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Matar la «gallina de los huevos de oro»

Tribuna

Más allá de las pasiones y emociones por la defensa del agua para su aprovechamiento integral y equitativo a lo largo de la Cuenca del Río Bravo, tiene que valorarse además el impacto de la productividad agrícola en las economías regionales.

Y el Gobierno Federal, así como las entidades de la República tienen en sus bancos de datos la información relevante y precisa de ello.

De acuerdo al Sistema de Información Agroalimentario y Pesquero, que se nutre de las aportaciones que hacen las Secretarías de Desarrollo Rural de los Estados y la Secretaría de Desarrollo Rural Federal, le aporto algunos valores dignos de análisis.

Tomo como referencia el año 2012 por dos razones, para no generar polémica por los tintes partidistas de que ahora se barniza el problema; y, porque en ese periodo la restricción de agua no fue tan severa e impactaba en la caída de las cosechas.

Para que se dé una idea de lo que aporta el sector agrícola a la economía nacional, ese año la producción tuvo un valor de 410 mil millones de pesos, en los 2 mil 457 municipios del México lindo y querido.

Pero no todos producen en forma similar por las diferencias y contrastes en las regiones y la poca disponibilidad de agua en la mayor parte de ellos.

De acuerdo a un análisis de las autoridades federales 35 municipios que tienen el 12.5% de la superficie abierta al cultivo  en el país, aportan el 25 por ciento de la producción nacional. Es decir, son los más rentables.

De esos 35 municipios, la mayor parte cuentan con zonas de riego y una buena parte de los campos agrícolas son irrigados.

La ubicación de estos municipios se encuentra en valles de diversas regiones del país. En Sinaloa se encuentran 7,  en Michoacán 7, en Sonora 5,  en Chihuahua 4,  en Tamaulipas 3, en Baja California 2, en Guanajuato 2,  en Baja California Sur 1, en Colima 1, en Estado de México 1, en Nayarit 1, y en Zacatecas 1.

Obvio que en los municipios de los estados que se encuentran en los estados del norte del país se encuentran en valles que son irrigados por los ríos Tijuana, Colorado y Bravo, de aprovechamiento bilateral por México y Estados Unidos, de acuerdo al Tratado Internacional de Aguas de 1944.

En el caso de Chihuahua, a pesar de que tiene 4 municipios agrícolas entre los 35 más rentables  del país, Cuauhtémoc (10), Ojinaga (26), Namiquipa (29) y Buenaventura (32), solamente Ojinaga recibe agua de los afluentes del Río Bravo.

Y como se puede apreciar, del estado grande del norte del país, integrado por 67 municipios, no aparecen entre los más rentables Delicias, Meoqui, Cárdenas o Camargo, donde los usuarios de los distritos de riego 05 y 90 han emprendido una «defensa del agua» de las presas La Boquilla, Las Vírgenes y El Granero, evitado que el líquido fluya a la parte baja de la Cuenca del Río Bravo.

Ello tiene prácticamente secas a las presas internacionales La Amistad en Coahuila y La Falcón en Tamaulipas, mismas que abastecen para los usos doméstico  industrial a todas las ciudades fronterizas desde Acuña, Coahuila a Matamoros, Tamaulipas, además del compromiso internacional con Texas, Estados Unidos (431 millones de metros cúbicos anuales); y el Distrito Bajo Río Bravo de Tamaulipas ( mil 183 millones de metros cúbicos anuales).

Mientras que en el caso de los tres municipios agrícolas más rentables de Tamaulipas, de los 35 nacionales, aparecen Río Bravo en el sitio 13, Matamoros en el lugar 18 y San Fernando en el 21.

De esos tres, los dos primeros, Río Bravo y Matamoros, tienen parte de sus superficies agrícolas dentro del Distrito de Riego 205 (Bajo Río Bravo conformado por 202 mil hectáreas).

Río Bravo, tiene una superficie agrícola de 156 mil 896 hectáreas, el 79 por ciento con riego y produce principalmente sorgo de grano que equivale al 77 por ciento de sus cosechas, con rendimientos superiores a las 5 toneladas por hectárea. El valor total de su producción agrícola es de 2 mil 667 millones de pesos por ciclo.

Matamoros, por su parte, con 150 mil 867 hectáreas agrícolas, tiene irrigación en el 66 por ciento de los campos, produce sorgo principalmente (85%) con rendimientos cercanos a las 4 toneladas por hectárea. Su valor global de cosechas anuales es del orden de los 2 mil 064 millones de pesos.

Aunque San Fernando, es 100 por ciento temporalero, también figura en el sitio 21 nacional como fuerte en su aportación agrícola. Siembra 195 mil 052 hectáreas la totalidad de sorgo con rendimientos promedio de 3 toneladas por hectárea y un valor de producción anual de mil 972 millones de pesos.

Ese es el peso de los tres municipios agrícolas más importantes de Tamaulipas en el escenario nacional.

Y en el caso particular de las zonas de riego, como puede apreciarse, el Distrito 025 Bajo Río Bravo, con sus 202 mil hectáreas, teniendo el recurso agua suficiente para la programación de sus riesgos (mil 183 millones de metros cúbicos), es uno de los más rentables del norte del país.

Dejar a esta región de Tamaulipas sin el agua suficiente para su viabilidad como zona agrícola de riego, es tanto como «matar a la gallina de los huevos de oro» en la granja nacional llamada México.

Un factor, que debe valorarse y considerarse por parte del Gobierno Federal  a través de la Comisión Nacional del Agua a cargo de Blanca Jiménez Cisneros,  análisis en el que no debe ser ajena la SADER, donde se supone manda Víctor Villalobos Arámbula.

Y obvio, argumentos que deben pero sobre las mesas de negociaciones los productores del país, en particular los de Tamaulipas,  las autoridades estatales y el propio gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, si es que le entra en serio a defender a los agricultores fronterizos de Río Bravo, Matamoros, Valle Hermoso y su terruño, Reynosa.