto, son dos figuras esenciales que como comunidad debemos cuidar y proteger.

Proteger a los protectores parece una contradicción. Pero así debe ser para que  ellos puedan realizar su misión de una mejor forma.

Por  ello, en el marco de éste mes y en medio de éstas dos fechas tan significativas, debemos reflexionar y analizar ¿Qué estamos haciendo por ellos?.

Extraño, verdad, desde las políticas públicas no integramos a éstas figuras como los ejes centrales, de tal forma que no pueden desempeñar bien su función.

Y el resultado de esta inadecuada planeación es que tenemos cada vez más familias desintegradas y escuelas desatendidas y vulneradas por  el entorno delincuencial.

Ante esa realidad, la respuesta de los Gobiernos Federal, Estatal y Municipales, es casi en forma unánime, formar cuerpos policiales de todos los niveles,  más armados, capacitados y mejor pagados para hacer frente a la delincuencia.

Grave situación, pretender mejorar la sociedad a través de la Fuerza Pública.

Esa ruta de la fuerza es la más cara, la de mayor costo social y la más larga, pues no se atienden las causas, solamente los efectos.

El mes de mayo, pues, el mes que dedicamos a rendir homenajes y festejar de diversas formas a las madres y los maestros,  más allá de los abrazos y regalos, debemos profundizar el diálogo con ellos.

¿Qué madre no quiere que su hijo sea un buen ciudadano y le vaya bien en la vida?

¿Qué maestro no desea que sus alumnos lleguen a ser buenos profesionistas y benefactores de sus familias y las comunidades que los vieron crecer?

Son ellos, por tanto, los pilares en los que toda sociedad de bien, tiene que cimentar su futuro. No en los policías.

Cuidemos por tanto a las madres en todas sus etapas. Cuando son jóvenes para que procreen hijos saludables; en la edad intermedia para que guíen bien a los hijos; en la madurez para que velen por los padres y disfruten a los nietos.

Hay que darles mejor calidad de vida con políticas públicas más orientadas a su bienestar, salud y esparcimiento. Con entornos laborales saludables.

Igualmente, como sociedad, tenemos una deuda histórica con los maestros. La dignificación de sus salarios es fundamental, así como darles seguridad social, vivienda y una jubilación decorosa.

No es justo que un policía gane más que un maestro.

Como tampoco es justo que las madres no sean el eje central de las políticas públicas para la construcción de una sociedad sana.

Tiempo de enderezar el rumbo.  Esa sería una verdadera cuarta transformación.

Felicidades a todas las madres,  con un día de rezago. Y un abrazo a los maestros con cuatro días de anticipación.

La Familia y la Escuela, son las dos instituciones más importantes en la formación del hombre.